Capítulo Vigésimo Quinto

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- No me das miedo... 

- Yo que tú... Me lo pensaría dos veces antes de seguir en esta posición. - Cristina se interpuso entonces entre ambos para separarlos. 

- Ah ya basta con los dos... Esta es mi casa y nadie va a matar a nadie en ella... Y nadie va a quitarme a mi hija... Llevamos años divorciados Alonso, ya deberías aceptar que no tienes derecho sobre mí. - Recordar su imagen en el espejo, había logrado que Cristina adquiriera valor para expresar lo que pensaba y sentía 

- Vas a arrepentirte de esto Cristina... Te juro que no descansaré hasta alejar a Acacia de ti - Un grito ahogado se escuchó desde la escalera. Los tres adultos voltearon a ver de donde provenía y el rostro aterrado y pálido de Acacia los miraba desde lo alto. 

- ¿Papá..? 

- Acacia... - Dijo Alonso acercándose

- ¿Por qué quieres alejarme de mamá? - Sus ojos se llenaron de lágrimas y Cristina maldijo a Alonso internamente. 

- Hija... Siempre has dicho que vivir conmigo te gustaría... 

- Pero no quiero alejarme de mamá... - Dijo bajando temblorosa - ¿Por qué dijiste eso? - Alonso apretó las manos con fuerza y suspiró frustrado. 

- Tu madre no piensa razonablemente... Ahora mete aquí a su amante... No es buen lugar para ti querida. 

- Alonso... Ya basta 

- Mi mamá no tiene ningún amante - Dijo Acacia con el ceño fruncido

- Este hombre... - Dijo señalando a Dionisio - Es su amante... Querida ¿no te das cuenta? - Acacia miró a su madre con expresión interrogante y Cristina temió que se notara en su rostro lo que hacía momentos estaba haciendo con Dionisio. Por suerte Acacia parecía decidida a defenderla. 

- No me gusta lo que dices papá... 

- Cariño... 

- No quiero hablar contigo - Dijo corriendo escaleras arriba, con lágrimas en su rostro. Cristina resopló con desdén.

- ¿Te das cuenta lo que hiciste? Heriste a tu hija... 

- Esto es tu culpa...

- No vengas a querer endosarme culpas que son tuyas exclusivamente... Te pasaste nuestro matrimonio haciéndome sentir desdichada, y te has vengado de mí por tener el valor de separarme. Pero no te voy a permitir que le hagas daño a mi hija. 

- Esto no se va a quedar así Cristina, te lo juro. 

- Vete... - Alonso se acercó con furia y Cristina dio un paso atrás, Dionisio estaba alerta a cualquier movimiento, pero la dejó librar su batalla. 

- Espero entiendas que las consecuencias deberás asumirlas - Le dijo con voz letal

- Lo mismo te aplica - Dijo Dionisio entonces al verlo amenazarla. Alonso salió después de mirarlos a ambos con furia. Cristina se relajó al verlo salir pero miró con enojo a Dionisio. 

- Ya basta de amenazar a la gente con matarlos... - Dionisio encogió los hombros 

- Es una costumbre... 

- Pues deberías saber que es una fea costumbre - Dijo suspirando con pesar 

- Quizás pueda buscar otras amenazas igual de efectivas, pero que no impliquen la muerte - Dijo con voz suave mientras se acercaba y le colocaba un mechón de cabello tras la oreja. Ella sonrió y sacudió la cabeza. De repente se puso seria. 

- Debo hablar con mi hija. - El asintió y le tomó una mano. 

- ¿Querrás cenar conmigo esta noche? - Ella se sonrojó sin poder contenerlo. 

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora