Capítulo Décimo

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Victoria observaba a través de los cristales una escena que para otros hubiese sido adorable, en el jardín, sentados en una mesa estaban conversando y riendo su padre, Cristina , Heriberto y Acacia, cualquiera diría que eran una familia, el corazón se le estrujó con dolor, sintió que perdía las fuerzas, sabía que actuaba de manera desproporcionada y que ella misma había decidido no volver a saber de Heriberto, había ignorado varias llamadas que el había hecho, no sabia cómo había encontrado el número, pero las había desviado todas. No quería escucharlo, porque sabia que su fuerza de voluntad era mínima. Se había alejado de él, porque sospechaba los sentimientos que sentía Cristina, pero no se esperó que la punzada en el corazón fuese tan dolorosa. Casi la dejaba sin respiración.

- Mamá.... Mamá estás pálida.

- Te sientes bien Victoria? - Victoria miró a su hija y sus ojos atemorizados la hicieron salir de su trance, carraspeó

- Creo que deberíamos irnos. - Fernanda frunció el ceño y habló con enojo.

- No me iré son ver al abuelo. - Abrió la puerta que daba al jardín y salió. Victoria se quedó un momento mas y respiró hondo, Osvaldo confuso le tomó de la cintura.

- Te conozco... Sucede algo... De que se trata?

- Nada... - Desvió la mirada a su ex- marido y sonrió sin alegría. El la interrogó entonces.

- Ese médico, esta cortejando a Cristina? - la pregunta dejó sin respiración a Victoria, y ella respondió en un susurro

- No lo sé.

Fernanda corrió a abrazar a su abuelo y el rió de alegría, Victoria y Osvaldo salieron al jardín, ya Fernanda estaba agarrada del brazo de su prima y se alejaban a sentarse en el césped a una distancia prudente. Victoria se acercó a su padre.

- Hola papá...

- Mi pastelito... Que bella estas - Victoria sonrió y abrazó a su padre, inhalando su perfume como lo hacía cuando niña.

- Como te sientes?

- Ahora mejor que estas aquí... - Victoria sonrió y miró a su hermana quien le sonreía desde su asiento, ella le respondió con una sonrisa y su mirada se desvío a Heriberto, quien la miraba con intensidad, pero seriamente.

- Hola... Como estás Cristina?... Heriberto...?

- Hola... Todo bien en el viaje? - preguntó Cristina. Osvaldo se adelantó a responder.

- Todo rápido, y sin complicaciones. Juan Carlos como estás?

- Bien gracias Osvaldo. - El silencio se hizo pesado. Cristina se levantó entusiasmada,

- Espero se queden a comer... - Victoria miró a Heriberto quien no le quitaba la mirada.

- Yo.. No creo que...

- Claro que te quedaras... Apenas llegaste... Quiero tenerte un rato. - Juan Carlos insistió. Heriberto se levantó.

- Yo mejor me voy...

- No... Por favor - Cristina se acerco y le tomó de la mano. - Quédate..

- Parece que será una comida familiar. Quizás estoy de más - Osvaldo miró con intensidad al medico, había visto la mirada que dedicaba a Victoria y se tensó porque reconocía una mirada de deseo cuando la veía.

- No estás de más... - Cristina le acarició la mano y Victoria e consciente de cada movimiento - Quédate te lo ruego. - Heriberto miró a Cristina y no pudo negarse.

- Esta bien... - Cristina sonrió con alegría y el no pudo evitar sonreír. Cristina entró a la casa para arreglar todo lo de la comida.

- Todo bien con los asuntos de la casa de modas? - preguntó su padre.

- Así es... - su padre le preguntó algunas cosas mientras Heriberto y Osvaldo se debatían en miradas entre ellos y a Victoria.







- Que hace el doctor acá?

- Se la pasa en la casa! - Acacia resopló con fastidio. - Siempre con la excusa de ver al abuelo, creo que mi mamá le gusta. ¿Que hay de tus papás?

- Creo que se van a reconciliar!

- De verdad?... Vaya! Que afortunada.

- No lo se...

- No querías que volvieran? - Fer encogió los hombros.

- Antes peleaban mucho porque mamá trabaja demasiado... Mi papá era infeliz. Mamá no ha cambiado... Me aterroriza que sigan peleando si vuelven a estar juntos.

- Yo desearía que papá volviera... Pero el medico no sale de acá, y mamá lo defiende ante papá. Lo odio!

- Y si tu mamá se enamora de el?

- Eso me preocupa... Creo que ya está enamorada. - Acacia se tendió en el césped derrotada.



Pasaron al comedor y tomaron el almuerzo con algunas conversaciones triviales, Victoria casi no participaba.

- Que te parecieron las ultimas fotografías.

- Están excelentes... Tienes mucho talento. - Cristina se sonrojó ante el halagos de su hermana - Deberías retomar la fotografía definitivamente.

- Héctor tiene unos amigos de una galería, están presentando unas de mis obras.

- De verdad?

- Ha recibido criticas excelentes - dijo su padre orgulloso.

- Deberías ir un día de estos.

- Quizás te invite - Dijo Osvaldo tomándole la mano y Heriberto entrecerró los ojos. Y Victoria se incomodó, terminó su café y se levantó dejando la servilleta sobre la mesa.

- Me disculpan... - Heriberto la siguió con la mirada, esperó unos minutos mas y se disculpó para hacer una llamada. Esperó en el pasillo y cuando salió Victoria del baño la abordó abruptamente.

- Hola... - Victoria sintió su corazón latir a mil por segundo.

- Hola...

- No respondisteis mis llamadas... - Dijo Heriberto mirándola sin humor. Ella miró sus ojos verdes y quiso perderse en ellos. Se aclaró la voz, pero eso no impidió que su voz sonara apasionada.

- Eso debió darte una idea... No quería hablar contigo. - Heriberto notó el temblor en su voz y aprovechó se acercó a ella sigilosamente, y apartó con su mano un mechón de su cabello, ella se sintió estremecer.

- Por qué huyes de mi?

- No estoy huyendo... - Dijo ella sin mucha seguridad, tenia los labios resecos, las pupilas dilatadas, las mejillas sonrojadas, él pensó que era la mujer mas hermosa que había visto en su vida y la deseaba con locura, se acercó mas hasta que sus cuerpos quedaron totalmente pegado, susurró sobre sus labios.

- Huyes... Pero yo soy mas rápido - Iba a besarla, su respiración se agitó, Victoria tembló esperando el momento en que sus labios la tocaran, estaría perdida.

- Que sucede aquí? - La voz de Osvaldo los interrumpió y Heriberto se separó con desgana y Victoria abrió los ojos alarmada. - Victoria?

- Yo...

- Victoria y yo hablábamos un asunto privado - Dijo Heriberto enfatizando la palabra privado. Osvaldo se tensó y expandió su pecho, Heriberto lo miró con suspicacia.

- Que asunto privado puede tener mi esposa contigo?

- Ex-esposa - Dijo Heriberto entre dientes. Victoria intervino y se colocó frente a ambos.

- Es suficiente! - Ambos hombres respiraban enojados, Victoria miró a Osvaldo. - Será mejor que nos vayamos. Heriberto la tomó del brazo y ella le miró suplicante. El suspiró y la soltó.



Al llegar a la casa de Victoria, Osvaldo esperó que Fernanda subiera a su habitación para interrogar a Victoria.

- De que se trataba el asunto que discutías con el doctor Heriberto.

- No es asunto tuyo...

- Victoria...

- Osvaldo... Tu y yo estamos divorciados..

- Es que acaso ustedes han estado involucrados?

- De ser así... Repito no es asunto tuyo

- Te das cuenta que Cristina está interesada en él? - Victoria sintió un frío en el cuerpo. - Quieres enfrentarte con ella otra vez?

Victoria se dio la vuelta y se abrazó a sí misma, sus ojos se anegaron de lágrimas. Osvaldo se acerco a ella y le acarició los brazos, pegándola a su cuerpo.

- Victoria... Pensé que estas semanas había surgido algo entre nosotros... Yo... Tu sabes que aún siento algo por ti. - Ella se deshizo de su abrazo con suavidad y se volvió a verlo.

- Osvaldo... Yo no siento lo mismo. Perdóname.

- Es por él? - Victoria inhaló con fuerza. Y no respondió

- Debes irte. Por favor.

- No me rendiré. - Victoria pensó que él invertiría tiempo que perdería, Heriberto la había marcado, y ella no podía hacer nada para cambiarlo.





Galería de arte.

Un hombre vestido elegantemente, observaba una de las fotografías exhibidas en la galería de arte. Se paró frente a ella y estuvo varios minutos detallando y grabando sus detalles, guardando en su memoria cada parte del rostro de la mujer en la fotografía. C.M decía la firma de la fotógrafa, y esa fotografía se llamaba "selfie", una estúpida forma de fotografiarse que estaba de moda, pero que esta fotógrafa había usado y logrado una obra de arte, ella sonreía y por Dios que el sol que se reflejaba en su rostro la hacia parecer un ser divino, inmortal..

- Sublime - Dijo en un susurro ronco. Su lacayo se acercó y el no tuvo que mirar atrás, para saber que estaba allí. - Cuanto cuesta?

- No está en venta señor.

- Todo tiene un precio, Bruno... Quiero la fotografía...

- Lo intenté... Hablé con el dueño de la galería. Incluso llamó a la fotógrafa, ella se negó. Agradece el interés por su obra, pero es la única de sus fotografías que no está en venta. Al parecer tiene dueño.
El volteó y miró con ojos centelleantes de furia a su empleado.

- Dueño..?.... Bruno... - El hombre se irguió orgulloso y palmeó con dureza el saco del muchacho. - Esa fotografía me va a pertenecer...y la mujer de la "selfie"... también.

- Si... Si, señor. - La voz temblorosa del muchacho, divirtió al hombre. Quien soltó una carcajada que retumbó en la sala.

- Así me gusta.. Hay que ser arriesgado en esta vida Bruño, sino no conseguimos lo que queremos... Esta mujer... - El hombre volteó a ver la fotografía y sintió un cosquilleo en las manos por el deseo de acariciar la fotografía. - Sera mía.




Casa de Modas

- Señora... Alguien quiere verla. - Victoria suspiró frustrada, no le gustaba salir de viaje, era perfeccionista, y dejar unas semanas la empresa implicaba que se hicieran las cosas, de la manera que quien estaba a cargo las decidiera, si no le gustaba se frustraba.

- Estoy muy ocupada...

- Insistió a pesar de hacerle ver eso, sugirió que esperaría hasta que usted decidiera salir. - Victoria levanto la cara de los papeles con expresión de indignación.

- Quien demonios es? - La secretaria leyó el nombre que había anotado.

- Doctor Heriberto Ríos Bernal. - El corazón le dio un vuelco. Heriberto estaba allí, sin poder evitarlo llevó su mano a su cabello, y al darse cuenta la bajó con rapidez y se sonrojó.

- Dile.. Dile que no... - Heriberto entro entonces a su oficina.

- Imaginé que te negarías... Pero no me iré Victoria. - Ella se levantó en sus 1,64cms. Y lo encaró con la barbilla desafiante.

- Que haces aquí?

- Señor... No puede...

- Vas a atenderle o me quedo apostado a tu puerta hasta que te dignes a hablarme.? - Los ojos verdes de Victoria pasaron a dorados de la furia.

- Retirate , Lucy. - La secretaria salió rápidamente. - Que es lo que quieres?

- Hablar contigo...

- Ya te dije que no deseo hablar de absolutamente nada contigo - Victoria salió de su escritorio y se dirigió hasta donde él estaba. - Vete Heriberto.

- Entonces lo que pasó entre nosotros, para ti fue un juego...

- Juego? Aquí el único que juega eres tu... Un juego que involucra con cual de las dos idiotas gemelas voy a quedarme, a cuál seduciré mas rápi... - No pudo seguir hablando porque el la tomó con fuerza en sus brazos y tomó su boca con violencia.

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora