19. "Reviviendo el pasado"

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Nunca pensé que llegaría el día en el que olvidaría como fingir frente a mis padres, ni como seguir conteniéndome para no preocuparlos, porque no soportaría convertirme en una molestia para ellos, ya que los dos ya tenían bastante con lo que había sucedido con mi hermano. Pero la noche de ayer todo cambió, sin pensarlo, sin buscarlo, solo sucedió. Por primera vez después de tanto tiempo me sinceré con ellos, haciéndoles saber lo mucho que extrañaba a Daniel, mientras que la tristeza me invadía y me mostraba vulnerable ante sus ojos, haciéndoles saber que estaba sufriendo y que realmente los necesitaba. Todos en algún momento necesitamos de alguien en quien poder afirmarnos, para no caer y poder sobreponernos, pero hasta ese entonces, no había conseguido encontrarlo, tal ves fue porque me negaba a buscarlo y tampoco deseaba aceptar la ayuda de otras personas, que solo me compadecerían. Pero durante todos estos años, pase por alto que tenía a mis padres, ellos estaban a mi lado y me apoyaban sin esperar nada a cambio, porque es lo que hacen los padres en estos casos. Ahora me sentía mucho más tranquila y segura de mi misma. No tenía ganas de volver a encerrarme y tampoco podía seguir ocultándome por más tiempo. Es cierto que mi hermano seguía haciéndome muchísima falta, pero ya no podía seguir comportándome como si fuese la única que sufría por ello, cuando mis padres también lo hacían. Seguramente sufrían el doble día tras día, pero aun así se mantenían en pie y se mostraban sumamente fuertes, solo para que yo pudiese salir adelante. Por lo cual decidí que yo también intentaría ser fuerte. Daniel se fue hace muchos años atrás y aunque fuese una decisión difícil tenía que dejarlo ir, sin importar el dolor que eso me causaría. Nunca me olvidaría de él, porque siempre estaría en mi vida y lo llevaría en lo más profundo de mi corazón, pero ya no podía seguir aferrándome a su recuerdo, ya que si lo hacía mis heridas nunca sanarían y acabaría desangrándome. Además, ahora contaba con alguien que me ayudaría a que todo esto fuera mucho más soportable y me daría las fuerzas suficientes para seguir adelante.

Estaba caminando por el pasillo junto con Pascale, íbamos a la clase de literatura y esta vez no llegaría retrasada, gracias a mi guardiana teníamos tiempo, así que caminábamos con calma. Ella se encontraba hablándome sobre las tendencias de moda a la vez que yo la escuchaba intentando comprender todo lo que me decía, pero por más que lo intentaba mis pensamientos me distraían y no lo conseguía, porque me hacían recordar a Lucas, que seguramente se encontraría molesto conmigo porque no había estado a su lado el día de su cumpleaños. Estábamos a punto de entrar al salón cuando nos encontramos con mi mejor amigo. Este me miró seriamente, mientras que en sus ojos pude apreciar cierto deje de tristeza y de rencor, lo cual me hizo sentir apenada.

—Lucas yo quería... —dije acercándome.

—No te molestes en inventar una excusa, porque no me interesa escucharte —contesto molesto.

—Lucas por favor, solo quiero que hablemos —le dije apenada.

—Ya no hay nada de qué hablar. Todo está muy claro —entró al salón, dándole la espalda.

Bajé la mirada entristecida y sentí que un gran peso pendía de mi pecho, al ver que me rechazaba. Me quedé parada sin decir una sola palabra, tampoco traté de seguirlo, porque no me sentía capaz de seguir caminando, como si no sucediera nada. No estaba bien y seguro que mi rostro me delataba, ni siquiera quería tener que entrar al salón después de lo ocurrido. Todo era por mi culpa, le había fallado a Lucas y ahora me miraba como si me odiara. No estuve en el día más importante de su vida, ni tampoco lo llamé al día siguiente, porque me encontraba demasiado ocupada, tratando de animar a Pascale que también era mi amiga; pero no debí olvidar a mi mejor amigo. Sentía que era una pésima amiga, porque sabía que lo había lastimando y no sabía si podría perdonarme. Lucas era un buen chico, era agradable y jamás fue rencoroso, pero últimamente parecía como si algo lo hubiese cambiado, lo cual me asustaba porque no quería que dejara de ser el chico amable que siempre había sido. No soportaría volver a perderlo y saber que nos convertimos en dos completos desconocidos, como si jamás hubiésemos sido amigos. Él estaba en mi vida y nunca dejaría de estarlo, sin importar lo que sucediera, siempre seria mi mejor amigo, solo esperaba que pudiese perdonarme.

ARCADIA: La Guerra por el EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora