Cap - 16

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    Estaba jugando en mi habitación con mis coches y mi pista de carreras cuando mama llamo a la puerta. Yo solía estar solo, no tenía muchos amigos porque todos decían que mi pelo estaba sucio y nunca me peinaba. Eran rastas y a mi me encantaban pero nadie lo entendía. Mama me dejo hacérmelas por mi cumpleaños el año pasado. Siempre me complacía en todo lo que le pedía. Mamá era muy buena conmigo.

La puerta de mi habitación se abrió y mamá venía con un chico. Era el que vivía al lado de mi casa. Ese chico no me gustaba. Era muy raro. Se peinaba con el pelo como de punta, despeinado, y no era moreno como ahora, porque yo lo vi rubio. ¿El color de pelo puede cambiar? ¿Por que mamá lo traía a mi habitación?

- Tom, cariño. Ven. - me levanté y me acerque. - Él es nuestro vecino, se llama Billy. Se va ha quedar a jugar contigo, ¿vale?

- Pero... ¡¡mama!! - mama sabia que no me caía bien, ¿por que me obligaba?

- No hay peros Tom. Es tu vecino y tenéis que ser amigos. Se quedara a cenar y a dormir. Podéis conoceros y jugar con tus coches. ¿Por qué no le enseñar los juegos de tu consola nueva?

- ¿Tienes consola? - me pregunto mi vecino contento. Yo fruncí el ceño. ¿Es que él no tenía? Todos los niños tienen consola.

Mama se fue y me dejo con él solo. Me sentía mal, rabioso. Tenía que compartir mis juguetes con él porque mamá me obligaba y encima se quedaría a cenar y a dormir. En mi cama no dormirá. Eso ni en broma. En mi cama solo duermo yo.

Me miró contento y alegre. Como si yo le cayera bien o algo. Pero él no me caía bien, no me fiaba de él. ¿Y si me quitaba mis cosas?

- Me gusta tu pelo. - dijo sonriendo y ladeando su cabeza. Me sentí raro. ¿En Serio le gustaba?

- El tuyo es... ¿por que te cambio el pelo en tan pocos días? Antes tenías el pelo del mismo color que yo.

- Es tinte. Como mi mama. Mi mama también se tiñe.

- Ah. ¿Y mancha? - dije alejándome un paso hacia atrás. No quería que manchara mi ropa.

- No. Mira. - se pasó las manos por el pelo y me las enseño. Es verdad, no manchaba. - ¿Me dejas tocar tus rastas?

- ¿Como sabes que son rastas? La gente se piensa que lo tengo sucio.

- Pues yo no. A mi me gusta. - se acercó a mí y le deje tocar mi pelo. Me sentí más raro todavía. Era la primera persona a parte de mama que le gustaban y tocaba mi pelo. - Son suaves. - le mire a los ojos por primera vez y me sonrió. No se porque yo también le sonreí, me caía mal pero era muy simpático. ¿Podría ser mi nuevo mejor amigo?

Puse la consola y le di un mando. No sabía jugar. Me ponía nervioso explicarle porque no entendía nada. Era un tonto. Muy muy tonto.

- Ais... Billy. Jugamos a otra cosa. No sabes jugar a la consola y me enfadas.

- Vale. Lo siento. - se puso triste y lloro.

Me dio mucha pena. No me gustaba ver a niños como yo llorando, mama siempre me decía que los niños de mi edad teníamos que estar siempre contentos que llorar era para los mayores. Le abrace para que no llorara más.

- Llorar es para mayores, nosotros tenemos que estar contentos. No llores mas.

- Pero te has enfadado conmigo. Y yo quiero... quiero que seas mi amigo.

- ¿Quieres ser mi mejor amigo?

- ¿Enserio? Yo te caía mal.

- Pero ahora ya no. Ahora me caes bien. Ahora eres mi mejor amigo.

Ángel o demonio. // Twc// NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora