Virginal (22/10/16)

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Título: virginal
Palabras usadas: 375
Preparación psicóloga para lo que viene.

Se removió incómodo en la cama de esa habitación de un burdel de la mejor calidad, donde sus amigos planeaba que perdiera su virginidad a sus veinticinco años, frotó sus manos con incomodidad, viendo por todos lados dónde podía huir, suspiró cuando la puerta se abrió detrás de él .

- Oh eres pelirrojo - habló una voz de una mujer , y el no se atrevió a voltearse - además tímido - sintió detrás suyo hundirse la cama, el olor a un perfume francés de alta calidad lo pateo - mis favoritos - se rió en su oído en forma sensual, mientras que unas pequeñas y traviesas manos, recorrían su pecho.

- mucho gusto soy Nathanaël - tartamudeo al sentir como ella besaba su cuello, pudo sentir como detenía sus besos y reia coqueta.

- aquí no importa los nombres, aquí lo importante es que nos haremos uno y te haré mio por hoy.

En un segundo el estaba acostado sobré la cama y ella sobré el, el la aprecio, su corazón latió con fuerza rayando lo doloroso, ella es hermosa, de un largo cabello negro como la noche, de piel pálida como la nieve, labios pintados de un rojo rubí, unos ojos como el zafiro mas bellamente tallados, una obra de arte que el un artista en formación, nunca podría haber imaginar, tan hermosa que le corto la respiración.

- pero para que no te quedes con la duda soy Ladybug - ella sonrió con soberbia al ver como los ojos de un azul turquí la miraban con deseo y sorpresa - y tu Hermoso tomate virginal no saldrás de esta .

Y lo beso en la boca, reclamando los labios de su cliente que como lo sospechaba era un Virgen inocente, un Virgen que le llamaba la atención apenas lo vio llegar la recepción del burdel juntos a sus amigos y aún más cuando el joven sonrió, ella que no le interesaba los vírgenes, quiso la primera vez de ese pelirrojo. Desperdigó besos en el rostro de el, deteniéndose en esas mejillas rojas, disfrutando la aterciopelada piel de el, y con su rodilla izquierda rozó la entre pierna de el, causado que brincara junto con un gruñido, que fue una melodía hermosa para sus oídos, comprobando que no se arrepentirán de comerse ese tomate maduró.

31 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora