capitulo 18

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Un pequeño cosquilleo en mi trasero me despertó, la verdad no tenía ganas de moverme y solo me acurruqué más al cálido cuerpo a mi lado.

Alto. Abrí mis ojos con pereza y confundida, no sé en qué momento de la noche había terminado acostada en el pecho de Jimin.

Su brazo pasaba por mis hombros, abrazándome y su mano la tenía sobre la mía. Era una posición tan íntima.

Él aún dormía, observe su rostro por unos minutos y se veía tan relajado,  sus gruesos labios estaban algo entreabiertos pero aun así lucía hermoso.

Aunque me di cuenta que quemaba demasiado. La vibración en mi trasero me sobresaltó un poco, había olvidado que traía mi celular.

Su brazo presionó un poco más cuando traté de levantarme.

-Jimin... Despierta

-déjame dormir, Hari

-lo haré pero suéltame -abrió sus ojos solo un poco, miro nuestras manos confundido y a mí en su pecho. Me soltó despacio sin comentar nada, me senté y al fin pude sacar mi celular.

8 llamadas perdidas de Tae

Conteste ni bien entró una nueva llamada, debía estar muy preocupado.

-¡¿dónde estás?! ¡¿Estás herida?!

-estoy bien, Tae... Tranquil-

-¡¿Qué me tranquilice?! -estaba explotando, tuve que apartar un poco el aparato por sus gritos -¡tu casa está un desastre! ¡Han roto la puerta y revuelto todo!

-¡¿Qué?!

-trae acá -escuché la voz de Yoongi fastidiado -¿dónde estás, mocosa?

-el piso de Jimin

-estamos en camino... ¡Calmate Mier... ! -colgó y me reí un poco, aunque luego se me pasó al recordar lo que dijo de mi casa. Mamá iba matarme si habían destrozado algo de su cocina.

-¿Quién era? -lo mire y casi me desmayó, ese hombre no podía ser más sexy. Aún seguía sin camiseta y sudaba un poco, lo odio por verse tan Hermoso.

¿Quién carajos luce así de bien en las mañanas? Seguro mi cabello estaba un desastre, mis ojos con legañas y no tenía nada de maquillaje.

-Taehyung y estaba algo alterado, encontró mi casa un desastre

-esto se va poner peor -tapo su rostro con su antebrazo y un gemido de dolor salió de su garganta. -carajo...

-¿amaneciste bien?

-me sigue doliendo el abdomen y no puedo moverme mucho -cuando desperté él estaba muy caliente, pose mi mano a su frente y sin esperarlo quedamos cerca. El hombre estaba hirviendo.

-estás ardiendo

-claro que lo soy, Hari

-no idiota, estás con fiebre -no espere más y me levanté, fui hasta la cocina para humedecer una toalla pequeña y lleve un envase con agua.

Jimin no quería nada pero un grito de mi parte bastó para que tuviera la toalla en la frente. Busque pastillas para el dolor y la infección, las tomó sin replicar y volvió a tumbarse para dormir.

UNTRUTH • PJM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora