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Después de varios meses volví a tener sexo con alguien que no fuese Diana.

Con mi mano, porque con Ariadna no se me levantaba ni un poco. Me frustraba muchísimo.

Ella me besaba y acariciaba mi miembro mientras yo pasaba mis manos por su cuerpo intentando concentrarme, pero nada, no daba resultado.

-No lo entiendo...

Ella me toco la cara mientras yo tenía la mirada gacha.

-Tranquilo cariño, encontraremos una solución, ya lo verás.

Me abrazó y besó mi sien.

La verdad no es que no me concentrase, es que no me atraía. No porque no me gustase o porque hubiese algo que no me gustase, simplemente no provocaba nada en mi.

Diana fue la única que hacía que me empalmase sólo con olerla.


Entró en la consulta y la miré. Se había cambiado, vaqueros ajustados, una camisa y unos zapatos. Se acercó puso el estetoscopio en mi pecho, yo intenté reprimir mis ganas de mirarle el escote pero no pude, me quedé fijo mirando.

Note ya como despertaba algo en mi.

Se inclinó y cogió el tensiómetro, pude oler su aroma, mi miembro se sacudió como la primera vez esa noche en el Savanna.

Suspiré.

Sentí el tacto de su mano por mi brazo mientras yo seguía fijo mirando su escote.

El pantalón empezaba a incomodarme.

-Nunca vas a cambiar, ¿Verdad?

Puso su mirada de niña buena y eso hizo que estuviese a punto de tirarme encima de ella.

-¿Ves? Sí se te levanta...-Sonrió mirando mi entrepierna.

-Me la levantas tú.

-Te la tiene que levantar Ariadna. Puedes vestirte.

Llegué a casa a toda prisa. Ariadna estaba allí. Dejé las llaves rapidamente y la miré.

-Hola, amor.

-Vamos a la cama-Respiraba con dificultad.

-¿Cómo?

-Da igual, aquí mismo.

Me acerqué a ella y me meti en sus piernas para empezar a besarla. Ella mandó automáticamente su mano a mi entrepierna y la acariciaba lentamente, yo jadeé. Nos desnudamos con rápidez

La embestía con intensidad intentando no ser muy brusco. Mis pensamientos estaban completamente desviados, y no especialmente en Ariadna.

-Ah...Di...Dios...-Gemí.

Gimió.

Me corrí en un instante mientras ella aún seguía recuperándose de su orgasmo. Gemíamos.

Cogió mi cara y me besó. Yo estaba demasiado excitado, invadí su boca con mi lengua y la puse encima de mi para continuar.

Nos besábamos despacio mientras yo estaba desesperado por ver lo que había debajo de ese uniforme. Retiramos toda la ropa que había en nuestros cuerpos, ella se quedó asombrada al ver el tamaño de mi miembro. Se relamió y nos unimos en uno rápidamente. Íbamos rápido y yo miraba asombrado su anatomía, ella me tenía agarrado de la nuca mientras gemía al deslizarse.

-Es tan...tan...mmmm grande...me hace daño-Sonrió.

Me reí y la cogí con delicadeza para ponerla debajo de mi. El suelo frío del Savanna era el único testigo.

Di una fuerte embestida, ella gimió con fuerza.

-Pequeña Diana...-Jadee.

Se rio y seguidamente me besó con lascivia.


Me desperté asustado. Miré a mi lado y ahí estaba Ariadna durmiendo desnuda. Mi respiración estaba acelerada, mi piel erizada y mi miembro a punto de la explosión. Me levanté en silencio y me meti en la ducha para darme una ducha helada. De repente sentí sus labios por mi espalda.

-¿Puedo ducharme contigo?

Miré a Ariadna, me miraba poniendo expresión inocente. La cogí y la puse en la pared para volver a repetir el proceso.

Diana es la culpable del despertar de mi ninfomanía.





-¡¡¡¡Papi!!!!

La niña corrió hacia a mi. Llevaba su pequeña mochila rosa en la espalda, la cogí en volandas y la besé por todos lados mientras las madres me miraban.

-Hola mi princesa.

Se abrazó a mi cuello.

-Papi, tengo hambre

-Lo sé, mi vida, vamos a comer cariño, tómate esto-Le dije abriéndole el zumo.

Me colgué su pequeña mochila, luego la cogí y besé su sien. Nos dirigimos a casa y allí me obligó a ponerle el pijama de oso. Le serví la comida y me senté con ella para comer.

-Diana, come, o te apago la televisión-Dije poniéndole la cuchara delante.

-Vaaaaale. Está rico, papi.

-¿A que sí mi vida?

Asintió.

-Hoy en el cole, he hecho muchos amiguitos, y hay un niño que se junta mucho conmigo.

La miré serio.

Manu, calma, por dios.

Se acurrucó en mi pecho y se quedó profunda mientras veíamos algún documental. Miré su rostro angelical mientras dormía. Besé su sien y le puse la pequeña capucha.



-Está dormida-Le dije a Diana mientras entraba dentro de casa.

-Espera, déjala aquí.

Con cuidado la acosté en el sofá y le puse el edredón encima. Besé su frente.

-Descansa, mi bebé.

Me acerqué a Diana y nos sonreímos.

-¿Se ha portado bien? ¿Ha hecho los deberes?

-Sí, sí-Sonreí.

-¿Quieres un café o algo?

-Si yo te dijese lo que quiero...

Me miró sorprendida. Yo sin dudarlo me acerqué y nos quedamos muy cerca.

-Eh...¿Y Ariadna? ¿Cómo está?

Apoyé mi frente en la suya y luego bajé besando su mejilla. Ella se quedó paralizada. La agarré despacio por la cintura y sin que se lo esperase, la besé en sus preciosos labios rosados.

Me miró muy sorprendida.

Acquainted - Manuel Neuer {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora