Capítulo Octavo

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  Hola, disculpen la tardanza, espero disfruten el capítulo. Mil gracias por sus comentarios. Este capítulo tiene contenido para adultos. Besos a todos. 
- Te dije que la soltaras... - La voz de Victoria denotaba furia. Cristina aprovechó que Alonso había aflojado su agarre para soltarse con brusquedad.

- Vaya... Vaya.!! Pero mira a quien tenemos aquí... a la magistral Victoria Sandoval, precisamente hablábamos de ti.

- No me interesa saber qué decías de mi - Victoria apretó los dientes - No vuelvas a tomar así a Cristina, y mucho menos a amenazarla. - Alonso se acercó peligrosamente a ella. Y Victoria alzó la barbilla, Cristina corrió a ponerse frente a su hermana.

- Ya basta! ... Vete Alonso. - El miró a su ex-mujer unos segundos interminables, dirigió entonces una mirada a Victoria y le sonrió con malicia.

- Me encanta ver a dos hermanas tan unidas... Tan unidas que comparten TODO - Victoria palideció y Cristina respiró hondo al sentir la punzada en el pecho. Ambas estaban tensas y Alonso sonrió aún más - Pregúntale a tu querida gemela, qué hacia esta mañana con el doctor.

- Lárgate! No quiero que vuelvas - Victoria le dijo con desprecio.

- Me voy, pero no porque tú... Zorra... Me lo pides. - Alonso miró a Cristina y se acercó amenazante - Te lo advierto de nuevo Cristina, mas te vale alejarte de ese doctor.

Cristina levantó el mentón, para demostrar valentía, pero realmente temblaba interiormente, tan solo imaginar lo que la amenaza de Alonso podría significar, el nunca había sido violento, pero estaba demostrándose extraño y agresivo. Alonso se marchó y ambas mujeres comenzaron a relajarse.

- Estás bien? - Cristina se volteó a ver a su hermana, se acarició los brazos, allí donde antes apretaba Alonso.

- Si.!! Gracias por... No era necesario... Pero gracias. - Victoria frunció el ceño.

- ¿Siempre ha sido así? Violento contigo? - Cristina sacudió la cabeza

- No, el jamás me había tomado así. - Victoria la miró con incredulidad, miró el labio roto y apretó los labios

- ¿Por qué mientes?

- No miento - Dijo Cristina con fastidio y se tocó el labio. - créeme, a Alonso le pude haber tolerado gran cantidad de cosas... Menos que me golpeara.

Ambas se miraron, sabían la implicación de las palabras de Cristina. Victoria le estaba rondando en la cabeza la idea que había propuesto Héctor, pero no se decidía. Cristina y ella acabarían matándose, y llevándose con ellas la empresa. Debió haber cambiado su expresión porque Cristina frunció el ceño.

- ¿Que sucede?

- Nada... - El teléfono de Victoria sonó y ella se disculpó un momento y se dio la vuelta para alejarse unos cuantos metros. Cristina observó su espalda rígida, había visto las ojeras de su gemela, y había sentido una punzada de preocupación, sacudió la cabeza tratando de alejar esos sentimientos, no quería volver a tener nada que ver con Victoria. Aunque eso la hiciera sentir desdichada, revivir su traición era aun mas dolorosa. Heriberto salió de la habitación y miró a Cristina fijamente con expresión seria.

- ¿Ya se fue?

- ¿Quien?

- Tu ex-marido

- Ah... Si.. Ya se fue. - Cristina lo miró fijamente - ¿Por qué?

- A pesar de que es tu ex... No deberías permitir que te maltrate - Cristina entrecerró los ojos.

- El no... - Heriberto le tomó el rostro con una mano, miró fijamente su labio roto, ahora con un tinte púrpura. Cristina sintió su corazón acelerado y susurró - No le permitiría que me golpeara.

- Eso espero... Porque no se de lo que seria capaz... Odio la violencia, pero tu ex-marido hace que desee darle una paliza. - El soltó su rostro y metió sus manos en los bolsillos de la bata blanca de médico.

- ¿Por qué te preocupas por mi? - Preguntó Cristina ladeando la cabeza. El sonrió y ella pensó ¡Cuidado, Cristina!

- Somos amigos.... ¿O no? - Ella soltó el aire contenido y le sonrió tímidamente. Asintió. Victoria cortó la llamada y se dio la vuelta, su corazón se contrajo de dolor al ver a Cristina sonreír a Heriberto con los ojos iluminados, ella conocía esa mirada.. Se acercó con cautela, tratando de contener cualquier emoción que pudiese reflejarse en su rostro. Carraspeó y Heriberto volteó a verla, ella creyó ver un relampagueo en su mirada, pero el solo asintió con una sonrisa amable.

- Hola Victoria...

- Heriberto... Puedo ver a mi papa? - Heriberto asintió una vez mas. Victoria los miró a ambos como tratando de descubrir de qué habían estado hablando. Suspiró y pasó a la habitación.

Dentro de la habitación se acercó a su padre y le besó ambas mejillas, y lo miró con ojos brillosos.

- Hola guapo..!

- Mi pastelito.. Pensé que no vendrías...

- Pues aquí estoy... Como te sientes?

- Ahora mucho mejor... - Victoria sonrió aunque no llegó hasta a sus ojos la emoción - Que sucede? Paso algo con Cristina y tu?

- No..! Nada... No me pasa nada. - Victoria se acercó a su padre y se recostó con suavidad a su pecho. Necesitaba consuelo y calor..! Y su padre era la persona que más calma le hacía sentir.

- Eres una mentirosa... Pero me encanta que me abraces - Victoria rió y se permitió relajar un rato con su padre.




Sala de espera

Sentados en la sala de espera, Heriberto trató de investigar mas sobre la relación de las hermanas.
- Me doy cuenta que... Victoria y tu no son muy unidas - Cristina se tensó, encogió los hombros y quitó una pelusa inexistente de su pantalón.

- No desde hace mucho...

- La relación entre hermanos debe ser difícil...

- No tuviste hermanos?

- Tengo un hermano... Pero no me crié con el. No tengo relación con el.. Es un desconocido aunque hayamos estados nueves meses en el vientre de nuestra madre.

Cristina abrió la boca sorprendida.

- Eres gemelo? - El rió al ver su expresión.

- Así es... Pero no lo conocí sino hasta hace unos años.. Una historia larga...

- Lo siento...

- Por qué?

- Puede que Victoria y yo ahora no tengamos una buena relación... Pero no siempre fue así... Antes eramos las mejores amigas - sus ojos revelaron una gran tristeza.

- Que sucedió? Si puedo saber...

- Un pasado doloroso... Pero ya no vale la pena...

- Tiene que ver con tu ex - Ella lo miró asombrada y confusa, y el se apresuró a aclarar - el dejó entrever ciertas cuestiones...

- Entonces entenderás por qué digo que ya no vale la pena. Estoy divorciada de Alonso. - Heriberto la miró indagando en sus ojos, Cristina se sintió enrojecer.

- No vale la pena que hayan perdido su relación por un tercero..!

- No sabes cómo sucedieron las cosas...

- Tienes razón... Lo siento. - Cristina se sintió mal por haberle hablado bruscamente.

- Perdóname tu a mi..! Es un tema que abre muchas heridas. - Heriberto le palmeó la mano con dulzura.

- Se que no me pediste un consejo, y probablemente está de mas... Pero esta es una buena oportunidad para arreglar las cosas. - Le guiñó un ojo. Y Cristina sonrió. - Como dices... Ya te divorciaste de Alonso, y tu hermana está casada con alguien más.

Cristina frunció el ceño y sacudió la cabeza.

- Victoria está divorciada también, no nos fue nada bien en el matrimonio - Heriberto sintió un cosquilleo en el estómago. - Quizás tienes razón... Y es momento de arreglar las cosas con ella. - Cristina le tomó la mano con suavidad y le miró a los ojos. - Gracias por tu consejo... Eres un hombre especial Heriberto... Verdaderamente especial

La ultima frase la dijo con voz lenta y suave, Heriberto sintió ese cosquilleo de nuevo y le miró fijamente, Ella sonreía.

- Tu también eres una mujer especial, Cristina. - Agarrados de manos fueron encontrados por Victoria. Ella los miró sin hacer notar su presencia, había escuchado el final de la conversación y vio como se observaban, como Cristina le sonreía y se sonrojaba, le quedaba claro que a su hermana le gustaba Heriberto, y ella volvía a estar en medio de un hombre y su gemela. Pero esta vez una mentira la protegía, y esa mentira tendría que mantenerla lo mas que pudiese, se alejaría de Heriberto. Pensarlo siquiera le hacía sentir un vacío en el estómago, y una sensación de pérdida inexplicable, ese hombre apenas aparecía en su vida y la ponía patas arriba. Sintió como un ácido amargo inundaba su garganta y quiso vomitar, se sintió fatal y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero respiró hondo, y enderezó la espalda, había salido de peores situaciones, pero no sabia por qué, sentía que esta vez la destrozaría. Quizás gimió o hizo algún sonido, porque ambos voltearon a verla. Cristina se levantó;

- Todo bien con papá? - Victoria asintió - Rosa va a quedarse esta noche con el.

- Esta bien!

- Quería hablar contigo.!! - Victoria abrió los ojos con sorpresa y su corazón dio un salto. - Crees que podamos comer juntas mañana? - Victoria asintió sin saber que decir. Cristina sonrió y asintió. - Nos vemos entonces... Adiós Heriberto. - Cristina le besó la mejilla.

- Hasta luego! - Cristina se fue y Victoria iba a hacer lo mismo pero Heriberto la retuvo.

- Podemos hablar?

- No creo que tenga tiempo...

- Por favor..! - Victoria suspiró y aceptó.

- Que quieres?

- Acompáñame a mi consultorio. - Heriberto le indicó el camino con su mano y ella casi resoplo y se encaminó en la dirección. Entraron al consultorio y Victoria paseó su mirada por toda la habitación espaciosa, Heriberto cerró la puerta tras de si, y se paró detrás de ella. Le tomó los brazos y sintió como ella se tensaba. La pegó a su cuerpo y olió el aroma de su cabello. Se excitó enseguida.

- Que es lo que quieres? - La voz de Victoria salió ronca y sensual.

- Como estás? - Heriberto acariciaba sus brazos de arriba a abajo, e imprimió un delicado beso sobre su cuello. Ella casi gimió. - Esta mañana no estabas del todo bien.

Victoria trató de hilar sus pensamientos y conseguir ordenar una oración. Pero su cerebro parecía haberse fundido, junto con la reciente decisión de alejarse de ese hombre.

- Hueles tan bien... - Heriberto la besó de nuevo en su cuello y su lengua se atrevió a saborearla y Victoria sintió que se caería, el pasó un brazo sobre su cintura y la apretó contra si. Ella sintió la erección en su trasero, sus manos se aferraron al brazo que la apresaba y echó la cabeza hacía atrás para recostarla sobre el hombro de él. -

- Heriberto... - Victoria permitió que el le diese la vuelta y le tomara de la nuca para besarla con ferocidad, oírla decir su nombre con voz ronca y llena de deseo, evocó imágenes de ambos desnudos, entregándose y el no pudo resistirse, con un gemido ahogado asaltó su boca, bebiéndose todo lo que ella le ofrecía. Las manos de Victoria subieron a sus hombros y sus uñas se aferraron a el, el la apretó con una mano y la pegó a su cuerpo ardiente.

La cordura se esfumó, la pasión la sustituyó y los consumía poco a poco, Heriberto se jactaba de ser un hombre razonable y comedido, pero todo eso era reemplazado por el intenso deseo de hacerla suya, apenas la conocía, pero su cuerpo la reconocía como suya, y estaba desesperado por marcarla.

- Te deseo... Como nunca había deseado nada en mi vida - Lo decía mientras besaba su cuello y acariciaba sus caderas, quería empotrarla en su erección y la apretó contra el, y ella gimió, estaba enrojecida de deseo, y sus ojos brillaban con lujuria. El volvió a tomar su boca con la firme determinación de hacerle entender que no había marcha atrás. Y ella comenzó a despojarlo de la bata blanca, el separó sus labios y pegó su frente a la de ella, mientras subía sus manos por su espalda, y las dirigía a sus pechos, ella echó la cabeza atrás y soltó con fuerza el aire, ambos jadeaban y comenzaron a quitarse la ropa con rapidez, el la besaba una y otra vez y ella usaba sus manos, sus dientes y sus uñas para darle placer. Cayeron sobre un sofá poco cómodo, pero a ninguno pareció importarle, el usó sus manos para darle placer, sus dedos hicieron estragos en su cuerpo, llevando oleadas de placer desde el centro de su feminidad, ese pequeño montículo que en cada toque de sus dedos enviaba una descarga eléctrica a su cerebro que la dejaba con muchas mas ansias. Introdujo sus dedos y sintió como su cuerpo lo acogía y se apretaba como un guante, el gimió y uso sus labios y su lengua para imitar los movimientos penetrantes de su mano. Victoria separó su espalda de sofá cuando sintió acercarse el orgasmo y se tensó para después exhalar con fuerza y dejarse caer extenuada, respirando rápidamente y jadeando buscando oxigeno para sus pulmones. El sonrió con satisfacción anticipada, su erección estaba al limite y su autodominio se acababa.

- Yo... - Victoria quiso decir algo, pero era imposible formar una oración en ese momento, menos cuando el sin piedad acercaba sus labios a sus pechos, dejando besos regados y tomando con sus dientes sus pezones, ella dio un gritito de placer y casi ronroneo, había sido un orgasmo espectacular, pero ahora quería mas... Quería tenerlo dentro de ella. - Por favor...

- Eres la mujer más hermosa que he conocido.... Y hoy eres mía - Heriberto dijo estas palabras sobre su boca y la penetró con fuerza, Victoria lo acogió en su interior y apretó los músculos de la zona pélvica y el gruñó de satisfacción, comenzó un vaivén de embestidas rápidas y ella no lo defraudó, se colgó a su cuello y subió sus piernas, enrollándolas en sus caderas, para darle mayor acceso a él, para acoplarse de manera mas profunda, y Heriberto se sentía morir con cada embestida, ella le rogó que no se detuviera, y el en algún momento creyó haberle dicho que jamas podría, todo resultaba confuso y profundo, estaban nublados por la pasión, dos personas que parecía habían encontrado a su otra mitad. Heriberto quería alcanzar la cima, pero no quería que terminara, pero Victoria usó sus manos para apretarlo contra ella y fue su fin, unas embestidas mas le indicaron que el orgasmo la alcanzaba y el la siguió, se vacío dentro de ella y gimió con fuerza por el poder del fenómeno. Se dejó caer sobre ella, y se sostuvo con las pocas fuerzas que le quedaban sobre sus brazos, para no aplastarla. Suspiró y besó su cuello, ambos sudaban por el calor que habían creado durante esa entrega. Respiraron con agitación unos minutos mas y cuando empezaban a calmarse, la realidad se hizo manifiesta y comenzaron las recriminaciones.

- Dios mio... - El besó su cuello con dulzura y ella se tensó. El percibió el cambio en el suave y delicioso cuerpo de la mujer que yacía debajo y se levantó a observarla. Su mirada era de posesión, de entrega y algo más que Victoria prefirió ignorar. - Debo irme... Por favor.... Déjame levantarme.

- Ya comienzas a arrepentirte - El la miró con dulzura y acarició su cabello. Ella no quería que la mirara así, con... Mejor no pensaba en ello. Maldijo internamente su falta de prudencia y decoro, se había revolcado con él en un consultorio, después de haberse dicho a sí misma que se alejaría de él. Cristina... Dios mio... Todo pasó por su cabeza y quiso gritar de frustración. ¿Cuando aprendería?

- Esto no debió pasar, por favor... Déjame ir. - Ella lo miró suplicante y el suspiró. Aun estaba dentro de ella, y ella le pedía que la dejara ir.

- Aun tenemos tiempo... Y claro que debió pasar,. - Victoria apretó los dientes al sentir como el miembro masculino comenzaba a crecer dentro de ella y su cuerpo respondía irremediablemente. Lo empujó frenética y el dio un resoplido y salió de ella con renuencia, ella se levantó con rapidez, trastabilló y llegó hasta su ropa, comenzó a vestirse sin mirarlo y el se colocó el pantalón. - No pienso permitir que te arrepientas.

Ella se dio la vuelta con ojos encendidos de furia.

- Que no me piensas permitir? Quien rayos te crees que eres?

- Victoria.... - Ella temblaba de furia y se colocó la blusa sin brassier, se abotonó rápidamente y buscó su chaqueta. Dio un vistazo al suelo buscando sus braguitas y el brassier y los encontró, los recogió y los metió en su bolso. Se pasó las manos por el cabello y lo encaró con enojo.

- Entiende esto... Esto no pasó... O mejor dicho.. Pasó y... Y no volverá a suceder.. Fue un error.... Un completo y absoluto error y... No quiero volver a verte... Yo...

- Estás huyendo... - dijo él interrumpiendo la retahíla de frases

- Que...?

- Que estás tratando de huir de mi... - Heriberto se acercó y se plantó frente a ella, mirándola a los ojos, escrutando su alma - tienes miedo de lo que sientes.

- Yo no tengo miedo - Ella levantó la barbilla desafiante. - Quien te has creído?

- Soy el hombre que hace unos minutos deseaste a tal punto que casi olvidas hasta tu nombre... No... No me mires así... Solo estoy describiendo lo que yo sentí... Y lo que estoy seguro que tu sentiste.

- Solo fue sexo...

- Un buen sexo debo decir... Pero ambos sabemos que no sólo fue eso.

- No quiero volver a verte...

- Mientes - El le acarició la mejilla y un dedo trazó sus labios aun hinchados por los besos apasionados. - pero estoy dispuesto a esperar. Todo el tiempo que requieras... Por que ahora que te tuve, se me hace imposible la vida sin tu presencia.

"Tu Eres Mi Elección"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora