Capítulo 39 || Especial Ted Grey II

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—Tus citas con la terapeuta están programadas tres días a la semana —dice Shang.

¡Joder!

Este hombre de ascendencia asiática tiene un mundo en la cabeza. Es el médico de la familia, tomando atribuciones en cuanto a nuestra salud que, aunque deberían enojarme me confirman que proveer nuestra salud es el legado que le dejó la abuela.

—¿No pueden ser dos? —pregunto esperanzado.

Fijo mis ojos en aquella rubia que me mira embobada. Sus ojos verdes son realmente hermosos, pero la abertura de su bata de hospital me dice que también abre fácilmente sus piernas y siendo sincero, las rubias no es lo mío.

—Es vital para su recuperación —declara Atenas.

Así se llama la rubia de abre fácil.

—¿Segura? —Arqueo una ceja sonriendo a medias, provocando que un leve rubor aparezca en sus pálidas mejillas.

Está claro que su afán de mantenerme tres días de la semana en esa jodida sala de terapia es para coquetear, como lo ha venido haciendo esta última semana; Además, de manosearme a su antojo

¿Quién soy yo para quejarme?

—Concuerdo con Ted — dice John. ¡Este hombre es un santo! Mira que salvarme del pulpo rubio será lo mejor que ha hecho en su vida además de estar con papá en todo esto—. Ted debe asistir a terapias psicológicas y estoy seguro que de igual manera descansar.

Mira a Atenas fijamente. La chica asiente sumisa bajo su mirada que ahora que lo pienso se parece a la de papá, es como si fuese un método de comunicación entre ellos.

—Está bien —dice Shang. Le entrega a tío Taylor tres hojas que deduzco son las recetas—. Procura que las tome a la hora establecida.

Taylor pone los ojos en blanco haciendo que Shang y John sonría.

—No es un bebé —espeta mi tío con sarcasmo.

Sonrío ampliamente. Este hombre que ingresó como jefe de seguridad antes de nacer se ha convertido en una parte importante de mi familia. No lo digo por cuidar de nuestra seguridad que hasta ahora ha hecho un trabajo excelente junto a Sawyer y el puto de Johan, sino por abrirme su corazón y permitir que cada miembro de mi familia se convirtiera en la suya, por estar conmigo en los momentos precisos como amigo, como un padre sustituto y como el mejor de los tíos. Por ser el padre de la mujer que me quito mi virginidad, Sofia, y del que puedo considerar mi mejor amigo, Álex.

Sofia, esa mujer trastorno mi adolescencia. Su cuerpo se convirtió en una adicción de la cual, como todo, termino. Cuando no hay sentimientos de por medio todo se vuelve monótono e inicio a prescindir del mismo. Fue un poco difícil para ella, quien involucró sentimientos. Violó una de nuestras reglas y decidió poner tierra de por medio para no seguir sufriendo por algo que no le podría dar.

—¿Papá no ha llamado? —pregunto mientras la enfermera me ayuda a colocar mi pantalón de chándal color gris, junto a una franela—. ¡Joder! —gruño fuerte al sentir su mano sobre la herida de mi muslo.

—Lo siento —musita temerosa.

Asiento furioso apretando los dientes y la mandíbula para no utilizar la reacción de mi cuerpo ante el dolor: tomarla del cuello y tirarla del ventanal.

—Todavía están en el aeropuerto —musita Taylor apresurada mente.

Seguramente vio mi rostro y cuanto me estoy conteniendo para no ahorcar a esta inútil.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora