Capítulo 8 || Especial Taylor

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—¿Pudiste arreglar todo con Kenia? —Observo de reojo a Johan. Permanece impasible, su postura es firme.

Ambos permanecemos de pie cubriendo la seguridad de Christian. Mis ojos se posan en él y me siento aliviado de ver una auténtica sonrisa en sus labios.

—No —responde tajante—, y tampoco lo haré.

Frunzo el ceño aun con mis ojos puestos en dirección a Christian.

—¿Por qué? —pregunto.

Kenia es su novia y prometida. Tal parece que la chica tiene una personalidad bastante fuerte. Para ella la única opinión válida es la de ella y de alguna manera Johan ha visto que son completamente incompatible.

—Una relación es de dos, no puede pretender tomar el control de la misma cuando ambos somos responsables. Por más que le presente mi punto de vista a todo, ella quiere tomar decisiones por los dos sin importar que ya le he dado la mía. —Niego en desaprobación. —Lo he pensado mucho y la verdad estoy a tiempo de no dar el paso equivocado. Se ha enojado conmigo hace cuatro días y seguramente espera que yo la busque, pero, ¿cómo buscar a alguien que no me da la seguridad e igualdad que necesito? Creo que las mujeres piensan que el hombre es quien debe rogar y buscarlas, piensan en su opinión y sentimientos, pero no en los nuestros. —Asiento en acuerdo.

—En eso tienes razón —lo aliento—, el matrimonio es un paso muy importante. Dicen que el amor lo puede todo, pero están equivocados. Hay factores que pesan muchos más y es el respeto, igualdad y fidelidad por el mismo. Puedes amar con el alma, pero si no hay respeto entre ambos, igualdad en la relación y fidelidad en sus sentimientos, entonces no hay relación. El ser incompatible no hace una relación próspera, debes buscar quien te haga sentir completo como en estos momentos no lo eres. —Para muchos es difícil escuchar la verdad, pero es valiente aquel que sabe aceptarla.

—Prefiero seguir como estoy. —Mis ojos van hacia él. He llegado a apreciar a este chico, es un joven de veintisiete años que tiene en su mente metas concisas para su futuro. Ha cometido un error al enamorarse de una mujer que no corresponde a sus necesidades, pero aun así desea seguir con su deseo de formar su propia familia. —He aprend... —Sus palabras quedan en el aire ya que el resonar de cristales en el suelo nos pone inmediatamente en alerta.

Busco nuevamente con la mirada a Christian, y en reproducción lenta observo como su cuerpo se desploma en el suelo. Mis ojos se abren como plato e inmediatamente me acerco a su mesa...

—¡Christian! —Hago espacio rápidamente de manera brusca entre sus socios que intentan reanimarlo. Su cuerpo tendido en el suelo inconsciente provoca que mi corazón se acelere. —¡Vamos Christian! ¡No me hagas esto! —Tomo su mano y verifico su pulso. Mi corazón martillea frenéticamente. —¡Johan emergencias ya, lo estamos perdiendo! —grito al borde de un colapso nervioso.

Vuelvo mi vista a Christian a quien procedo a aplicarle los primeros auxilios. Hago compresiones sobre su pecho calculando el tiempo...

—¿Qué tiene? —susurra una voz temblorosa y amortiguada por los nervios.

—Está sufriendo un paro cardiorrespiratorio. —Mi corazón late frenéticamente. Después de tanto tiempo el miedo se vuelve mi mejor aliado. Nunca imagine estar en esta situación con Christian. Él, que, durante años, más que empleado me ha visto como su fiel amigo. Los amigos que se negó a tener por el miedo a sentirse utilizado y traicionado. Pensar que aquel joven al que le he cuidado las espaldas hoy puedo decir que lo considero mi hermano. —¡Johan la jodida ambulancia! —grito al no sentir su pulso.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora