Había tenido una noche espantosa, en la cual tuve un sinfín de extrañas y confusas pesadillas que se atropellan una tras otra, por lo cual no lograba recordarlas con claridad. Además, durante toda la noche no pude evitar tener la extraña sensación de estar siendo observada por alguna especie de presencia maligna, lo cual intente ignorar, haciéndome creer que sólo se trataba de mi imaginación. Esto logró que me quedara dormida prácticamente a las cinco de la madrugada y me había levantado a las seis, al escuchar la alarma de papá, que se había levantado temprano para ir a comprar algunos repuestos para su taller mecánico.
— ¿Qué haces despierta tan temprano, cariño? —le preguntó el señor Campbell a su hija.
—Tuve pesadillas, y no podía dormir—contesté mientras que me preparaba una tostada con mermelada.
— ¿Acaso te desvelaste leyendo algún libro de terror?—dedujo.
—Sí, exacto— mentí para no entrar en detalles.
—Jessica, sé que te gusta leer, pero no me parece que un libro de terror sea lo más apropiado antes de irte a la cama—bebió su café.
—Pero ya sabes que me gusta leer todo tipo de literatura—me senté junto a él.
—Lo sé, como también sé que si te digo que no lo hagas lo harás de todos modos—le sonrío, resignándose.
—Me conoces bien—le devolví la sonrisa.
—Solo sé que en la adolescencia nunca se obedece a los padres.
—Y eso tú lo sabes muy bien, ¿no es así?
—Podría decirse que si, ya sabes que tu padre era todo un casanova y un rebelde incorregible—sonrió recordando su época de gloria.
—De eso no me cabe la menor duda—bebí de su propio café.
Cuando mi padre era joven solía ser un tanto rebelde y mujeriego. Era una especie de oveja negra y descarriada que no le obedecía a nadie, hasta que conoció a mamá, y entonces esa oveja descarriada se convirtió en un fiel cordero blanco. A pesar de los años y los contratiempos papá seguía conservando el buen sentido del humor, a pesar de todo, y eso era exactamente lo que más me gustaba de él; sin olvidar que era un padre excelente, que me entendía y me daba mi espacio sin tener que intentar descifrarme a cada momento.
— ¿Alguna vez te conté sobre esa chica rubia que conocí en una fiesta? —le preguntó un tanto entusiasmado.
—Creo que sí, se llamaba Margaret, ¿verdad?
—Así es...era la chica más bonita que había conocido en mi vida, la más bonita hasta que conocí a tu madre, claro; quien me deslumbro con su belleza.
—Mamá es muy hermosa—sonreí.
—Lo es, pero creo que tú la has superado hija. Además, debemos reconocer que la genética de tu padre ayudó bastante—bromeo.
—Si tú lo dices, tendré que creerte—contuve la risa.
—Los padres nunca mienten, excepto en ciertas ocasiones, pero está no es una de ellas; así que puedes creerme.
-—Está bien, lo haré papá.
—Bueno cariño, ya me tengo que ir—dijo a la vez que se ponía de pie.
—De acuerdo, que te vaya bien—le sonreí.
—Igualmente, que tengas un buen día—besó su cabeza y luego salió de la cocina.
Terminé de desayunar tranquilamente para luego irme hasta mi habitación y así recostarme nuevamente. Aún tenía demasiado sueño y quería dormir durante al menos una hora. De pronto, cuando estaba volviendo a conciliar el sueño sentí como algo se movía debajo de mis sábanas, lo cual me hizo abrir rápidamente los ojos para luego sentarme sobre la cama un tanto asustada.
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ARCADIA: La Guerra por el Equilibrio
ParanormalTodos tenemos un final distinto, según como hayamos vivido es lo que seremos después de muertos, y no hablo del cielo ni del infierno. Hablo de un lugar neutro en el cual el bien y el mal buscan equilibrarse...un lugar llamado Arcadia.