-Diana...dime algo por favor.
Ella no mediaba palabra conmigo, con los únicos que había hablado era con los médicos y con la policia.
Intenté agarrarla de la mano pero apartó la mano.
-¿Dónde está Diana jr?-Dijo en una vocecita.
-¿Quieres verla?
Asintió.
Me levanté rápidamente y traje a la niña. Esta al verla lloró, se abrazaron las dos.
-Mami, ¿Qué te pasa?
-Nada mi vida, mamá se ha hecho pupa en la nariz, ¿Has visto?
La niña se inclinó y beso su mejilla, luego se abrazaron. Luego como era de esperar, se quedó durmiendo a su lado.
-Diana...quiero saber qué pasó.
No contestó.
-Vete Manu.
-¿Qué?
-Que te vayas fuera, no quiero ver a nadie salvo a mi hija, joder, ¿No entiendes?
Me fui fuera cabizbajo, desesperado por saber como estaba decidí hablar con el psicólogo que había hablado con ella.
-Es un trauma, es un abuso, le va a costar mucho tiempo poder hablar de eso, y por supuesto, el sexo, de eso ni hablar.
-¿Qué puedo hacer para que se recupere?
-Estar con ella, mucho, darle mucho cariño, y sobre todo, hacer que no se sienta culpable por lo que pasó, porque así es como se va a sentir estas semanas.
-Gracias doctor...
Los gritos de Diana irrumpieron el silencio de la planta en la que estábamos. Corrí con las enfermeras y entramos en la habitación a calmarla. Después de darle un buen calmante se tranquilizó.
-Manu...no me dejes sola, por favor...-Dijo con un hilo de voz.
Corrí a ponerme a su lado y me abrazó con todas sus fuerzas. Lloró desconsoladamente.
-Lo siento Diana...lo siento tanto, dios...-Sollocé.
-No me dejes sola...
-Jamás cariño, nunca.
"Carl Savanner, condenado a 25 años de cárcel por violación en 1er grado, no tiene opción a libertad provisional, ni a fianza, además de la anulación del título universitario, ya que a partir de aquí, en un futuro no podrá llevar ningún cargo publico"
Diana no era capaz de mirarlo. Yo estaba a su lado mientras intentaba que estuviese relajada.
-¿Podemos irnos ya?-Me dijo en un susurro.
-Sólo un momento, cariño, tranquila.
Agarré su mano, ella se soltó al instante.
-No hagas eso...por favor.
Me mataba no poder tocarla.
Observé como dormía en el sofá acurrucada sobre sobre sí misma. La cogí en brazos con cuidado para llevarla a la habitación, allí la dejé en la gran cama y la tapé con cuidado.
-Manu...
Me giré al instante.
-Quédate, no me dejes aquí sola...
Me metí con ella y ella vino a refugiarse en mi pecho. Se abrazó a mi y hundió su cara en mi cuello.
-Diana, no te voy a dejar, voy a estar aquí para lo que sea.
Se durmió abrazada a mi mientras yo la miraba.