Cap - 46

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 Tengo que admitir que me dolía. Dolía que Bill dudara y desconfiara de mi. Pero a la vez me doy cuenta que no tengo porque enfadarme. Simplemente Yoana lo había intentado de nuevo. Y esta vez sí le salió bien. Pero por suerte no tanto como, estoy seguro, que ella hubiera deseado. Si Bill me hubiera mostrado esa carta desde en el segundo uno, no hubiéramos pasado este día. En el momento que cogí la carta reconocí la letra, la misma letra que aquella nota que Yoana dejo en mi libreta.

¿Qué hubiera pasado si en vez de aparecer en ese bar se hubiera largado? Tuve miedo, realmente tuve un miedo acojonante cuando no le vi en la oficina, ni en la agencia y cuando llegue a casa sin encontrar rastro de él, pensaba lo peor. Pero por suerte no se largo una vez más.

Ahora se podría decir que estábamos a la par, ambos hemos dudado del otro.

- Tom... yo...no sé qué decir. - me dijo abriendo la puerta del piso.

- Ahora lo hablamos. Pero deja de sentirte mal.

Ambos entremos en el piso. Bill se dejó caer en el sofá y yo me senté a su lado. Le atraje a mi haciendo que se quedara sobre mi pecho y el me rodeo con sus brazos.

- Lo siento. De verdad.

- Mira, no estoy enfadado contigo. Tenlo claro, yo no sé qué hubiera hecho en tu lugar si te digo la verdad. No lo se. Pero escúchame, nunca, por nada del mundo estaría dispuesto a perderte y menos por pasar una noche con alguien. Contigo tengo todo. No me hace falta nada ni mucho menos buscar nada fuera de esta casa.

- Lo se. - se separó de mí y cruzó sus piernas en el sofá para hablarme mirándome a los ojos. - Lo se amor, pero... La carta y... y después te oí hablando con él, quedando para esta noche. Todo coincidía y... no lo se. No quería creer que fuera real pero a la vez... no se Tom. Y luego te fuiste sin más y eso me hizo pensar que no te importaba.

- Si me he ido cuando te has encerrado en el cuarto era para evitar discutir. No pensaba discutir contigo, pensaba que solo... no se. Qué estarías agobiado y necesitabas un rato solo. Por eso me fui sin hacer nada. Por darte un poco de tranquilidad.

- Soy un estúpido. - dijo abrazándome de nuevo.

- No lo eres. No es tu culpa. Pero esa cría... de verdad. Me tiene hasta las narices. En cuanto vi la carta supe que era ella.

- ¿Y como lo sabias?

- Por la letra, era la misma letra que dejó en aquella nota en mi libreta.

- ¿Nota?¿En que libreta?¿De qué hablas? - se limpió las lágrimas y volvió a mirarme. De nuevo metí la mata.

- No te lo conté porque... no quería preocuparte en ese momento. Cuando entro en los pisos, a mi también me rompió libretas igual que borro tus cartas para mi. Durante este tiempo yo... bueno, me desahogaba escribiéndote en libretas. Y las rompió todas. Y en una de ellas me dejó una nota. Por eso supe que era ella. Y los anillos... eso tampoco te lo conté.

- ¿Que paso con los anillos?

- Me los quito y en la nota me dijo que los vendería, pero su padre los encontró y me los devolvió.

- Joder. Yo... parece que ella va a ser nuestra nueva pesadilla.

- Eso creo. Pero no podrá lograr lo que busca si confiamos en el otro. Así que prométeme que si vuelves a recibir algo como esa carta me lo dirás primero antes de creer nada.

- Si. Si lo haré. No volveré a desconfiar de ti.

- Y si pasa conmigo, haré lo mismo antes de creer nada.

Ángel o demonio. // Twc// NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora