Capítulo 58 || Viaje.

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Entro a casa con el peso del estado de Damon sobre mis hombros. Lo busco en la cocina, pero no está. 

Lo más seguro es que haya salido. La soledad que quizás necesite no es propia de este lugar puesto que la casa en su mayoría está habitada. 

Suspiro profundamente. 

Lo que menos quería era causarle daño y me ha sorprendido al ver que fue más de lo que creí. Pensé que su afán por las pruebas aún estaba en él y más que todo al ver su gesto afectivo con mi hija, pero es todo lo contrario. Un simple momento como el secuestro influyó de más en sus sentimientos y emociones.  

Al volver a la sala encuentro a mi esposa e hija envueltas en un cálido abrazo. 

Ya tendré tiempo de hablar con él y más que todo con mi esposa. No creo conveniente llenarla de emociones en un mismo momento. 

—Es bueno ver esto —digo con una pequeña sonrisa llamando la atención de ambas. 

—Papá... —Phoebe intenta decir algo pero la interrumpo.

—Tranquila —le aliento—, el pasado en donde pertenece. —Me acerco hasta situarme frente a ella que hace de pie junto a mi nena. —Todos hemos cometido errores, yo más que nadie. Esos errores han causado todo esto, en todo caso soy yo como cabeza de esta familia y culpable quien debería pedir perdón por no medir las consecuencias en el futuro de mi pasado. —Levanto la mano y acaricio su mejilla. —Soy yo quien ha provocado cada lágrima y gramo de dolor. —Niega aceptando mi caricia. 

—No todo es culpa tuya, papá. —Coloca su mano sobre la mía. —Mi actitud inmadura sobrepasó los límites. Debí tener prudencia y abrirme a conocer a Analia. —Coloca sus ojos sobre su madre. —La juzgue sin conocerla dejándome guiar por mis emociones y creencias. Fueron mis impulsos los que ocasionaron muchas cosas, una de ellas es que sintieran temor a decirme la verdad. —Vuelve sus ojos hacia mí. —Ambos cometimos errores —musita con la voz entrecortada. 

Sin pensarlo dos veces la atraigo y la abrazo como estuve deseando todos estos interminables días de agonía. Cierro los ojos sintiendo que en mi garganta se estanca un nudo al pensar en la actitud madura que ha impuesto ante todo esto. Entiendo que su reacción se debe a las palabras de Damon, pero el que acepte sus errores con ese nivel de madurez es digno de admirar. 

Creo que esto es más a lo que debo estar interminable mente agradecido con Damon. Su amor por él le hace creíble sus palabras mostrando una actitud dócil muy conocida en mó. El poder que tiene sobre ella es impresionante.

Trago saliva borrando cualquier rastro de sensibilidad ante el momento. 

¡Putas hormonas! Al parecer también me están afectando.

Abro los ojos encontrando los de mi esposa que brillan de una manera impresionante. Sus deliciosos labios poseen una sonrisa de felicidad absoluta.

Le tiendo una mano la cual ella corresponde. La sumo en este cálido abrazo en donde la tranquilidad y felicidad hacen acto de aparición mostrándome el camino que nos espera. Abriendo esa puerta hacia una estabilidad familiar que he ansiado por años. Ahora es cuando mi alma se siente en paz. 

—Es egoísta lo que hacen —La voz de Ted nos devuelve a la realidad. 

Mi esposa sonríe ante su fingida indignación. 

—Eso pasa por estar fuera de casa. —Se acerca a él y deja un tierno beso en su mejilla. 

Al parecer las terapias han dado resultado. Aquellas incómodas muletas han pasado a ser eso, pasado. Ahora se sostiene de un cómodo bastón que podría asegurar no utiliza puesto que su peso en gran cantidad está en ambos pies. 

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora