Me desperté de un sueño, a mitad de la noche, siendo alumbrada solo por la tenue luz de luna que entraba en mi habitación. De pronto vi una sombra, la cual parecía ser la silueta de un hombre, este comenzó a acercarse lentamente, hasta estar frente a mi cama. El miedo se aferró a mí en cuanto reconocí su rostro, logrando paralizarme. No podía gritar, no podía hacerlo, puesto que solo podía sentir como las lágrimas corrían sobre mis mejillas a medida que temblaba y sollozaba como una niña. Él había vuelto para acabar conmigo, podía sentirlo y presagiarlo a través de su oscura mirada. Mis vanas esperanzas de encontrar una salida se estaban agotando, ya que solo lograba ver enormes y agrietados muros a mí alrededor.
Evan acarició su tobillo, subiendo su mano lentamente, hasta llegar a su muslo.
—No me lastimes —lo miré atemorizada.
—Tranquila —dijo seriamente.
—No me toques, por favor —le pedí sollozando.
—Será mejor que no te resistas—siguió acariciando su pierna.
—No, déjame —aparté su mano, armándome de valor.
—Esta vez nadie podrá impedirlo—tiró de la sábana deslizándola por sus piernas.
—Esto no es real, no puede estar pasando —me repetí a mí misma.
—Desde aquella noche eres todo lo que deseo — acarició su cabello.
—¡No me toques! —grité alterada.
—No grites —cubrió su boca con su mano. —No vuelvas a hacerlo—le advirtió, entonces la empujó sobre la cama a la vez que se recostaba sobre su cuerpo.
Evan comenzó a besar su cuello, bajando por su pecho, alternadamente, mientras que acariciaba sus piernas con ambas manos.
—No sabes cuánto me excitas—le susurró al oído.
—Déjame, por favor —le rogué desesperada, intentando apartarlo.
— ¿Te gusta sentirme? —sonrió.
—No... —lloré angustiada.
—Mírame —le ordenó.
—No, déjame, por favor —le supliqué.
—Quiero que me mires cuando te hablo —le dijo seriamente.
—No me lastimes —sollocé.
—Te dije que me miraras—sostuvo con fuerza su rostro, solo con una mano.
—Te lo suplico —lloré angustiada.
—Esto podría haber sido mucho más sencillo si no te hubieses resistido, pero eres demasiado terca —le dijo con voz familiar, entonces Jessica dejó de luchar y se quedó inmóvil sobre la cama.
—Nicolas... —susurré.
— ¿Te sorprende? —la miró seriamente.
—No lo entiendo —sollocé.
—No hay nada que entender—secó sus lágrimas con sus dedos.
—Hace un segundo... él estaba aquí, pero ahora estás tú y yo no... —no pude seguir hablando, porque rompí en llanto nuevamente.
—Tranquila. Todo está bien, no debes tener miedo —acarició su mejilla.
—No, nada está bien —intenté incorporarme.
—No tan rápido —dijo seriamente, sosteniéndola por los hombros.
—Tus ojos son...
—Negros —completó la frase por ella.
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ARCADIA: La Guerra por el Equilibrio
ParanormalTodos tenemos un final distinto, según como hayamos vivido es lo que seremos después de muertos, y no hablo del cielo ni del infierno. Hablo de un lugar neutro en el cual el bien y el mal buscan equilibrarse...un lugar llamado Arcadia.