Capítulo 30 || Entrega y acusaciones

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—¿Qué vas a hacer? —Mis manos quitan con agilidad mi camisa.

Sus labios están entreabiertos invitándome a tomarlos con fuerza, con ese deseo irracional que enciende a cada segundo mi cuerpo.

—Darle a tu cuerpo lo que pide —lentamente me deshago de la camisa. Sus ojos repasan mi cuerpo sin ningún tipo de pudor—. Marcarte como mía.

Deleito mis ojos con la vista de su cuerpo desnudo sobre mi cama, con la respiración acelerada haciendo que su pecho suba y baje en una acción incitadora para devorar esos apetecibles pechos.

Me deshago de mi pantalón quedando solo en bóxer, me suspendo sobre ella atacando nuevamente sus labios. Sus manos recorren mi cuerpo enviando descargas eléctricas que van directo a mi miembro.

—Christian —gime bajo, entregada cuando paso mi lengua húmeda por su cuello, degustando el sabor de su cuerpo, el mismo que creí nunca volver a probar.

—Eres hermosa, nena. —Bajo por su clavícula.

Llego a sus pechos donde el rosado de sus pezones me incitan a tomarlos y sin perder tiempo decido saciar el deseo de probarlos.

Con una de mis manos los masajeo y acuno para luego devorarlos con mi boca. Joder, todo en ella es exquisito: su sabor, olor, esencia. Sus piernas están encajadas a cada lado de mi cintura dejándome una intensa sensación en mi miembro al hacer fricción con su sexo, balanceando sus caderas poniendo mi tiempo de duración a pender de un hilo.

—Si sigues así no durará, nena.

Bajo lentamente pasando mi lengua por su abdomen. Me detengo abruptamente al ver una marca a la altura de su vientre, levanto la mirada para ver cómo su cuerpo se arqueó al sentir mi mano en su sexo húmedo y caliente.

Es la marca del nacimiento de mi hijo. Esa marca me recuerda cuánto he perdido junto a ella y, mucho más, junto a mi hijo. Esa jodida marca me recuerda que el tiempo pasado no volverá y que debo encargarme de hacerla disfrutar de ahora en adelante lo que no hemos podido vivir.

—¡Chris...! —Se detiene abruptamente al sentir la invasión de mi dedo.

Cierro los ojos sintiendo la textura de su cavidad: suave, caliente y extremadamente estrecha.

Mis ojos se abren para ver por mí mismo, completamente hipnotizado, como mi dedo entra y sale de su coño completamente húmedo.

¡Joder, es caliente!

El brillo de su excitación hace resaltar el rozado de sus labios vaginales. Paso mi pulgar por dicho canal sintiendo como su cuerpo se estremece y sus manos van a mi cabello jalando del mismo.

—¿Qué quieres, nena? —beso y muerdo suavemente el comienzo de su coño—. ¿Qué quieres, mi reina?

Mi lengua desciende hasta hacer pequeños círculos sobre su clítoris.

—A ti —musita inaudible entre gemidos.

Me apodero de su sexo sin control. Saboreo sus fluidos degustando el sabor salado de los mismos, ese jodido saber exquisito que he añorado desde hace muchos años. Aspiro ese olor almizclado embriagante, adictivo.

Mueve sus caderas en cada lamida de mi lengua en sus pliegues.

—¿Cómo me quieres, nena? —le exijo cuando siento su cuerpo tensarse por completo.

Me detengo, quiero que su primer orgasmo sea con mi miembro dentro de su coño. Rápidamente me quito el bóxer, las ansias de penetrarla me están matando.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora