Me senté de golpe sobre la cama, mientras respiraba agitada. El corazón me latía con violencia y un sudor frío me recorría la frente. Mire a mi alrededor, temerosa por lo que podría llegar a encontrar, pero solo conseguí ver oscuridad. Deje escapar un suspiro de alivio y me deje caer suavemente sobre la cama. No había nada que temer, ya que me encontraba en casa, recostada sobre mi cama y nada ni nadie podría llegar a lastimarme, excepto en mis pesadillas.
A la mañana siguiente eche los cuadernos rápidamente dentro de mi bolso y me apresuré a salir hasta la avenida, donde me esperaba mi amiga, Laura. Era el primer día de clases de nuestro último año en secundaria. Lo cual no conseguía emocionarme, porque estaba segura que todo sería monótono y nada cambiaría, como siempre.
Corrí rápidamente hasta llegar a la esquina y doblé hacia la izquierda. Junto a la parada de autobuses se encontraba Laura envuelta en una parka de color rosa pálido. Llevaba guantes oscuros y botas de cuero color chocolate. Acorde con aquel frío Otoño.
—Hola Laura—la saludé con la respiración entre cortada.
—Pensé que ya no ibas a venir, ya son casi las ocho—observo su reloj.
—Lo siento, se me hizo tarde—le sonreí.
—Así veo, démonos prisa, quizá aún alcancemos a llegar—dijo bastante calmada, como de costumbre.
Corrimos hasta la esquina siguiente y con bastante suerte logramos a subir al autobús que nos dejaría frente al colegio. Al llegar, nos encontramos con un atractivo chico de aspecto algo descuidado, al parecer se encontraba un tanto confundido, puesto que consultaba su horario en reiteradas ocasiones. Laura me sonrió siendo sugerente, por lo cual supuse que esperaba que me acercara a ofrecerle mi ayuda, y después de eso, que se lo presentara, claro. Lo observe por unos instantes, jamás lo había visto antes, probablemente era nuevo. Tenía el cabello liso y rubio; con matices dorados, lo llevaba algo desordenado, cayéndole en puntas irregulares por encima de la frente. Sus ojos eran grises y destacaban intensamente, su rostro era fino al igual que sus facciones, su piel era blanca y lisa, sin rastro de imperfecciones, al menos a simple vista. De estatura era un tanto más alto que el común de nuestros compañeros, de contextura era delgado, pero no en exceso ya que su espalda era una tanto más ancha y sus brazos parecían ser fuertes.
—¿Te animas a hablarle, Jessie?—le preguntó Laura.
—No lo creo—contesté acobardándome, como de costumbre, ya que por lo general no me acercaba a los chicos para establecer una conversación.
—Entonces será mejor que entremos—sugirió, tras observar como aquel chico se alejaba por el pasillo.
—De acuerdo—nos dirigimos al salón.
Al llegar al salón nos encontramos con aquel chico nuevamente, parado junto a la puerta, pero esta vez platicando amistosamente con Rachel, nuestra compañera de clase, quien además era una de las chicas más bonitas de todo el Montreal. Sin perder más tiempo pasamos junto a ellos para entrar al salón, minutos más tarde entro la señorita Winslet cargando un grueso libro junto con algunas carpetas de colores sólidos.
—Buenos días alumnos, espero que hayan tenido unas agradables vacaciones, y que hayan estudiado por supuesto, ya que como de costumbre, realizaremos un examen de diagnóstico.
—Esto debe ser una broma—murmuré.
—Les haré entrega del examen de inmediato—dicho esto se dispuso a entregarlos, paseándose por todo el salón.
Al cabo de unos minutos entregue mi examen, siendo la primera de la clase en terminar, no porque supiera algo, sino que no sabía cómo seguir resolviendo los ejercicios. Las matemáticas seguían sin ser mi fuerte, sin importar el tiempo que transcurriera. El chico nuevo fue el segundo en terminar su examen, pero a diferencia mía, lo entrego totalmente completo.
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ARCADIA: La Guerra por el Equilibrio
FantastiqueTodos tenemos un final distinto, según como hayamos vivido es lo que seremos después de muertos, y no hablo del cielo ni del infierno. Hablo de un lugar neutro en el cual el bien y el mal buscan equilibrarse...un lugar llamado Arcadia.