Cap - 30

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- ¿Tom? - tocaron a mi puerta. - Tom, hijo, ¿puedo pasar?

- Pasa. - dije de mala gana. Sinceramente no tenía ganas de ver a nadie.

- ¿Como estas? - la miré entrecerrando mis ojos. ¿En serio hacía falta decirle que estaba hecho mierda? - Hijo. No puedes estar por mas días así. - dijo sentándose a un lado de la cama. - Tom. Por favor. No me hagas verte así.

- Lo siento, pero no tengo ganas de nada.

- Lo entiendo pero no puedes hacer esto. No puedes encerrarte y negarte a ver a nadie. Tom... Bill... me ha llamado para ver si quieres hablar con él. Tal vez debas...

- No debo nada. Nada. ¿Me estoy volviendo loco o es que nadie entiende que me ha estado engañando?

- ¿Y si no ha sido así, hijo? No le dejaste explicarte.

- ¿Que se supone que debe explicarme? ¿Qué explicación puede tener que venda un anillo de compromiso? ¿Dime? Se sincera, mama. ¿Eso se puede explicar?

- Hijo yo... - la mire para que no me diera la típica charla. - No. Tienes razón. No hay razón para hacer eso si no es por fuerza mayor. Pero cariño, ¿no crees que es absurdo perder a alguien que quieres tanto sin dejarse explicar? - resople. - Hablando se entiende la gente y, no le diste oportunidad. Simplemente lo echaste a la calle.

- Mira, tal vez tengas razón. Tal vez me pasé. Pero... es lo que sentía en ese momento y es lo que siento ahora. Me siento engañado. ¿Puedes entender eso?

- Claro que lo entiendo Tom.

- Bien, gracias. Ahora déjame solo. Como siempre debí estar.

- No digas eso. Piénsalo. Déjale explicarte, Tom.

- Mama... - me estaba hartando.

- No quiero que el día de mañana te arrepientas. Piensa por favor. Te llamaré para comer y hoy si vas a comer. Hazlo por mi al menos.

Salió de mi habitación dejando la puerta medio abierta, y yo de nuevo me hundí en la soledad de mi cama. Envuelto en las sabanas. Tal como había pasado estos dos últimos días. Dos días sin Bill, dos días sin ver esos ojos ni tocar su piel. Y le echaba de menos. Mucho. Claro que le necesitaba y claro que quería llamarle y hablarle y pedirle que volviera pero simplemente tenía miedo.

- ¡¡Tooo!! ¡¡¡Toooo!!! - la vocecita de Yawi me hizo sacar la cabeza. Lo que le hizo reír.

- ¿Que pasa pequeño? - dije limpiandome el rastro de lágrimas que empezaban a escurrir por mi mejilla. Llegó gateando hasta la orilla de la cama. Me agache y lo cogí sentándolo en mis piernas. - ¿Que haces Yawi?

- Lo siento. Ya me lo llevo. - dijo Megan entrando tras él.

- No. Está bien. ¿Como estas? - le dije jugando con las manos del pequeño.

- Eso te lo tendría que preguntar yo, pero bien, estoy bien. ¿Como estas tu, eh? - dijo acariciándome el brazo y sentándose a mi lado.

- Estoy, simplemente estoy.

- Entiendo. - suspiró y guardó silencio. Supongo que no sabia que decirme.

Jugué un poco con el pequeño. Haciéndole reír y él haciéndome olvidar por unos minutos. Pero el pequeño quería demasiado a Bill y empezó a llamarlo y con eso, volví a caer en lo mismo. Y pensar que hablemos de casarnos, de niños... ¿No puede ser más duro este momento? Tendría que estar prohibido que una pareja se rompa cuando tienen planes de futuro. Cuando se ama con todo el corazón, cuando te enseñan a querer y cuando te das cuenta que no puedes vivir sin esa persona. Simplemente toda la mierda me tiene que caer a mi. ¿Para esto volvió?¿Para dejarme de nuevo?

Ángel o demonio. // Twc// NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora