Como otro día más tuve que ir a entrenar a Säbener Strasse.
Por raro que pareciese Nina estaba en casa.
A ver cuando se busca un trabajo porque no hace nada más que comprarse ropa. Se lo he dicho miles de veces pero eso ha desencadenado muchas peleas.
Después del duro entrenamiento y amenas charlas con los chicos volví a casa cabizbajo.
A veces no me daban ganas ni de volver.
Entré, dejé las llaves y el móvil en el recibidor y me dirigí arriba. Al entrar en la habitación pude oír como Nina estaba duchándose. Dejé mis cosas en su sitio y me senté en la cama mientras me quitaba la venda de la mano.
Hoy en el entrenamiento paré un balón sin guantes ya que el idiota de Rafinha me retó. La consecuencia fue que mi dedo anular y corazón se echaron demasiado para atrás y ahora me duelen un montón, aparte de que los tengo morados.
-Puf...-Me los toqué con cuidado.
-Hola-Oí detrás de mí.
-Hola cariño.
Se puso delante de mí mirándome.
-¿Qué te ha pasado en los dedos?
-Un golpe que me he dado en el entreno.
-Pobrecito mío, mi grandullón.
Se sentó en mi regazo cogiéndome la mano con cuidado. Luego me besó la frente y por último mis labios. La miré algo extrañado.
Algo quiere.
-¿Pasa algo Nina?-La miré.
Me besaba por el cuello.
-No, ¿Por qué?-Puso sus manos en mis hombros.
-No...sé...
Me besó por la cara y luego continuó en mis labios. Se quitó la toalla y se quedó desnuda delante de mí.
-Estarás cansado del entreno cielo...
Yo la miraba sin saber que decir. Se arrodilló delante de mí y bajó mi chándal hasta los tobillos, llevándose con él mis boxers. Sonrió al ver mi erección y se relamió los labios. Yo la miraba impasible.
Mientras deslizaba su lengua y su boca por mi miembro me miraba con esa mirada inocente que venía con ella de serie.
-Ah...dios-Eché la cabeza hacía atrás.
En cuestión de minutos me hizo uno de esos orales que me dejan sin aliento. Luego me pidió perdón por lo de la tarjeta, y como imbécil me volví a quedar solo en casa, ya que ella se fue al centro de Múnich a hacer no sé qué.
Decidí vendarme los dedos y hacer un poco de natación.
Hoy en el entrenamiento acordé con mis compañeros de ir a cenar a algún buen restaurante de Múnich así que acepté encantado, no era plan de quedarme muerto del asco en casa mientras esperaba a Nina.
Cuando me estaba arreglando oí la puerta.
Nina.
Qué raro que esté aquí y no se haya quedado por ahí gastándose mi dinero
Me ponía bien la camisa mientras me miraba en el espejo. Pude oír el crujido de unas bolsas mientras subía por las escaleras. Miré al espejo mientras me ponía el reloj y la vi entrar.
-¿A dónde vas?
-A cenar con mis compañeros.
-¿Me vas a dejar sola?