Capítulo 50 || Especial Phoebe II

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Los vellos de mi piel se erizan. 

—¿Cómo que nos están siguiendo? —pregunto casi con un hilo de voz. 

Álex se detiene al ver que no avanzamos. 

—No te alteres, enana. —Su vista se centra en un auto color negro que se estaciona en la otra punta del estacionamiento. 

Saca su teléfono que suena en ese preciso momento. Dicta un poco de palabras que no logro escuchar ya que Connor, el otro miembro de la seguridad que nos acompaña, se coloca junto a mí. Mi vista está centrada por completo en el auto de donde sale una joven pareja, que para mi gusto se ven muy melosos.

Suelto el aire que no sabía estaba reteniendo. 

¡Joder, que susto! 

—¿Ven? —dice Álex con fastidio a Johan—. Estas igual de paranoico que papá. 

Toma la mano de Ariza, para volver a hacer su recorrido hacia el restaurante, seguido por Connor. 

—¿Qué es lo que sucede, Johan? ¿Por qué esa tensión por cualquier vehículo? —Suspira profundamente. 

—Prefiero que sea tu padre quien te lo diga, enana. —Entre cierro los ojos. 

—Te lo pregunté a ti. —Ignora mis palabras. —Se supone que eres mi amigo. —Me mira directo a los ojos. 

—Te encanta ponerme entre la espada y la pared. —Sus labios esbozan una radiante sonrisa que me contagia. 

—Eres igual que papá evadiendo preguntas. —Me toma de la mano para entrar. 

—Todos los males de Taylor y Christian han sido adheridos a mí.  —Ahora ambos nos carcajeamos al entrar al restaurante. 

—Siéntate a cenar con nosotros. —Niega con vehemencia. 

—Estoy aquí para cuidar de ti. Lo lamento, pequeña. —Mantengo mi sonrisa. 

—Yo también lo lamento, Johan. —Lo arrastro a la mesa donde tomamos asiento los cuatro. 

Su rostro intenta mostrar molestia, pero jamás me podré engañar. Sabe que, aunque quiera, no puede resistirse a uno de mis caprichos.

Pasamos una velada bastante agradable entre sonrisas y chistes por parte de Álex y Johan. Mi amiga no puede evitar lo enamorada que está de él. Y peor aún, siento en Álex que por primera vez le interesa, lo que me lleva a pensar que su invitación a cenar seguramente era por ella. Ha sido sutil a la hora de hacerle preguntas sobre su entorno personal. 

—¿Me puedes decir que sucedió en la sala? Al bajar encontré a un Ted muy enojado. —Inhalo profundamente. 

—No pensé que le afectara un pequeño insulto hacia su amiga. —Su rostro se vuelve serio. 

—Últimamente no eres la misma y eso me preocupa. —Bajo la mirada sintiendo vergüenza de mí misma. 

—A mí también. Siento que me estoy perdiendo lentamente. —Su mano levanta mi barbilla. 

—Nunca bajes la cabeza. Aunque te estén juzgando, jamás lo hagas. —Le sostengo la mirada. —Debes aceptar la vida como se está desarrollando. El odio que guardas en tu pecho te está consumiendo. Podría afirmar que no es solamente eso. —Frunzo el ceño. 

—¿A qué te refieres? —Toma mi mano por debajo de la mesa. 

Miro de reojo a Álex quien está concentrado en Ariza.  

—Damon. —Mi corazón se detiene al escuchar aquel nombre. 

¿Cuándo saldrá de mi corazón?

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora