Capítulo Cuadragésimo Séptimo

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La ambulancia llegó al lugar al instante, Victoria temblaba y estaba pálida, los dolores se hacían cada vez mas intensos y mas seguidos, Heriberto había actuado con prontitud sin quitar una expresión de angustia de su rostro, cosa que hacía que Victoria se sintiera mas indefensa. Al verla sangrar se había enfundado unos pantalones y tomado un par de guantes de su maletín, le había pedido con suavidad a Victoria que se recostada y la examinó, su rostro no había mostrado ninguna expresión, sin embargo  luego de quitarse los guantes había tomado el teléfono y pedido una ambulancia urgente. Después de ayudarla a vestirse y decirle unas cuantas palabras tranquilizadoras que para Victoria poco significaron, sobre todo al ver el pálido rostro de su esposo; la ambulancia llegó a recogerlos.

- Llamaré a tu padre - Dijo Heriberto tomando el teléfono. Victoria lo detuvo con una mano.

- No. Llama a Cristina. Ella le dirá - Después del infarto de su padre, ambas temían que su padre recayera. Heriberto marcó el teléfono de Cristina, sin embargo estaba apagado.

- Está apagado. - Victoria sintió una contracción una vez más, él tomó su mano frustrado por no poder mitigar su dolor. - Respira mi amor.

- Tengo miedo - Le dijo Victoria con voz temblorosa. El le sonrió pero no de alegría, había temor en sus ojos.

- Todo va a estar bien.



Departamento de Dionisio

Verla dormir era tan placentero, sus facciones bajo el efecto del sueño, eran perfectas. Dionisio le tocó la mejilla con sus dedos, y siguió el contorno de su rostro, era tan suave, la amaba tanto. ¿Como había sido capaz de dejarla una vez? Era una pregunta a la que jamás le tendría una respuesta  lógica. Ella se movió y una sonrisa apareció en su rostro, abrió los ojos lentamente y se le quedó mirando con una mirada amorosa.

- Buenos días... - La voz de Dionisio dejaba entrever el profundo deseo que sentía y ella sintió como su miembro se alzaba, se sonrojó un poco y a él le encantó.

- Buenos días, ¿llevas mucho tiempo despierto?

- Lo suficiente para comprobar que eres más hermosa de lo que creí. - Ella sonrió con alegría y él la besó con suavidad al tiempo que acariciaba su rostro. Luego pegó su frente a la de ella. - Tengo que ir a hablar con tu padre

- No es necesario.

- Quiero hacerlo - El jugó con su cabello, lo acarició, lo olió, lo besó - Quiero que no te quede duda que esta vez haré las cosas bien. - Ella lo abrazó y besó su cuello.

- Si es importante para ti...

- Lo es. Además debo hablar con Acacia - con sus dedos acarició el pecho de Cristina y ella gimió al sentir el toque sobre su pezón. El bebé pateó con fuerza y Cristina se dobló un poco, él la miró alarmado y ella rió.

- Tenemos hambre. - Él se levantó entonces

- Prepararé algo para desayunar. - Ella se estiró y se levantó con la sabana alrededor, buscó su teléfono y lo encendió; fruncio el ceño. Él se colocaba un pantalon y se dio cuenta, - ¿Que sucede?

- Tengo unas llamadas perdidas de Heriberto. - Le marcó - Heriberto, buenos días... ¿Como dices?... - Dionisio se acercó a ella al verla cambiar de expresión. - Voy para allá. - Colgó la llamada, y lo miró con ansiedad. - Victoria está en el hospital.


Hospital

- ¿Cómo está? Dime la verdad - Heriberto le habló con ansiedad a su amigo y mejor obstetra del hospital. Ambos observaban a través de las paredes de vidrio a Victoria con una enfermera.

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora