Capítulo 34 || Nervios y dolor

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—¡Ted! —musito temeroso.

Mi corazón se acelera.

¿Ha dicho lo que creo?

—Tienes los ojos idénticos a los de mamá —musita afligido.

Los nervios están presentes más que nunca y con una intensidad que me asfixia, puedo ver el dolor que expresa su cuerpo reflejado en su rostro. Mis ojos miran sus pies, mantiene el peso por completo en sus axilas sostenidas por las muletas y en su pie derecho que le da equilibrio al mismo.

Su cuerpo aun esta débil, es imposible que se pueda sostenerse por mucho tiempo.

—Ted, no puedes estar de pie. —Me separo de mi esposa para ir junto a él, pero levanta su mano en señal de alto.

—¿Quién eres? —Su voz es ronca. Mi corazón se acelera mucho más, miro a mi esposa que está igual de sorprendida que yo. Sus ojos se han vuelto a cristalizar. —¿Quién es papá? —Giro abruptamente para ver su rostro inexpresivo, pero sus ojos están fijos en los de ella, dejando claro cuánto le afecta todo esto.

La está analizando, intenta encontrar seguramente una respuesta al parecido de sus ojos, pero no lo relaciona. No comprendo cómo puede recordar sus ojos y no su rostro, Anastasia no ha cambiado en nada, posee mucha más madurez en su rostro, pero aun así está igual, sigue siendo la misma físicamente de hace años atrás.  

—Soy... Analía —la voz temblorosa de mi esposa me deja en shock. Sería tan sencillo poder decirle la verdad y no lo hace, ¿por qué? Pensé que anhelaba estar junto a él, que correría a sus brazos al verlo y hace todo lo contrario—. La novia de tu padre.

Está utilizando la recomendación de John, siente miedo a que su hijo la rechace seguramente. Inhalo y exhalo con rapidez. Todo esto me está superando, son tantos acontecimientos que siento mis emociones jugar con la estabilidad de mi cuerpo.

Despega la mirada de su madre, por primera vez desde que entró enfoca sus ojos en mí, la profundidad de la misma me congela: tristeza, dolor e incertidumbre están tatuado en aquellos ojos azules como el cielo.

—¿Novia? —su voz es dura y ronca—. ¿Dónde quedó la promesa que le hiciste a mamá? —Trago saliva con dificultad. Parece que estuviera escuchando en cada letra a Phoebe. —¿Dónde está la promesa que nos hiciste papá? —Lo miro fijamente sin saber qué decir.

Les prometí jamás permitir que otra mujer entrar a nuestra familia, serle fiel al recuerdo de su madre, jamás sustituir el amor tan inmenso que siento por ella, les prometí fielmente que seriamos nosotros tres hasta siempre, no habría otra figura materna que no fuera la que tienen de su madre.

Suena difícil y egoísta, pero el dolor me puso fácil hacerlo, pensar a cada segundo en ella me obligaba a recordar ese amor tan grande que nació con solo una mirada. Cerrar los ojos e imaginar su rostro me obligaba y recordaba que le prometí ser fiel hasta mi muerte. Sus hermosos ojos permanecían a cada segundo en mi mente haciendo que sólo viera por su belleza, porque para mí, Anastasia es la única mujer que me ha podido deslumbrar.

Su belleza era y sigue siendo inigualable. Su hechizo perduró, mi concepto de belleza se basaba en sus rasgos físicos y creí con firmeza que otra mujer idéntica a ella no habría. Es por eso que al verla sabía que era ella, reconozco a mi esposa con su simple presencia, sus ojos son de un tono azul que es imposible comparar con alguien más.  

—¿No crees que tu padre merece ser feliz? —La voz limpia y relajada de John nos hace mirarlo automáticamente. —¿Crees que debe terminar sus días sufriendo por la muerte de tu madre? ¿Debe permanecer solo toda su vida? ¿No puede volver a experimentar el amor? —Intenta limpiarse una lágrima, pero el peso de su cuerpo se lo dificulta.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora