Capítulo Decimotercero

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La sala de espera de la emergencia del hospital estaba atiborrada de gente, esta fría como un congelador, y Cristina temblaba... Mas por el temor que por el mismo frío. Su padre estaba sentado en un sillón, retorcía sus manos con angustia y estaba mas pálido aun que cuando recibió la noticia. Acacia estaba sentada junto a Fernanda quien no había hablado desde que Osvaldo la había llevado al hospital. Nadie decía nada, Heriberto no salía a dar informe sobre el estado de Victoria y Cristina estaba mordiendo sus uñas de la ansiedad. Una voz profunda le habló al oído desde atrás. Ella no se volteó, no dejo de ver la puerta de emergencias.

- ¿Como estás?.. - Dionisio los había llevado hasta el hospital, y se había quedado callado en un rincón, sin embargo ver a Cristina caminar de un lado a otro, lo hacía sentir impotente.

- Por qué no salen a decirnos algo? - Dijo frustrada, al tiempo que se abría la puerta y Heriberto salía con expresión severa, Cristina corrió hacia el, todos se levantaron y formaron un circulo de rostros ansiosos. - Que pasó? Como está ella?

- Como está mi hija, Heriberto? - el galeno suspiró cansado - Victoria sufrió un fuerte dolor, por la localización y como se presentó inicialmente parecía un infarto.

- Dios mio... - Juan Carlos se tambaleó y Osvaldo lo sostuvo.

- Apenas llegué la evalúe y no era un problema cardíaco, llamé a un colega gastroenterólogo, la examinó... Es una ulcera gástrica perforada.

Cristina tembló y Dionisio la sujetó por sus brazos con suavidad, Heriberto vio entonces a su hermano y entrecerró los ojos con suspicacia, Dionisio le mantuvo la mirada.

- Se va a morir mi mamá? - preguntó Fer en un susurro, Heriberto miro sus ojos brillosos y muy abiertos.

- Está siendo preparada para cirugía, el especialista a cargo es uno de los mejores de México, de mi total confianza... - El rostro de Heriberto sin embargo demostraba lo preocupado que estaba. Frunció el ceño al ver a Juan Carlos... - Estás muy pálido... Te sientes bien??. - El hombre mayor respiró hondo y asintió, sin embargo Heriberto hizo señas a una enfermera. - Por favor... Lleva al señor Maldonado a una habitación y hazle un electrocardiograma...

- Estoy bien...

- Déjame decidir eso a mi... Recientemente tuviste un infarto.

- No me iré sin ver a mi hija...

- No podrás verla, hasta después de la cirugía, no seas terco.

- Papá... Te lo suplico... Hazle caso a Heriberto. - Juan Carlos vio la angustia en su hija y acepto de mala gana. Cristina lo acompañó, pidiéndole a Osvaldo que se encargara de Fernanda y Acacia. Heriberto se plantó frente a Dionisio y lo miró fijamente.

- Que haces tu aquí?

- Acompaño a Cristina...

- De donde rayos conoces tu a Cristina? - Dijo Heriberto entre dientes. Mientras alejaba bruscamente a su gemelo para no ser escuchados.

- Eso es asunto mio...

- Aléjate de ella, Dionisio...

- Vas a obligarme... "Hermano" ? - Dionisio se irguió enojado y ambos se miraron desafiantes.

- Cristina es una buena mujer... No permitiré que le hagas daño.

- Ve a salvar vidas.. "Doctorcito"... Será mejor que no intervengas - La voz de Dionisio sonaba letal.

- Mántente al margen.. Si tengo que usar lo que sé, para alejarte de ella... Lo haré. - Dionisio lanzó su mano abierta contra el pecho de Heriberto y el se mantuvo firme a pesar del golpe, Dionisio miró a los lados, eran muchos en la sala de espera, sonrió sin alegría, y le palmeó con dureza el pecho.

- Haz tu trabajo y déjame en paz... Cristina deja de ser asunto tuyo desde ahora. - Los ojos de Dionisio iguales a los de Heriberto lo miraban centelleantes de furia. Entonces se apartó para hacer una llamada. Heriberto trató de recomponerse y se dirigió a la habitación de Juan Carlos, Osvaldo había escuchado la conversación, sin embargo no supo como interpretarla.




Habitación de Hospital

- Debes estar tranquilo... Todo va a estar bien... - Cristina trato de tranquilizar a su padre, no muy convencida de lo que decía. - La enfermera retiró los electrodos y en ese momento entró Heriberto. Ella le entregó el papel y el lo examinó minuciosamente., Cristina preguntó entonces - Todo bien? Algún cambio?

- Todo parece estar en orden... - Juan Carlos se sentó y se colocó la camisa.

- Quiero ver a mi hija...

- Acaban de informarme que ya entró a quirófano. Solo queda esperar... Por qué no descansas acá... Y yo te avisaré. - Juan Carlos iba a protestar.

- Todos nos quedaremos acá... Iré a buscar a Fer y Acacia. Por favor papá... Lo que menos quiero es que te pongas mal. - Una lágrima rodó en la mejilla de Cristina y su padre suspiró y asintió. Cristina salió y Heriberto la siguió.

- Cristina... Espera... Tenemos que hablar...

- Ahora no... Por favor .. Solo me importa que ella esté bien... - Heriberto asintió. En la sala de espera Cristina, dio instrucciones a Acacia y Fernanda para que entraran a la habitación. Ellas obedecieron y fueron seguidas por Osvaldo. Dionisio se acerco a ella.

- Todo bien con tu padre? - Cristina asintió

- Deberías irte - Dionisio achicó los ojos y observó a Heriberto que lo miraba desde lejos.

- Quieres que me vaya? O mi querido hermano, es quien ha tomado esa decisión? - Cristina frunció el ceño sin comprenderlo.

- En la habitación solo pueden estar familiares... - Dionisio soltó el aire y se acercó mas a Cristina. Tomó su mano con firmeza y delicadeza, ella se trató de soltar, pero el se lo impidió. Sus ojos recorrieron el rostro femenino, deteniéndose en sus labios. - Gracias por lo que hiciste por mi.

- Cuando quieras... - Dionisio sin dejar de soltarle la mano, subió la otra y la colocó en su cuello, la acercó con firmeza y ella se tambaleó y su mano automáticamente reposó sobre el pecho masculino para sostenerse, el acercó su rostro al de ella y le susurró sobre los labios. - Esto es solo para dejar un punto claro. - Le dio un beso suave y rápido, que dejó petrificada a Cristina, quien al separarse, le plantó una cachetada. Heriberto se acercó con rapidez y se colocó entre ella y Dionisio. Ambos hermanos se miraron, midiéndose.

- Espero hayas entendido lo que significa la cachetada de Cristina.. - Dionisio ignoró a Heriberto y miró a Cristina, quien no salía de su asombro.

- Y yo espero que a ti te haya quedado claro lo que significaba mi beso... - Heriberto comprendió que Dionisio estaba delimitando su territorio.

- Ya basta! - Cristina se interpuso entre los hermanos. - Vete Dionisio... Por favor! - El miró la angustia en los ojos de Cristina, y no pudo evitar sentir cierta desazón, había querido dejar claro que Cristina seria suya, Heriberto podía apartarse por las buenas, o por las malas. El sólo roce de sus labios... Lo desestabilizó, haciéndole sentir cosas que nunca había sentido... Y por lo cual no podía etiquetar. Apretó los puños y miró a Heriberto con intensa furia, Cristina levantó la barbilla y enarcó una ceja esperando que Dionisio decidiera irse. Después de unos segundos interminables donde ambos hombres se observaron en silencio perturbador, Dionisio se dio la vuelta, con la firme convicción de conseguir que Cristina le eligiera. Cristina no sabia que estaba conteniendo la respiración, cuando Dionisio se fue, se volvió a Heriberto y soltó el aire que contenía.

- Deberías alejarte de Dionisio - Cristina frunció el ceño.

-Estas alertándome acerca de tu hermano?

- Así es... Lo mejor es que no tengas ningún contacto con el - El teléfono de Heriberto sonó y el observó la pantalla y contestó rápidamente. - Dime... Voy para allá... Es Victoria. - Cristina abrió los ojos asustada.

- Que sucedió??? Algo malo??? Esta bien??? - Heriberto le tomó las manos.

- Iré a verla... Cauterizaron el sangrado, pedí que me llamaran cuando estuvieran operándola. - Cristina le miró con ojos suplicantes.

- No la dejes morir...

- Ella no morirá...

- Lo prometes? - Como médico estaba consciente que asegurar a un familiar que el paciente sobreviviría era imposible... Pero Heriberto pensó en sí mismo, y en que la vida sin Victoria era inimaginable.

- Te lo prometo - Cristina se abrazó a él, y el la consoló unos segundos, luego le sonrió y corrió a cambiarse. Cristina se abrazó a sí misma y en silencio pidió a Dios que Victoria se recuperara.



Horas después, ya en recuperación, Victoria comenzó a despertar, a medida que el efecto de la anestesia pasaba, gimió y la figura a su lado se levantó rápidamente y se acercó a ella. Heriberto le tomó la mano y con la otra mano acarició su cabello.

- Hola... - Victoria se mojó los labios con su lengua, y trató de ordenar sus pensamientos.

- Tengo sed... - Heriberto tomó unos hielos y los pasó por su boca, ella arrugó la frente.

- No puedes consumir nada...

- Que me pasó?

- Una ulcera en el estómago perforada... Te habías sentido mal? - Victoria trato de recordar.

- De vez en cuando sentía alguna molestia, reflujo... Pero no presté mucha atención.

- Has estado tomando analgésicos?

- Sufro de dolores de cabeza... Últimamente son peores. - Victoria quiso levantarse, pero Heriberto la detuvo.

- Quédate tranquila... Debes recuperarte. - Heriberto acarició sus cabellos y su mejilla, la miró a los ojos con expresión de tristeza.

- Me diste un susto mortal... - delineó los labios femeninos y se acercó con delicadeza, la besó con dulzura y ejerció una suave presión, ella abrió su boca y el aprovechó a introducir su lengua, un beso apasionado pero suave, que hizo que Cristina sintiera que su mundo daba vueltas, el se separó y pegó su frente a la de ella. - Gracias a Dios estas bien...

- Fernanda... - Preguntó ella después de tranquilizar su corazón.

- Ella está en una habitación privada... Junto con Cristina, Acacia y tu padre. - Victoria abrió mucho los ojos

- Como está el?... Se preocupó? - El le tomó la mano y la acarició con movimientos suaves.

- Lo revisé... Todo en orden - Ella soltó un suspiro y ladeó la cabeza, sus ojos se llenaron de lágrimas y pensó... "Esta no soy yo"... "¿desde cuando eres una sentimental?" "por todo lloras".

- Cristina...?? - Dijo en un susurro...

- Está tranquila... Debes descansar mi amor... - El la besó de nuevo con suavidad - Mañana podrán verte.... Iré a ver un paciente. - Ella le tomó con fuerza la mano y lo miró anhelante.

- Volverás.? - El sonrió

- Siempre.




Habitación Privada de Hospital

Acacia y Fernanda dormían acurrucadas en un sofá cama, y Juan Carlos estaba recostado, mirando al techo, no podía dormir sin haber visto a Victoria, comprobar el mismo que su hija estaba a salvo. Cristina estaba en un rincon de la habitación y Osvaldo se acercó a ella.

- No estás cansada? Deberías dormir algo! - Ella negó con la cabeza, Osvaldo la miró unos minutos antes de indagar - Hay algo entre tu y el hombre ese que supongo es el gemelo del Doctor Heriberto? - Cristina lo miró con el ceño fruncido.

- ... ¿Por qué lo preguntas?

- Pensé que tenias una relación con el doctor... Y hoy... Quizás malinterprete las cosas.

- No tengo relación con ninguno...

- Ambos discutían por ti... - Cristina lo miró extrañada, sin comprender la razón de enfrentamiento entre ambos hermanos.

- Debiste malinterpretar todo. - Heriberto entró, los adultos se acercaron a él, y habló en voz baja, procurando no despertar a las jóvenes.

- Como está Victoria?

- Estable!

- Puedo verla? - Pregunto Juan Carlos con ansiedad.

- Quizás mañana temprano..! Por qué no descansas.?

- No puedo descansar hasta verla...

- Ha salido de peligro mi mujer? - Osvaldo preguntó y Heriberto lo miró con expresión seria.

- Hasta donde tengo entendido... Victoria está divorciada. - Osvaldo lo encaró enojado

- Victoria y yo estamos en proceso de reconciliación - Heriberto pudo gritarle que había estado hacia unas horas con Victoria, y que estaba seguro que lo que decía era mentira, pero se contuvo, después de todo era un caballero. Respiró enojado. - Usted es su médico, no es así?. Limítese a informarme del estado de mi mujer.

- Ya basta!... No es momento para esto - Juan Carlos se enojó. Cristina observó con tristeza como Heriberto se enfrentaba a Osvaldo por Victoria.

- Victoria está mejor, estará en observación esta noche. Todos pueden descansar y mañana temprano podrán verla.

- Gracias por todo Heriberto... No tengo como pagarte lo que has hecho por mi y ahora por mi hija. - Cristina le tomó la mano a su padre, cuando su voz se quebró.

- No tienes que pagarme nada... - Heriberto palmeó el hombro de Juan Carlos y le sonrió a Cristina. Salió de la habitación no sin antes dedicarle una mirada de advertencia a Osvaldo, quien le respondió de igual manera.

- Que demonios se cree ese médico?

- Heriberto ha sido muy atento con nosotros...

- Por qué está detrás de ti, no? - Cristina se sonrojó y esquivó la mirada, al recordar cuándo vio a Victoria en el departamento de Heriberto, el corazón le dolió. Juan Carlos se acerco a Osvaldo.

- Es cierto que Victoria y tu están en proceso de reconciliación? - Le dijo examinando el rostro masculino en busca de la verdad?

- Yo estoy dispuesto a volver... La amo...

- Y ella?... Que opina de eso?

- Tu sabes como es ella... Cree que no necesita a nadie. - Juan Carlos sintió pesar por Osvaldo, no conocía a su hija, y eso había sido el fracaso de su matrimonio, una unión de la que nunca estuvo convencido.

- Creo que deberías esperar a que mi hija se recupere... Para aclarar todo. Mientras tanto... Quiero que te mantengas al margen.

- Juan Carlos...

- Heriberto es un medico de mi total confianza... No quiero que constantemente estés cuestionando sus motivos... Si está o no, interesado en Cristina es asunto de ellos... Y nada tiene que ver con Victoria.

- Papá... - Cristina quiso intervenir al notar que su padre se molestaba.

- Te ha quedado claro, Osvaldo? - El tome apretó los dientes y asintió.

- Me llevaré a Fernanda para que descanse - Juan Carlos se dio la vuelta.

- Dejala dormir... Está tranquila..! Y a salvo aquí.

- Entonces regresaré mañana... - Osvaldo salió de la habitación sin poder decir mas nada. Salió enojado y convencido que tendría que lograr que Victoria regresara a su lado, no permitiría que Heriberto Ríos Bernal se interpusiera entre ellos... Usaría a su hija.

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