Cap - 33

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- ¿Si? - conteste al teléfono sobando mis ojos con la mano.

- Tom, soy Megan, espero que no te haya despertado.

- Mmmm... pues... creo que si. - me dejé caer boca arriba en la cama. - ¿Cómo estáis?

- Bien, estamos en el hotel. Geo se está dando una ducha. París es precioso, de verdad. Tienes que venir.

- Bueno... ya hablaremos de eso. ¿Como te fue con la prueba?

- De puta madre. ¡El puesto es mio!

- ¿En serio? ¿Tan pronto?

- Si. No se, les debí gustar mucho y me hicieron ayer mismo el contrato. Estoy tan contenta. ¿Como esta mi pequeño?

- Me alegro. Pues... supongo que estará durmiendo o con mi madre abajo. Dios ayer me pegue toda la tarde corriendo detrás de él por toda la casa. De verdad. Ese niño tiene un cohete en el culo. No se cansa. - me reí y Megan también soltó unas risas.

- Por lo menos te hace salir de tu guarida. Oye, Geo y yo vamos a dar una vuelta antes de volver. Voy a buscarte algo por aquí y no me vas a decir que no. - Iba a hablar pero me corto. - Pasame al niño, quiero oírlo.

- Esta bien. Espera que baje.

Salí de la cama con el móvil en mi mano, y fui a la habitación de mamá pero no estaban. Baje abajo y encontré a mamá dándole un puré a Yawi.

- Es Megan quiere hablar con el niño. - le dije a mama. Me acerque al pequeño y le puse el teléfono en el oído. - Habla a mama Yawi. Es mamá.

- ¡¡Ma!! ¡¡Ma!! - mi madre y yo nos quedemos mirando al pequeño con una sonrisa. Yawi miraba para todos los lados, sus ojos no paraban y sonreí. Sabía que era su madre.

Al poco rato cambió su expresión, tal vez se puso Georg al teléfono. Pero cuando oí al niño, se me puso el corazón a mil.

- ¡¡¡Biiiii!!¡¡ Biiiiii!!¡¡ Biiiii!!

¿¿Bill?? Si fuera Georg hubiera gritado papa, no "Biii". ¿Acaso sería Bill? Le aparte el teléfono sin dudarlo y me lo puse en el oído.

- Mi pequeño. - llegué a oír.

- ¿B-Bill? - mire a mama con los ojos abiertos.

- ¿Que? Tom, soy Geo, ¿Por que me apartas al niño?

- Yo... que... - juraría que esa voz...

- Tom. ¿Estas bien?

- Si. Perdona yo pensé que... joder. Lo siento.

Le di el teléfono a mi madre y me fui de allí. Juraría, joder juraría que había oído a Bill, era su voz. No podría confundirla con la de Georg , ¿o si? Dios estoy tan... tan... coño, le echo tanto de menos que no se ya ni lo que oigo ni lo que veo.

Tan pronto entre en mi habitación y me tire en la cama volví a dormirme. Últimamente tengo el horario cambiado. Si, me duermo cuando el sol asoma. Y lo hago porque, desde que se fue, desde que no le tengo a mi lado, creí que sería una buena manera de desahogarme y cogí una libreta y le escribo todas las noches, con la esperanza de que un día pueda leerla y vea que no he dejado de pensar ni un solo día en él. Bueno, ya no es una libreta, creo que en un par de días empezaré con la tercera. Exagero. Pero es mi modo de sacar todo lo que tengo y de alguna manera sentirle cerca.

A eso me he dedicado todo ese tiempo, a escribirle, a pensarlo, a echarle de menos y sobretodo a llorar. Llorar y llorar a cada rato. Hay veces que dudo si ha sucedido de verdad. Si de verdad le tuve conmigo. Si de verdad le hice feliz y me quiso como yo le quería. Dudo de todo últimamente. Dudo hasta de quien soy. Yo no era así, yo no... no pensaba, no escribía, no lloraba... No amaba.

Ángel o demonio. // Twc// NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora