Capítulo 49 || Especial Phoebe I

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—¿Ya te cansaste de hablar con tu amiguita? —Mi voz lleva todo el sarcasmo que pueda sentir en estos momentos. 

Damon posa su mirada en mí. Lo miro fijamente con dureza.

—¿Celosa? —Arquea una ceja con arrogancia. 

Sonrío con superioridad. 

—En realidad no. Creo que confundida es la palabra correcta. —Frunce el ceño. Es un gesto sumamente adorable que resalta sus rasgos muy definidos. —Dos jugadores tras la misma pelota. Patéticos. —Pongo los ojos en blanco. 

Intenta replicar, pero somos interrumpidos por Ted y Álex. Este último se sienta junto a mí e instintivamente toma mi mano. 

Lo miro sin comprender...

—Creo que me debes algo. —Sonrío con ternura. 

Álex es como mi hermano. Desde pequeños hemos sido muy unidos. 

—Creo entender que fuiste tú quien no llegó. —No puedo negar lo que salta a mi vista. Sin duda es arrebatadoramente guapo. Sus ojos son de ese tono azul idénticos a los de mi tía Gail. Su sonrisa tiene esa contradicción de chico malo y tierno a la vez, llamando la atención en gran cantidad. Su cabello rubio resalta su piel blanca y limpia. Y ni decir de su cuerpo. Él y Ted llevaban una rutina de ejercicios que mantiene su cuerpo en forma.

Ambos siempre han sido muy cotizados por las chicas. Aún estoy consciente que mi mejor amiga muere por él, pero para Álex sus expectativas de mujeres son superior a la de una chica de estatura baja, cabello a la altura de los hombros y tez oscura, como lo es Ariza.

—En ese caso lo puedo solucionar. —Eleva la comisura de los labios en una amplia sonrisa que me deja hipnotizada. Sus dientes son de un blanco reluciente y sus labios de un rosa pálido muy, pero muy llamativos. —¿Cena? —susurra. 

No sé qué mierda se trae, pero creo que nunca me había agradado tanto una de sus ideas. Aunque, para ser claros, ninguna me agradaba ya que es igual o peor que Ted de sobreprotector, privándome de la libertad que ansiaba.

—¡Álex! —le gruñe Ted. Giro para mirarlo encontrando a ambos con una mirada fulminante hacia Álex—. No te pases. Es como tu hermana. 

Quien frunce el ceño ahora soy yo. 

—Pero no lo es. —Giro la cabeza hacia él abruptamente. —Además, es hermosa —susurra llevando su mano a mi mejilla. 

¿Qué mierda?

¿Me está coqueteando?

Guiña uno de sus ojos manteniendo esa sonrisa que sin mal sentido me gusta. Miro a Damon y él mismo se encuentra diferente. El hermoso azul de sus ojos se ha oscurecido. La profundidad de su mirada me abruma y provoca un tipo de temor. 

Trago saliva con dificultad al ver como se pone de pie abruptamente dejando destellos de tensión a su paso. 

—Te dejaré las cosas claras... —Lo interrumpo rápidamente al sentir la irritación correr por mi cuerpo. 

—¿Qué vas a dejar claro? métete en tus propios asuntos, Ted. Deja de tratarme como una niña porque no lo soy. Es más, ve con tu nueva mamá e intenta vivir una vida junto a esa patética familia feliz. Yo haré de mi vida lo que quiero. —Me pongo de pie furiosa. 

Por más que lo intento asimilar no puedo. Puedo entender que mi madre ya no está, y que mi padre necesita rehacer su vida, pero lo siento muy pronto. Aunque han pasado años siento que todo sucedió ayer. Quizás su ausencia me ha golpeado de una manera irracional y me hace ver todo con dolor y rencor. 

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora