Capítulo Decimocuarto

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Habitación de Hospital


Juan Carlos entró a la habitación y vio recostada a su hija, quien estaba pálida, dormitando. Se acercó y con cuidado acarició su cabello.

- Mi pastelito...- Unas lágrimas asomaron sus ojos y Victoria se removió ligeramente y abrió los ojos al verlo sonrió con tristeza.

- Papito... - Su padre posó su frente a la de ella y una lágrima cayó.

- Gracias a Dios estás bien... Me moriría si te pasara algo... - Ella sonrió aun mas. Y le tomó la mano con suavidad.

- Dame un beso papá. - Su padre le besó la frente y la mejilla y luego tomó su mano y la besó dulcemente.

- Siempre seras mi niña... Aun cuando pasen los años... Tu y tu hermana son todo para mi. No lo olvides, eh? - Victoria asintió con lágrimas en sus ojos. Sacudió la cabeza con frustración. Y gruñó.

- Últimamente estoy muy sensible... Me la paso llorando. - Juan Carlos sonrió, el conocía a sus hijas, mejor que nadie.

- Siempre has sido sensible, pastelito... Pero siempre quieres aparentar que no lo eres. - Le pellizco la nariz y su hija sonrió.

- Como está Fer?

- Esta afuera, con Osvaldo... Ansiosa por entrar a verte - Los ojos de Victoria se iluminaron y sonrió con verdadera alegría.

- De verdad? - Juan Carlos asintió.

- Le diré que pasen... Iré a casa a descansar. - Victoria arrugó la frente.

- Estuviste aquí toda la noche?

- No podría haber estado en otro sitio. - Le palmeó la mano y le beso la mejilla de nuevo. - Vendré mas tarde.

- Cuídate papá...

- Tu también mi vida. - Juan Carlos salió y Fernanda entro corriendo. Se paró en seco al ver a su madre, Victoria Sandoval estaba reducida a una cama de hospital, sin maquillaje y con la palidez que demostraba su estado de salud. Fernanda nunca había visto a su madre así, su madre que siempre había sido fuerte, estaba enferma y débil. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Hola mi vida... - Fernanda se acercó a su madre con cautela.

- Vas a morirte? - Victoria rió suavemente y negó con la cabeza.

- Todavía no. - La tensión pareció abandonar el cuerpo de Fernanda y se acercó mas. - Me haría bien un abrazo. - Fernanda la abrazó y se quedó unos minutos sobre su madre.

- Vas a aplastar a tu madre...

- Déjala... - Victoria se sentía tan bien. Hacían tanto tiempo que Fernanda no se acercaba a ella... De niña recordaba como ansiaba las horas para estar a su lado cuando llegaba de trabajar, después se fue alejando y ahora que tenia 13 años, casi no quería ni hablarle. Disfrutó el momento y su hija se levanto y le regaló una sonrisa. - Gracias mi vida.

- Hola Victoria - Osvaldo se acercó y besó en los labios a Victoria. Ella lo miró y desvío la mirada a su hija quien se sonrojó.

- Hola Osvaldo... Como estás?

- Ahora mejor que sé que estás bien... Nos asustaste a todos - el acarició el lóbulo de la oreja de Victoria - Parece que estarás unos días acá, solamente. Tendrás que cuidarte mucho.

- Lamento haberlos asustado - Dijo mirando a su hija - Dormiste algo?

- En una habitación privada para familiares...

- Mamá... Crees que cuando salgas de acá... Podremos ser una familia de nuevo? - Los ojos ansiosos de Fernanda destrozaron el corazón de Victoria. No supo que decir.

- Claro que si... - Osvaldo respondió por ella

- Osvaldo...

- Nuestra hija estuvo muy mal anoche.. Y yo le prometí que las cuidaría y protegería a ambas... Déjame hacerlo. - Osvaldo se agachó y la besó de nuevo en los labios, en ese instante Heriberto entró en la habitación. Observó la escena y se quedó muy quieto. Osvaldo se separó lentamente y Victoria vislumbro la figura de Heriberto, abrió los ojos con sorpresa y vio la expresión de dolor y enojo en el.

- Buenos días. . - La voz de Heriberto sonó forzada.

- Heriberto...

- Vine a ver como estabas... Interrumpo.?

- Si... - Dijo Osvaldo al mismo tiempo que Victoria negaba

- No... No claro que no... Como estás?

- Bien... Acabo de hablar con el medico que te operó... Dice que todo va bien. Le preocupa tu presión arterial... Está muy baja.

- Eso es malo? - preguntó Fernanda con ansiedad.

- Cuando hay un sangrado, puede bajar la presión arterial... Tu mamá tuvo una ulcera en el estomago que se perforó y sangró... La van a monitorizar y veremos como sigue. Debería elevarse. - Heriberto sonaba impersonal y Victoria quiso estar a solas con el.

- Gracias por su amabilidad al estar pendiente de mi esposa. - Heriberto casi gruñó.

- Osvaldo...

- No hay problema... - Heriberto cortó a Victoria. - Que estés bien, Victoria. Mi ayuda no será mas necesaria... Regresaré a mis labores... Con permiso.

- Heriberto... - El se detuvo unos instantes al escuchar a voz de Victoria. Y luego se despidió.

- Adiós , Victoria. - Osvaldo se sintió satisfecho. Al salir de la habitación, Heriberto apretó los puños a sus costados, respiró profundamente y contó hasta diez. Así que la reconciliación era en serio...¿ Que juego era éste?¿ Cual era la estrategia de Victoria?¿ Es que acaso la atracción que se sentía por el, solo se limitaba al sexo? Maldita sea... Cristina se acercó a Heriberto que estaba frente a la terraza agarrado con fuerza a los barrotes del barandal.

- Hola.. - Heriberto volteó a verla, ella notó el humor tras su expresión. - Todo bien?

- Hola... Digamos que si. - Dijo en un suspiro.

- Como está mi hermana?

- Ahora está... Está con su familia. - Dijo con voz dura, Cristina lo observó unos minutos interminables. - Lo lamento.!!

- Que cosa..?

- No lo se...

- Lamentas, que me enamorara de ti. - Heriberto no se esperaba esa confesión, bajo el rostro avergonzado. Cristina sintió pesar.

- Cristina... - La expresión de dolor de Heriberto conmovió a Cristina.

- Yo... No voy a negarlo.. Me enamoré de ti...

- Yo...

- No tienes que decir nada... - Cristina encogió sus hombros - Evidentemente no sientes lo mismo... Quizás malinterprete las señales... Confundí tu amistad con algo mas. Pero no voy a avergonzarme por lo que siento. No tenía ni idea de lo que pasaba entre Victoria y tu... - Cristina sonrió con tristeza.

- Cristina.. Lamento esto... Yo... No se que decir.

- No me compadezcas... No pretendo enfrascarme en una lucha con Victoria. No más, aunque... Me duela. - una lágrima recorrió la mejilla de Cristina, Heriberto sintió que lo quemaba. Se acercó a ella y le tomó la mano.

- Perdóname... - Ella bajó el rostro y el le tomó la barbilla para que lo mirara. - Daría cualquier cosa por evitar que te sintieras así. - Cristina lo miró con ojos tristes, anheló que los ojos de Heriberto la miraran con pasión, con amor... Pero la ternura que veía en ellos, ahora sólo mostraban sentimientos de culpa. Una mirada sobre los hombros masculinos le advirtieron la llegada de Dionisio, quien la miraba con ojos dorados coléricos.

- Iré a ver a Victoria... - Heriberto asintió soltándola con suavidad. Ella caminó hacia la habitación y él se dio la vuelta encontrándose con su hermano gemelo. Se acercó con decisión.

- Que haces aquí?... Te pedí que te alejaras de Cristina.

- Por qué la quieres para ti? - Dionisio sonó peligroso.

- Cristina es mucha mujer para ti... Aléjate - Heriberto caminó y a propósito tropezó con él. Dionisio se dio la vuelta y lo tomó por las solapas de la chaqueta

- Quien debe alejarse eres tu... - Dionisio estaba cabreado - Cristina será mía... Y tu me estás estorbando...

- Que vas a hacer? Matarme..? - Heriberto se soltó con fuerza - Estoy seguro que tus matones lo harían... Por eso es que estoy seguro que alejarte de Cristina es lo mejor... Ella es una mujer dulce... Confiada... No merece un hombre como tu... estas curtido... Solo le harías daño.

- Deja que ella decida lo que desea..

- No voy a dejar que la metas en tu mundo...

- Mi mundo como tu lo llamas... También fue tu mundo...

- Yo decidí no formar parte de él...

- Porque eres un cobarde...

- Porque soy integro...

- Deja de darte baños de pureza, hermano.. Ambos llevamos la misma sangre... No puedes negar lo que eres...

- Te equívocas.

- Piensa lo que quieras de mi... Pero te advierto... Tienes toda la razón... Mis matones como tu los llamas... Harían cualquier cosa que yo les pidiera.. Así que no me tientes... No te metas entre Cristina y yo. - Dionisio salió a esperar que Cristina saliera de la habitación.




Habitación de hospital

Cristina entró en la habitación de Victoria, Osvaldo y Fernanda se despedían. Cuando salieron las gemelas se miraron sin decir palabra alguna. Victoria rompió el silencio.

- Lo lamento.!!

- Ahora no... Por favor... - Los ojos de Cristina se llenaron de lágrimas. Ver a su hermana enferma, siendo que siempre había sido la fuerte, la desarmó. - Como estás?

- Agotada... Tengo sueño... Estoy sensible... - Victoria miró a su hermana con una sonrisa triste. - Quisiera que aclaremos todo...

- Cuando te recuperes... - Victoria asintió. Una enfermera entró y le tomó la presión arterial - Como esta?

- Sigue muy baja..

- Es eso malo?

- Le informaré a su médico... - la enfermera le brindo una sonrisa amable y le colocó unos medicamentos, salió de la habitación.

- Quieres hacerme el favor de prestarme tu teléfono?... Necesitó hablar a la empresa. - Cristina negó con la cabeza

- Heriberto prohibió cualquier conexión con la empresa - Cristina ladeó la cabeza - Debes descansar. Avisaré que estarás desconectada unos días. Y te estaré informando de lo estrictamente necesario. Ahora debo irme... Tengo que ir a ver lo del estudio de fotografía. - Cristina de iba pero Victoria le tomó la mano.

- No me odies, Cristina....

- No te odio.




Estacionamiento del Hospital


Cristina caminó hacia el auto, y lo vio recostado sobre el, con gafas oscuras de aviador y ropa oscura. Sintió un vuelco en el estómago y se excusó pensando que era la falta de desayuno. Se recompuso y siguió con paso decidido.

- Hola acosador... Que haces acá? - el sonrió travieso.

- Buenos días... - El la detalló ahora con la luz solar reflejada en sus cabellos, el viento acariciaba su piel, y el casi cae de rodillas al ver sus ojos verdes. Recordó la fotografía que tanto ansiaba, estaban más que claro que la deseaba a ella. Se obligó a hablar - Como está tu hermana?

- Esta mejor, Gracias a Dios.... Puedes quitarte de la puerta para que pueda entrar?

- Tan pronto quieres deshacerte de mi... - Cristina volteó los ojos

- Eres un incordio... Lo sabias? - El rió, era refrescante que una mujer le pusiera resistencia, mas aun si la deseaban con locura.

- Algo me han dicho... Desayuna conmigo...

- No...

- Almuerzo?

- No..

- Cena... ?

- No a todo lo que tengas en mente... - Dionisio se acercó a ella como un depredador en busca de su presa.

- De verdad quieres saber lo que tengo en mente? Quizás no te negarías tan rápido. - Cristina sintió que la boca se le secaba. Sacudió la cabeza para aclarar su mente... Era un encantador de serpientes. Puso su mano en el pecho masculino para apartarlo, pero el fue mas rápido, la pegó a su cuerpo y sus labios quedaron muy cerca. - No sabes lo bien que nos vemos en mi mente..  

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora