Cap - 40

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    El móvil de Bill empezó a sonar. No se ni que hora seria, solo me di cuenta de que todavía era de noche. El sol todavía no asomaba y ahora mismo solo tenía ganas de tirar ese móvil contra la pared donde quiera que esté.

Bill siguió durmiendo tan tranquilo, ¿en serio no oía la alarma? Le empuje un poco, lo moví, le llame... y al final yo mismo tuve que buscar el móvil. Cuando lo encontré, al fondo de su enorme bolso y entre miles de cosas, quite la alarma y desperté a Bill. Pero lo desperté a mi modo. Me tumbe encima de él, sobre las sábanas. Bill estaba boca abajo con los brazos debajo de la almohada, fui dando besos por su nuca, espalda y hombros hasta que al final empezó a moverse. Le vi abrir los ojos pero quedarse en la misma postura sin moverse. Después movió la cabeza de un lado a otro, me aguante las ganas de reír, parecía perdido, como si no supiera donde estaba.

- Buenos días. ¿Ya sabes donde estas?

- ¿Eh? Mmmm. Si. Buenos días. - volvió a cerrar los ojos. Me deje caer a su lado y me quedé mirándole.

- Tu alarma ha sonado, apenas son las seis de la mañana. ¿Tan temprano te levantas?

- Ujum.

- Entonces voy a preparar café. ¿Vale? - asintió. - Bill, tienes que ir a trabajar vamos.

Me levanté de la cama y tiré de las sabanas paro molestarle. Gruño y yo reí saliendo de la habitación. Me fui a la cocina y prepare la cafetera, dos tazas, el azúcar y saque unas galletas que compré el día anterior. Lo deje en la barra de la cocina, y esperé a que el café estuviera listo.

Bill salió de la habitación rascándose el estómago por debajo de la camiseta, descalzo, totalmente despeinado e intentando mantener los ojos abiertos. Me hizo gracia verle así después de verle estos días tan arreglado y preocupado de su aspecto.

Se acercó a mí y se dejó caer sobre mi espalda a peso muerto, como si no pudiera ni con su alma, pasando los brazos abrazándome y acariciando mi pecho.

- ¿Así te levantas todas las mañanas? - dije sonriendo.

- ¿Así como? - arrastró las palabras. No podía verle pero apuesto que estaba con los ojos cerrados.

- Como un zombie. - deje salir mi risa. - Creo que nunca te he visto así. - me dio un beso en el cuello y se separó de mí sentándose en la barra.

Yo cogí la jarra de café y la deje junto a lo que había sacado. Bufo sin decir palabra. Estaba sentado, pero con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados todavía. Era como el típico niño que sacas de la cama para ir al colegio. Solo le falto decirme "un ratito mas mama" cuando le desperté.

- Hace días que no dormía tan bien como hoy. - dejo salir un suspiro. - Tu cama es mucho mejor que la mía.

- Vaya. Yo pensaba que ibas a decir que era por la compañía. - reí.

Me senté a su lado y agarre su taburete haciendo que Bill quedara entre mis piernas. Desayunamos tranquilos. Él intentando despertarse y yo picándole para que lo hiciera. Le serví el café con leche cargándolo un poco más de la cuenta con café para que despertara. Y parece que lo conseguí, porque al llevar media taza empezó a hablarme sin parar de lo que tenía que hacer hoy en la agencia. Terminemos de desayunar y entre los dos recogimos todo.

- Tengo que ir a casa a cambiarme. - me dijo. - No puedo ir con la misma ropa que ayer.

- ¿Y porque no buscas algo en mi armario? Yo he perdido un poco y tu has ganado músculo, seguro que ahora mi ropa te queda bien.

- Tu lo que quieres es verme desnudo.

- ¡¡No!! ¿Cómo piensa eso de mi señor Bilmonte? - ambos reímos y me beso.

Ángel o demonio. // Twc// NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora