Las semanas pasaron y el embarazo de Diana iba por buen camino.
Me sentía muy feliz porque ella estaba a mi lado y encima íbamos a tener una niña preciosa.
No sé si esta es la situación adecuada pero sólo sé que esto va a salir bien, y voy a estar para ella cada uno de mis días, y para la pequeña también.
Todo con el equipo iba sobre ruedas, a pesar de algunos tropiezos sacábamos las competiciones para adelante y me sentía bien. Los asuntos judiciales acabaron y no volví a ver a Nina.
Gracias a Dios.
La navidad y noche vieja la pasamos tanto en Hof como en Colonia, con la familia de Diana y mi familia. Todos teníamos buena relación y eso me hacía muy feliz.
Diana y yo a veces nos estresábamos a la par por el tema del parto. Yo sentía miedo a no ser buen padre y a no hacerlo bien y ella tenía justo el mismo miedo.
El 1 de Abril de 2017 nació Diana Neuer. Decidimos ponerle el mismo nombre a nuestra pequeña ya que no encontrábamos otro mejor que ese, y además la unión del nombre y de mi apellido representában para mi lo que sentíamos el uno por el otro.
Diana tenía a la niña en brazos mientras lloraba. Yo intenté ser fuerte pero no pude, me emocioné demasiado al ver la escena.
-¿Quieres cogerla?
-Sí, por supuesto-Me sequé las lágrimas con el dorso de la mano.
La cogí con mis grandes manos sintiendo un gran miedo, la apoyé en mi pecho. Ella gimoteó y se acurrucó al sentir mi calor.
-Hola pequeña Di, soy papá-Le besé la frente.
Miré a Diana, ella nos miraba emocionada. Yo me acerqué y la besé.
-Te amo Diana. Gracias por tanto, os amo mucho a las dos, has sido una campeona.
Nuestros amigos vinieron emocionados a ver a nuestra hija. Después de colmar de abrazos y besos a las dos Dianas yo cogí de nuevo a la niña, parecía una muñeca. Acaricié su cara con mis dedos. Ella bostezó y frunció el ceño.
-Tú me vas a mantener despierto por las noches, ¿No?
Ella con su pequeña mano agarró mi dedo índice.
-Mamá y yo te queremos mucho, mi niña.
-Yo creo que deberías darle el pecho, ¿No?-Dijo Julia mirándo a Diana, estaba sentada las piernas de Bastian.
Yo me acerqué a Diana y le di la niña. Se la puso a un lado y se dispuso a darle el pecho. Empezó a comer como si no hubiese un mañana.
-Bueno en lo tragona ya sabemos a quién ha salido.
-Oye-La miré riéndome
-Yo no he dicho nombres, tú sólo te has dado por aludido-Se rio.
Nos reímos todos.
Yo no podía parar de mirar a la niña embelesado. Estaba sentado en el sillón mientras la tenía entre mis brazos.
-¿Tan fea la he hecho?
-Que va, todo lo contrario, es tan pequeñita.
Nos sonreímos y besé a Diana con todas mis ganas.
-Te adoro, mi niña, os adoro. Ya tengo dos niñas que cuidar.
-Vas a ser un súper papá.
-Y tú una súper mamá.
Pasaron varios meses después de el nacimiento de nuestra primogénita. Diana jr (como la llamaba yo) creció muy rápido y era muy espabilada, pero a la vez tranquila como yo, se parecía bastante a Diana pero tenía ciertos rasgos míos, mis ojos, mi pelo y mis labios.