21. Segunda parte.

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Regresé a la clase junto a Laura para sentarnos en nuestros respectivos asientos, después de intercambiar una seria mirada con el idiota de Lucas, ese engendro me desagradaba cada día más porque desde un principio, supe que no andaba en buenos pasos y sus actitudes no hacían más que confirmármelo. Una vez que las clases acabaron fui a dejar a Laura hasta su casa, al igual que cada día, porque debía asegurarme de que mi protegida no sufriera ningún percance durante el camino y mantenerla con vida era mi obligación, aunque su existencia no me importara demasiado, mientras que la de su mejor amiga era la mayor de mis preocupaciones y estaba dispuesto a mantenerla a salvo sin importar las consecuencias, pero para que eso sucediera debía camuflarme entre los humanos y caminar entre ellos como si fuéramos de la misma especie, pero claramente no lo éramos, ni nunca lo seria, sin importar que fuese un caído al cual le dieron la oportunidad de redimirse, la cual había aceptado solo para convertirme en cazador y acabar con ellos, los demonios destruyeron a mis únicos amigos y no conforme con eso, hicieron desaparecer todo lo que alguna vez quise. Los haría pagar a como dé lugar, solo de eso estaba seguro, pero para que ese día llegara tendría que ser paciente, aunque la paciencia no fuera una de mis mejores virtudes. La oscuridad ya se había hecho presente y los demonios habían salido a hacer de las suyas, al igual que ese intento de demonio, que les seguía los pasos y se comportaba como si fuese uno de ellos.

Una vez que lo vi salir de su casa, lo seguí sin que notara mi presencia, lo cual fue bastante sencillo. Después de seguirlo durante un buen rato vi que se detuvo justo en la esquina de un callejón, se puso la capucha de su polerón y comenzó a mirar a ambos lados de la calle en reiteras ocasiones, parecía nervioso y estaba claro que no había venido para dar un paseo, si no que para esperar a alguien. Al cabo de unos minutos un sujeto con un abrigo negro apareció de la nada y caminó en su dirección, ambos intercambiaron una mirada y se adentraron en el callejón. Mis sospechas eran ciertas, los demonios estaban involucrados y estaban manipulando a ese pobre idiota a su antojo, solo para hacerle daño a Jessica, pero yo no iba a permitírselos. Crucé la calle a la vez que apretaba los puños de la rabia y contenía las ganas de acabar con ambos en ese preciso momento, entonces me escondí tras la pandereta y me asomé lentamente, solo para escuchar lo que estaban hablando.

—No puedo seguir haciéndolo—le dijo Lucas seriamente.

— ¿Podrías ser más claro? —le dijo el joven demonio.

—Sí, claro. No puedo seguir llevando esta pesada carga.

—Cuando aceptaste, sabias que no sería fácil.

—Lo sé, pero no quiero seguir siendo de esta manera. Ya no mas.

— ¿Quieres renunciar?

—No exactamente, pero quiero volver a ser normal.

—Creo que ya es un poco tarde para eso —sonrió el demonio.

—No, no lo es, y sé que puedes hacer algo al respecto.

—Lo lamento, pero eso sería ir contra las reglas y sabes que no puedo.

—No voy a decir nada, si eso es lo que te preocupa—le aseguró.

—Creo que aun no lo entiendes—se acercó a él.

— ¿Qué es lo que no entiendo?

—Una vez que haces un trato, es para siempre Lucas.

— ¿Qué?

—No hay forma de revertirlo.

—Supongo que estas bromeando—dijo seriamente.

—No me atrevería a bromear con estas cosas.

—Nunca me dijiste nada de eso—le reclamó.

—En teoría, nunca me lo preguntaste.

ARCADIA: La Guerra por el EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora