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Los días siguientes no paré de pensar en las palabras de Manu aquella tarde en mi casa.

Los días se basaban en trabajar, trabajar, y trabajar. Dejaba a Diana jr con sus abuelos o con Manu cuando le tocaba.

Hoy como un día cualquiera tenía pacientes a los que atender, historiales que revisar, y similares.

Erik y casi todos mis compañeros del grado trabajaban conmigo, así que estaba muy agusto donde estaba, las tensiones del pasado, como lo que pasó con Carl, se dejaron atrás y nos centrábamos en nuestro trabajo, como adultos que somos. Erik sigue siendo el mismo amor de chico que conocí a los 16 años, y a parte un gran médico, como su padre. Me ayuda en todo lo que puede y adora a Diana jr, la mima muchísimo, y cuando la ve se pone loco con ella.

Él y yo olvidamos lo que pasó en 2016, y volvimos a retomar la amistad que teníamos desde hace años.

"Dra Diana Hoffmann, acuda a recepción, por favor"

Dejé el informe y me dirigí a recepción. Miraba el móvil mientras bajaba las escaleras. Me acomodé la bata y el estetoscopio y salí. Al girar vi a Manu y a Diana jr.

-¡Mami!

Me reí al verlos. Cada día Diana jr se parecía más a su padre.

-Hola Neuers-Sonreí.

-Hola Di-Sonrió Manu.

Ay...

Manu y yo nos saludamos de dos besos en la mejilla y luego miré a mi pequeña, besé su cabecita y ella me besó la mejilla. Vi que tenía una ligera mancha roja en la comisura de los labios.

-¿Qué le ha pasado?

-Le ha vuelto a salir sangre de la nariz, estaba entrenando y me llamaron de urgencia de la guardería, me he pegado el susto de mi vida, Diana.

La cogí y ella empezó a jugar con mi estetoscopio.

-Ven, voy a revisarla.

Me di la vuelta y nos dirigimos a mi consulta. Manu me miraba atento.

-Siéntala en tu regazo y cógela de los brazos. No le va a gustar lo que le voy a hacer.

Obedeció y la cogió. Revisé con cuidado la nariz y volvió a salir sangre de ella. Corrí a coger un pañuelo y líquido anticoagulante.

-A ver, enana, estate quieta.

Alcé su pequeña cabeza y eché el líquido en los orificios nasales, ella sin tardar demasiado, empezó a llorar.

-Ya está cariño, sólo es un poco de suero, cielo-Dijo Manu intentando tranquilizarla.

Limpié su pequeña nariz y luego besé su frente.

-¿Ves? No ha sido para tanto, gordita.

Me miró con lágrimas en los ojos, luego miró a su padre, se abrazó a él.

-¿No le dices nada a mamá?-Dije fingiendo tristeza.

-Ño.

-Vaya...y yo que te había traído una cosa...

Me miró con atención. Yo de mi bolsillo saqué un pequeño oso vestido de médico, ella dio un grito y empezó a reírse. La cogí y me abrazó.

-Que interesada eres-Me reí, luego besé su pequeña cabeza.

Manu y yo nos miramos. Nos quedamos fijos mirándonos, él se puso rojo y yo también.

-Diana, tienes que...-Erik irrumpió en la sala.

Al momento él y Manu se miraron. Manu apretó la mandíbula y él se quedó serio mirándolo. La niña dio un grito al ver a Erik y alzó los brazos. Él la cogió.

Oí el pequeño rechineo de los dientes de Manu.

Él y sus celos.

-Hola Manuel, cuánto tiempo sin verte.

-Hola Erik, lo mismo digo.

-Diana, tienes que ir a oncología por la tarde a ver a un paciente-Me miró.

-Sí, Jessica me lo había dicho ya, voy sin problema.

Erik le hizo carantoñas a la niña y le dió unas cuches para comérselas. Luego le puso el estetoscopio y puso la campana en su pecho. Ella al oír el sonido de su propio corazón se quedó sorprendida y se concentró en el oír el sonido.

-Qué monada-Dijo Erik riéndose.

Miré a Manu de reojo, miraba la escena con atención. Tenía mandíbula apretada y la expresión seria.

Así está tremendo.

-Pequeña Diana, te tengo que dejar que tito Erik tiene que trabajar, luego nos vemos-Le sonrió.

La niña le llenó la cara de besos y volvió a mis brazos. Se marchó.

-¿Luego?

Vaya, iba a tardar.

-Se supone que luego me la tienes que traer, él seguirá aquí.

-No quiero que toque a mi hija.

-Ya empiezas...tus celos son compulsivos ya, eh.

-No son celos.

Lo miré levantando las cejas.

-Es que...no quiero que me reemplace, yo soy su padre.

-¿Pero reemplazarte de qué? Sólo es amable, Manu a veces tienes cosas...en serio.

-¿Me la das?

Se la di, él la colmó de besos y ella empezó a reírse.

-Bueno, tú a entrenar y ella a la guardería, tengo cosas que hacer.

Se levantaron y se despidieron. Yo me acerqué y le besé la mejilla. Luego me acerqué a su oído.

-No seas tan celoso, osito.

Me miró sorprendido. Me agarró de la cintura y me besó la mejilla.

-Adiós, preciosa.

-Adiós, papi.

Se marcharon. Yo me quedé ahí con las mejillas encendidas.

Por la tarde subí a oncología e hice mi trabajo. A la media noche me quedé de guardia como de costumbre. Después de atender unas cuantas urgencias me dirigí a la cocina y me dispuse a hacerme un café hasta que sentí el sonido de la puerta, me giré y vi los ojos negros de Carl.

-Hola, Diana.

-Hey.

Igual me sigue cayendo como el culo.

-Necesito hablar contigo.

Noté un tono extraño en su voz. Me giré, le vi ahí de pie sonriendo, llevaba la bata, con el bordado de 'Dr Savanner', el estetoscopio, e iba vestido con un pantalón negro y una camisa azul.

-Te escucho.

-¿Tu hija es de Erik o de Manuel?

Cerré los ojos y apreté la mandíbula.

-¿A ti qué coño te importa Carl?

-Me importa mucho.

-Que te follen.

-Si lo haces tú mejor...llevo queriéndolo desde hace tiempo...

Me quedé mirándolo sorprendida.

-Mira Carl...déjame en paz. Piérdete.

Cogí la taza y y me dirigí a la puerta, él de un movimiento rápido la tiró al suelo y me cogió del brazo con fuerza. Luego me sonrió de una forma diabólica.

-Diana...Diana...Diana...has sido muy mala.

Acquainted - Manuel Neuer {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora