22. "La mansión Grandchester"

114 7 4
                                    

Mis pasos eran sumamente lentos y calmados, tal vez demasiado, pero estaba intentando retrasar nuestro encuentro tanto como esta lentitud me lo permitiera. Tenía que pensarlo con más calma, necesitaba saber si estaba haciendo lo correcto o si me estaba equivocando. Me resultaba extraño que quisiera verme cuando ni siquiera me saludaba en el colegio. Las cosas entre nosotros habían cambiado y ambos lo sabíamos, ya que desde el momento en que me lastimó todo se hizo trizas, incluso mi corazón, que aún se encontraba resentido a causa de sus palabras y esta vez no había vuelta atrás aunque ambos lo quisiéramos.

Me detuve frente a la cafetería y tomé un respiro mientras que me debatía mentalmente pensando si debía entrar al lugar o dar media vuelta y regresar a casa, ya que no sabía lo que sucedería una vez que estuviésemos dentro y estaba un tanto asustada por lo que podría ocurrir después de lo que había pasado en el "Punch & Judy," cuando se había descontrolado y había acabado peleándose con Nicolas, luego de haberme besado a la fuerza. Tal vez él tuviese razón y no debería verlo fuera del colegio, pero estaba preocupada por Lucas y no podía abandonarlo como si no me importara. Es solo que no conseguía reunir el valor suficiente para verlo y ni siquiera sabía que iba a decirle, así que tomé el camino más fácil y decidí regresar a casa, pero cuando estaba a punto de atravesar la calle alguien me detuvo, sosteniéndome por el brazo suavemente y me soltó al instante.

—Espera, no te vayas —le pidió seriamente.

—Lucas —me giré a verlo.

—Creí que no vendrías, pero no pensé que saldrías huyendo.

—No estaba huyendo.

—Sí, claro, por eso estabas a punto de cruzar la calle —sonrió siendo irónico.

—De acuerdo, si estaba huyendo—reconocí.

— ¿Puedo saber la razón? —la miró seriamente.

—Estaban un poco asustada—le confesé.

—Entiendo —dijo pensativo.—Entremos, tenemos que hablar.

—No creo que sea buena idea, Lucas.

—No te haré nada, si es lo que estás pensando.

—No es lo que me hagas, es lo que te harás a ti mismo —lo miré apenada.

—Sí no quieres entrar hablemos aquí —se sentó en una banca, que estaba frente a la cafetería.

—Bueno, está bien —me senté a su lado.

—No soy tan desgraciado como tú crees, ¿sabes? —dijo sin siquiera mirarla.

—No creo que lo seas, es solo que...

—Sí, lo sé —sonrió.

—Me has lastimado, Lucas —observe la cafetería.

—Lo sé y no sabes cuánto me arrepiento por eso.

— ¿Entonces por qué lo hiciste?

—No lo se.

—¿No sabes qué?—lo mire seriamente.

—Ya sucedió antes, no es la primera vez que me pasa. Sabes que me descontrolo fácilmente y entonces pierdo la cabeza —le dijo seriamente.

—Entonces tienes que buscar ayuda, Lucas.

—Nadie puede ayudarme, Jessie.

—No digas eso, porque yo estoy contigo en esto y quiero ayudarte a hacerlo —le sonreí. —Sé que juntos encontraremos una solución, pero no dejes que te destruya.

—No es tan fácil como piensas.

— ¿Alguien te hizo daño, te están amenazando o te están obligando a hacer algo que tú no quieres?—me atreví a preguntarle luego de suponerlo.

ARCADIA: La Guerra por el EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora