Lucas me había dejado sumamente confundida, porque no entendía nada de lo que me había querido decir, ni siquiera recordaba haber hecho aquel dibujo cuando era niña. A veces tenia la extraña sensación de que había demasiadas cosas que no podía recordar, aunque lo intentara, era como si alguien hubiese borrado parte de mis recuerdos y solo hubiese dejado los que me lastimaban, aunque claro, eso me parecía bastante absurdo y poco probable. Todo esto era demasiado confuso y extraño, sobre todo porque Lucas me había hecho preguntas que no sabía cómo responder. Lucas parecía saber cosas de las cuales yo no estaba enterada, y aun así, me costaba creer que supiera algo acerca de los arcades o de la dimensión secreta. Pensaba que mi mejor amigo seguía siendo el mismo chico de antes y que lo que había sucedido en la fiesta de máscaras había quedado en el pasado, pero ahora comenzaba a creer que no era así, puesto que él seguía comportándose de manera extraña. Algo en su interior estaba cambiando y esperaba que no fuera para mal. Algo no encajaba en todo esto y pensaba averiguarlo, por lo cual fui tras él, esperando poder alcanzarlo para que me lo explicara todo, pero ya no estaba, había desaparecido. Es por eso que decidí bajar y buscarlo en el primer piso. El lugar se había repletado de personas y me estaba costando trabajo seguir avanzando entre toda esa multitud, de pronto logré ver a Lucas, que se encontraba hablando por el celular y se notaba molesto, además parecía un tanto alterado. Logré escabullirme entre la gente a la vez que lo seguía con la vista, entonces un chico que iba pasando por mi lado pasó a derramar su vaso sobre mi camiseta, dejándome mojada y apestando a alcohol.
—Lo siento, no fue mi intención—se disculpó apenado.
—Descuida —miré mi camiseta.
—Permíteme ayudarte, por favor—fue hasta la barra, para luego volver con servilletas e intentar secar mi camiseta.
—No es necesario —le dije incómoda.
—Claro que es necesario —siguió secándola.
—En serio, déjala así.
-—No, no puedo.
— ¿Acaso no la oíste? —dijo Lucas sumamente molesto a la vez que lo volteaba por el hombro y lo golpeaba en la cara.
Lo tomó por el cuello de la camiseta y lo arrojó sobre una pequeña mesa, para luego abalanzarse sobre él y seguir golpeándolo con todas sus fuerzas. La rabia se había apoderado de él, manifestándose en forma de violencia y odio en contra de aquel pobre chico.
—Lucas, ¿qué haces? —le dije espantada. —Déjalo —me llevé las manos al rostro—¡Lo vas a matar!—le grite aterrada.
Ninguno de los que se encontraban en el pub hacia nada por separarlos, solo se quedaban observándolos, como si se tratase de un ring de boxeo o algo parecido. Era como si no pudiesen moverse para poder intervenir y así socorrer a ese chico, el cual no tenía oportunidad de defenderse, porque Lucas extrañamente había adquirido una fuerza mayor de la que tenía antes. La angustia comenzó a apoderarse de mí, a la vez que un nudo se formaba alrededor de mi garganta y los ojos se me humedecían ante aquella desagradable escena.
—¡Lucas, ya basta! —intenté apartarlo tomándolo por el brazo, pero este me empujó haciéndome a un lado, lo cual hizo que me golpeara con el borde de una mesa.
Fue entonces cuando Lucas dejó de golpearlo y se me quedó viendo, como si hubiese vuelto en si, pero su mirada aun seguía siendo aterradora y perturbadora, por lo cual no lograba reconocerlo. Me llevé los dedos a los labios, los cuales se habían teñido de sangre a causa de haberme golpeado con el borde de la mesa. Lo miré asustada al darme cuenta de que mi mejor amigo se había trasformado en otra persona. No sabía qué es lo que le estaba sucediendo, solo sabía que ya no era el mismo. Me puse de pie y salí rápidamente del lugar, intentando dejar atrás a Lucas, porque ya no quería tener que estar cerca de él después de lo que había hecho, ni siquiera se trataba de mi labio, eso era lo que menos me importaba, se trataba de la violencia con la que agredió a ese pobre chico, el cual no me había hecho nada, nada más que pasar a derramar su vaso de alcohol sobre mi camiseta. Estaba sumamente molesta con él, porque no era la primera vez que lo hacía, pero aun así, nunca había llegado a estos extremos. Ahora estaba más que segura de que algo grave le sucedía, pero aunque quisiera ayudarlo, estaba asustada y no quería tenerlo cerca de mí, porque ya no sabía que es lo que podría llegar a hacer.
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ARCADIA: La Guerra por el Equilibrio
ParanormalTodos tenemos un final distinto, según como hayamos vivido es lo que seremos después de muertos, y no hablo del cielo ni del infierno. Hablo de un lugar neutro en el cual el bien y el mal buscan equilibrarse...un lugar llamado Arcadia.