La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)

Capítulo 33 || Especial Analía III

—¿Qué hago aquí? —digo con dificultad.

Mis ojos arden, aunque es escasa siento como si nunca hubiese visto la luz del sol.

—Estás donde perteneces. —Esa voz, reconozco esa voz, pero no sé de dónde.

—¿Dónde está Christian? —Intento fijar mi vista en él, pero es imposible.

Me siento mareada, mis extremidades están lánguidas y mi pecho duele.

—Es mejor mantenerla sedada —murmura aquella voz—. El idiota de Kavanagh pensaba irse con nuestro encargo. —Siento un leve pinchazo en mi antebrazo.

Nuevamente la nube oscura me arropa en un pesado sueño.

[ ... ]

—Quiero felicitarlos, señores Grey. Son los padres de un sano varón de dieciocho semanas de gestación. —La voz de la doctora Greene muestra la misma felicidad que nosotros.

Es imposible no llorar, miro a mi esposo quien tiene su mirada centrada en el monitor y pequeñas lágrimas que descienden por su mejilla.

—Gracias, mi amor —musita Christian con una sonrisa que estoy segura será difícil de borrar—. Gracias por darme la familia que nunca creí poder tener. —Llevo mi mano a su mejilla.

—Gracias a ti por haber llegado a mi vida. —Limpia una lágrima que desciende de sus ojos.

—¡Dios, nena! —exclama emocionado—. Un campeón.

No puedo evitar carcajearme, verlo tan emocionado me hace sentir plena, feliz por saber que ambos nos embarcamos en una travesía de la cual el final será la mejor de todas, ser la familia feliz que ambos deseábamos tener.

[ ... ]

Estamos reunidos en casa de los Grey. Observo todo a mi alrededor con nostalgia, hemos pasado por tantas cosas las últimas semanas que la sola idea de vivir algo más me aterra. Los actos de papá y Ronald se han tornado tan terroríficos que me hacen vivir con el temor a que cobren otro acontecimiento.

—¿En qué piensas? —Intenta enredar las manos en mi cintura, pero mi vientre abultado no se lo permite.

—En que por fin la paz llega a nuestra familia. —Me suelta para situarse frente a mí.

—Nos ha costado, pero es así. —Me mira directo a los ojos. Quedo hipnotizada, el amor que profesan esos ojos es impresionante, me llena y me hace sentir la mujer más especial del mundo. —Nuestra prueba de todo ello nos espera. —Sonrío al ver como mira con adoración a nuestro hijo que esparce helado por el rostro de Mía junto con el pequeño Damián. —Te amo, nena. —Besa castamente mis labios.

Me ama igual o más que yo, me ha demostrado una y otra vez que mi pasado no le afecta, que siempre estará conmigo en cada paso o meta que quiera emprender, que me ama con virtudes y cada uno de mis defectos y, más que todo, me ha enseñado la importancia del amor, lo que puede vencer cuando es real y sincero.

Nunca podré dudar del mismo. Igual que yo, sus ojos siempre me dirán lo que siente, sus labios dirán lo que piensan y un solo beso me demostrara que el sentimiento sigue vivo a cada segundo.

[ ... ]

—No ha despertado. Ha entrado en un shock emocional del cual saldrá ella sola —dice una voz gruesa y ronca.