Capítulo Trigésimo Cuarto

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- ¿Está hecho? - Preguntó al teléfono 

- Así es señor... En estos momentos, Alonso Rivas debe estar muerto. 

- Mantenme al tanto de lo que suceda.

- Esta bien. 




Casa de Cristina 

Cristina salió al jardín con una bandeja en sus manos y dos refrescos, increíblemente su humor iba mejorando, y ella estaba segura que se debía a la presencia de Dionisio. Lo observó hablar por teléfono, su perfil estaba serio y ella suspiró al ver lo fácil que resultaba tenerlo cerca. 

- Mantenme al tanto de lo que suceda. - colgó

- ¿Con quién hablabas? 

- Nada... Solo... Cuestiones de trabajo. - ella sonrió y sacudió la cabeza. El la miró con intensidad y se sentó para atraerla tomándola de la cintura. Ella se dejó, en sus rodillas lo observó y acarició su cabello. - ¿Está sola esta casa? 

- No... No lo está... Está llena de gente. 

- Que mal... - Tomó sus labios con suavidad en un beso, y después la miró - Lamento que el maldito de Alonso te golpeara. 

- Ya no hablemos de eso... Mejor cuéntame cómo te fue en tu viaje.

- Todo resuelto. 

- Entonces quizás puedas tomarte unos días, y planeamos esa salida que... - El la tomó de la nuca y no la dejó terminar, la besó con pasión. - Lo que tu quieras encanto. 




Al mismo tiempo... Hospital

Lo observó de espaldas a ella, hablando por teléfono, y no pudo evitar pensar que era el hombre más atractivo que había conocido, y que ella lo había perdido. Pero nada era imposible si se hacia el mayor esfuerzo. Hablaba con semblante enojado, ella se acercó con una sonrisa. 

- Mantenme al tanto de lo que suceda. - Colgó

- Que bueno que te encontré... Mucho trabajo? - dijo señalado el teléfono que llevaba en sus manos, Heriberto miró a Leonela fijamente. 

- Algunos problemas, que parecen estar resolviéndose... ¿Qué haces aquí?

- Vine a raptarte... Vamos a comer juntos, y espero no me digas que no. - Heriberto achicó los ojos. 

- Leonela, creí que sabías que estoy comprometido con Victoria. 

- No estás casado. - ella se acercó y posó sus manos sobre el pecho, lo acarició con sensualidad y se acercó poniéndose de puntillas. El la retuvo con fuerza de los brazos. Pero ella se deshizo con suavidad y se lanzó a su cuello, tomando sus labios con desesperación. Heriberto se sorprendió un momento, pero enseguida la separó con decisión. Sin embargo un par de ojos los vio y malinterpretó todo. 

- Ya basta, Leonela. 

- Aún tenemos química. 

- Madura... Lo nuestro funcionó. Ya basta de tu insistencia en crear estas situaciones. No deseo regresar el tiempo atrás. Amo a Victoria y...

- Te conozco.. Solo estás con ella porque está embarazada... 

- No sabes nada de mi. 

- Estabas ansioso por tener un hijo conmigo... 

- Porque te amaba... Deseaba crear una familia junto a ti. 

- Aún estamos a tiempo - Dijo Leonela acercándose pero el la detuvo

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora