En lo sucesivo, Nicolas y los demás obedecieron al profesor y se dirigieron a la oficina, para que les impusieran un castigo de acuerdo a su comportamiento en el salón de clases. Luego de que el profesor le informará al director lo que habían hecho, y estos tuviesen una seria plática y debieron esperar afuera, en rectoría, conforme sus padres platicaban con el director.
Anton y Elena se encontraban en la oficina de la directora, fingiendo ser nuestros padres, cuando en realidad no lo eran y jamás lo serían. Ellos no eran humanos, pero nadie podría llegar a sospecharlo. Ninguno de nosotros lo éramos y aun así debíamos fingir la mayor parte del tiempo. Todo se trataba de reglas, tanto en la academia como en casa. Durante todo este tiempo me he negado a acatarlas, y he rehuido de ellas, pero esta vez las cosas eran diferentes. Todo había cambiado desde hace un tiempo atrás. Me había convertido en un caído a causa de mi descuido, el cual me condujo nuevamente a este lugar.
—No puedo creer que estemos en esta situación—exclamo Pascale.
—Pues acostúmbrate —le dije seriamente.
—Esto es tu culpa — me miro molesta.
—No recuerdo haberte apuntado con un arma para que amenazaras a Laura —le dije fastidiado.
—Alguien tenía que ponerla en su sitio —se cruzo de brazos.
—Entonces te sugiero que asumas tu responsabilidad.
—Y yo te sugiero que...
—Podrían guardar silencio —les dijo Lucas molesto.
—Claro que podríamos, pero no lo haremos—le dijo la rubia seriamente.
—Lucas, ya debemos irnos —le dijo su madre, quien se encontraba junto a la puerta, esperando a su hijo.
—De acuerdo — Lucas se levanto de su asiento intercambiando una seria mirada con Nicolas, para luego marcharse junto a sus padres.
—Lo mismo corre para ustedes—les dijo Anton seriamente, apareciendo de pronto, junto a Elena.
—Anton, escucha. Yo puedo explicarte lo que sucedió —le dijo Pascale levantándose de su asiento.
— ¿Por qué piensas que querría oírte? —se oía molesto.
—Porque necesitas saber la verdad. Nicolas fue quien comenzó esa absurda discusión, yo solo amenace a Laura porque...
—Callada de defiendes mucho más —le dije molesto.
— ¡Podrías callarte! Estoy tratando de explicarle a Anton lo que sucedió.
—Pues buena suerte con eso—sonreí irónicamente.
—Al parecer no tienes pensado hacer lo mismo —le dijo Anton acercándose.
— ¿Con que objeto? —lo mire seriamente.
—Levántate. Es una orden —dijo seriamente.
— ¿Y si no quiero hacerlo? —lo desafié.
—Nicolas, por favor. Obedece a tu padre y no empeores aún más las cosas —le pidió Elena.
—Olvidaba que todo se trata de ordenes — me levante fastidiado.
—Esto es inconcebible. Dos de mis mejores alumnos dan problemas en un colegio mundano, cuando deberían dar el ejemplo —los miro molesto.
—Lo siento Anton. Te prometo que no volverá a suceder —se disculpo la rubia apenada.
—No seas tan duro con ellos, Anton —le pidió Elena, poniendo su mano sobre su hombro.
—Lo siento Elena, pero no puedo pasar por alto lo que han hecho— observo a Nicolas.
—Sí piensas que me arrastrare como lo ha hecho Pascale pierdes tu tiempo —le dije a Anton seriamente.
—Al parecer aún no aprendes nada —se acerco a decirle.
—Anton, podemos hablar... Es importante—dijo Jessica, quien permanecía junto a la puerta.
—Esta conversación aún no se ha acabado —les advirtió Anton, antes de salir de la inspectoria junto a Jessica.
—Sé que estás molesto con Pascale y con Nicolas, pero quiero que sepas que no es culpa de ellos —le dije deteniéndome en el pasillo. —Nicolas solo me defendió...sé que no debió golpearse con Lucas, pero lo hizo porque quería protegerme, al igual que Pascale —le explique apenada.
—Ellos estan aquí para proteger a los humanos, no para lastimarlos. Lo siento Jessica, pero no puedo pasar por alto un asunto tan delicado. Lo mejor en estos casos es que te mantengas al margen —le dijo seriamente.
—Lo siento Anton, pero no puedo hacerlo...es por eso que...
—No tienes que pedirle nada a nadie —le dije a Jessica seriamente.
—Nicolas, yo solo...
—Este lugar no me parece el más apropiado para que platiquen—se acerco a decir Elena.
—Tienes razón, lo discutiremos en casa —dijo Anton.
—Me da gusto verte Jessica, aunque sea en estas circunstancias —Elena le sonrió.
—También me da gusto Elena—le devolví la sonrisa.
—Ya debemos irnos —les recordó Anton.
—Lo siento Anton, pero no puedo ir con ustedes...No puedo dejar desprotegida a Jessica—se acerco a decirle Pascale.
—Tal vez debiste pensar en eso mucho antes. No puedes quedarte.
— ¿Por qué no?
—Porque la directora así lo estimo conveniente —le explicó.
— ¿Acaso no utilizaste tus habilidades? —lo observo extrañada.
—Hay ocasiones en las cuales se debe actuar como un simple humano y acatar los reglamentos, para no ponernos en evidencia —observo a Nicolas.
—Anton tiene toda la razón, Pascale —dijo Elena.
— ¿Pero entonces quién llevara a Jessie a casa?
—No tienes que preocuparte por mi Pascale. Puedo irme a casa por mi propia cuenta. No me sucederá nada—le aseguré para que se quedara tranquila.
—Leo se encargara de Jessica. Ahora debemos irnos—les dijo Anton seriamente.
Una vez que se marcharon regresé a clases, pero esta vez se trataba de francés, por lo cual el panorama era un tanto diferente. Durante esta clase intenté concentrarme la mayor parte del tiempo, porque quería intentar olvidarme de lo sucedido, pero no era tan fácil como tratar de hacerlo; mientras que Rachel y sus amigas no dejaban de murmurar a mis espaldas. No quería tener que enfrentarme a ellas, así que preferí ignorarlas y armarme de paciencia. Lo que no lograba ignorar era la mirada de rencor de Laura, esa que me hacía sentir deprimida. Entonces solo agaché la cabeza apenada, sintiendo una punzada de dolor en mi pecho, porque sabía que nuestra amistad había muerto y al parecer nada podría revivirla. Ella me odiaba, lo sabía, aunque no me lo dijera. Me sentí aliviada en cuanto oí el timbre de salida y me apresuré a guardar mis cosas dentro de mi bolso, para ponerme el abrigo y la bufanda, para resguárdame del frio invierno que se encontraba afuera. Tal como se lo había pedido Anton, Leo se ofreció para acompañarme hasta mi casa, así que no pude negarme. Una vez que llegamos me despedí de él y entré a mi casa; para luego subir por las escaleras y encerrarme en mi habitación. Respiré profundo, recargando mi espalda contra la puerta. Sabía que el primer día no iba a ser nada fácil, pero jamás imaginé que Nicolas y Lucas se golpearían en el salón de biología, llevando a los extremos su enemistad, solo por mi causa.
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ARCADIA: La Guerra por el Equilibrio
ParanormalTodos tenemos un final distinto, según como hayamos vivido es lo que seremos después de muertos, y no hablo del cielo ni del infierno. Hablo de un lugar neutro en el cual el bien y el mal buscan equilibrarse...un lugar llamado Arcadia.