17. Jenna

8.4K 1.3K 269
                                    


Desgraciadamente, eso de ser mala persona nunca me salió. Así que allí estaba yo, caminando a toda velocidad, a un par de calles del hospital. Con el teléfono de Salem en la mochila y sólo media hora para las nueve.

De no haber querido terminar la película antes de ir habría tenido más tiempo. Pero en ese momento me resultó más importante ver a Sam Clafin y Lily Collins, juntos que la nota del semestre de mi hermano.

Apenas doblé en la esquina de la manzana, un vagabundo se paró frente al hombre que estaba delante de mí y lo hizo detenerse. Choqué con él y me sobé la frente. Cuando me dispuse a esquivarlos y seguir mi camino, el hombre le entregó un billete al vagabundo y se marchó. Éste aprovechó y extendió el brazo para detenerme.

Mierda.

—¿Y tú? —preguntó mientras guardaba el billete en el bolsillo de su andrajosa camisa— ¿Tienes alguna moneda para darme?

Pude haberle dicho que no y marcharme, pero estaba tan cerca y me miraba tan fijo, que temí que reaccionara mal si me negaba. Además, hacer eso me haría sentir mala persona.

Técnicamente, lo que él estaba haciendo no era un delito, así que el oficial que estaba a unos metros ni siquiera se acercó.

Tomé la billetera del bolsillo de mi pantalón y metí la mano para sacar algo. En ese momento el hombre alargó el brazo y me la arrebató. Cuando pude reaccionar, ya había comenzado a correr para alejarse de mí.

Y el oficial miraba todo atónito, igual que yo.

—¿¡Es que no va a hacer nada?! —le pregunté. Esa billetera era mi vida. Tenía un galeón que había comprado en el parque temático de Harry Potter. Y mi tarjeta magnética. 

Ay, mi saldo.

Un par de personas se detuvieron a nuestro alrededor y, un poco más lejos, se oían las quejas de aquellos a los que el vagabundo iba empujando para escapar con mi billetera.

El oficial pareció espabilar y comenzó a correr al sujeto mientras decía algo con su radio cerca de los labios. Los transeúntes fueron abriéndole camino mientras iba corriendo y pude escuchar, unas calles más atrás, las sirenas de una patrulla.

《Buena suerte con este tránsito》.

Momento.

Estaba presenciando una persecución en vivo y en directo. No podía quedarme ahí parada, tenía que seguirlos y luego escribir sobre eso. Wattpad, ahí te voy.

Así que eché a correr detrás del oficial. De no haber sido por la adrenalina, estaba segura de que me habría cansado a los dos pasos, pero en ese momento no podía parar. A medida que pasaban los segundos, iba recordando las cosas que llevaba allí, como mis licencias de conducir, la identificación y el boleto mensual del metro.

EL BOLETO MENSUAL DEL METRO.

Aceleré el paso y acorté un poco de la distancia entre el oficial y yo. Aquello ya se había vuelto algo de vida o muerte.

El vagabundo llegó a la esquina, echó una mirada hacia atrás, se golpeó contra un carrito de perros calientes y lo volteó. Cayó, pero se incorporó de inmediato. Al ver que estábamos relativamente cerca, lanzó mi billetera hacia la calle y siguió corriendo a toda prisa.

Señor vagabundo, usted es diabólico.

—¡Iré a buscarla! —le grité al oficial.

Él, en respuesta, fue detrás del señor, en la otra dirección.

Me desvié del camino y comencé a reducir la velocidad hasta que llegué al semáforo. Los autos pasaban a demasiada velocidad y no era tan estúpida como para meterme en medio del agujero del diablo. Así que esperé allí, junto con un grupo de personas, mientras me balanceaba hacia adelante y atrás con los pies.

Todo por el clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora