Jeff
Me desperté casi dos horas antes de lo normal, ayer ya había limpiado la casa, no es como si una casa con más de cuarenta años pueda verse mucho mejor, sobre todo cuando Adam ya la había visto, pero quería que luciera impecable, aunque sé que Adam no la criticaría, no era ese tipo de persona.
Desperté a Emily a las nueve como siempre, normalmente mamá la despierta, pero este día logre hacerlo yo. Los fin de semana la levantabamos a esa hora para que luego se durmiera temprano. El dato era de mi madre, aunque ese dato no había funcionado conmigo, al parecer con Emily si funcionaba, o tal vez era cosa de que era niña, quien sabe, a mí no me podían sacar de la cama antes del mediodía el fin de semana, si lo hacía me quedaba dormido hasta en el baño, Emily no tenía ese problema, le decías con voz normal que era hora de levantarse y solo necesitaba de cinco a diez minutos para tener toda la energía de siempre. Muchas veces se levanta antes que yo, aunque eso también tiene que ver con que ella si hacía caso a la hora de dormir, yo nunca lo hice, ni siquiera ahora. Tengo que preguntarle a Adam cuales eran sus patrones de sueño, tal vez también sacó eso de él, recuerdo que era muy bueno trasnochando e incluso cuando se levantaba temprano nunca fue de los gruñones antes de tomar café, a veces ni siquiera tomaba café.
Emily estaba emocionadísima de ver a Adam de nuevo, aunque le dije una y otra vez que esta vez no le traería libros, y esperaba que no lo hiciera, había pasado todos los días anteriores teniendo que ayudarla con las palabras que no entendía, ahora Emily había empezado a querer leer recorrido más que nunca, era genial, pero me preocupaba que se exigiera más de lo que su pequeña cabecita debía, ya querían adelantarla un curso sin saber leer fluidamente, si aprendía podía ser más difícil que se adaptara a su escuela.
Eran un poco antes de mediodía cuando escuché el ruido de un motor, no era que sonara ruidosamente, pero casi nadie tiene un auto cerca de nuestra casa así que el sonido destacaba y sabía que era Adam.
Suspiré cuando lo vi con una bolsa en la mano, pero no pude decirle nada cuando se mostró avergonzado por haber traído algo.
Vestía ropa informal, era como la ropa deportiva que usaba cuando iba al gimnasio, tal vez sabía que cuidar un niño era un tipo de deporte no reconocido oficialmente (Según mi mamá deberían haber olimpiadas). Y por supuesto, se veía estupendo, intente mirar su rostro y no desviarme a otras áreas mientras apagaba la curiosidad de si seguía viéndose tan genial con traje como recordaba.
— ¡Buenos días! Uh... te juro que no es solo para Emily, es para todos— Me pasó la bolsa y vi cajas con postres, bebidas, jugos y galletas
— Gracias, pero no era necesario, de verdad, pero gracias de todas formas, lo dejaré en la cocina.
Esperaba que su ropa no fuera cara, no quería pensar en cómo quedarían si salía con Emily, al menos yo me he dado cuenta que gasto tanto lavando ropa mía como Emily, cosa de la gran relación entre los niños y la tierra, sobre todo cuando vives en un lugar donde casi no hay caminos pavimentados.
Lo hice pasar, Emily estaba casi brincando en el salón, le había hecho prometer que no se lanzaría sobre Adam hasta que entrará, así que eso hizo, casi lo tiró mientras corría donde él, hablándole de todo lo que había descubierto de las sirenas, algo de cómo existían varias versiones diferentes, luego la escuché quejarse de cuanto le costaba entender varias palabras.
Entre el momento en que puse la bolsa a la mesa y avisé a mi madre que Adam había llegado, Emily ya había sentado a Adam en el sofá y le señalaba en el libro, con las hojas marcadas de antemano, las partes que no entendía.
Intenté no sonreír al verlos, pero no lo logre. Lo sé porque mi madre me dio una sonrisa conocedora desde su silla, pero solo me encogí de hombros, había algo tierno en ver a Adam con Emily, aún me carcomía la consciencia al darme cuenta que debería haber dicho todo antes.
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Cuando hay una familia [Terminada]
Romance"- Está embarazado, felicidades- Anunció el doctor con una gran sonrisa. En mis veinticinco años de vida nunca hubiera creído que tres palabras fueran a ser suficiente para derrumbar mi mundo entero" Luego de huir por cuatro años, Jeff vuelve a reen...