DARKLIGHT

O c h o

Despertar 

Parte I

Me sentía fatal había pasado otra noche sin poder dormir bien por el sueño nuevo y la voz atormentándome, tenia suerte si podía dormir más de cuatro horas seguidas. No me moleste en sacar mi bicicleta esta mañana porque estaba segura que sufriría un accidente por quedarme dormida o algo así, mejor decidí  arrastrarme hasta la parada de autobús y por primera vez en mi vida estaba en la escuela temprano.

Le di un ultimo sorbo a mi termo de café antes de meterlo al casillero y tomar el libro de la primera clase.

— Castaña — susurró Amir en mi oído llegando desde atrás, me revolvió el cabello y se situó frente a mi — ¿Me extrañaste?

Una sonrisa se formo automáticamente en mi rostro al verlo aquí y él extendió los brazos para abrazarme. Me acerque y le di un puñetazo.

— ¡Me mentiste! — él retrocedió y se llevo la mano a donde lo golpeé haciendo una mueca —. Dijiste que no te dejarían volver hasta la otra semana.

— ¡No es razón para golpearme!

— Sabes que no me gusta que me mientas.

— Era una sorpresa— dijo haciendo un puchero — . Necesitas controlar tu agresividad.

Me reí  negando con la cabeza y lo abracé.

— Y tu bipolaridad.

— Estoy feliz de que hayas vuelto— dije revolviendo su rojizo cabello —, ya sabes que te extrañe.

Era cierto que lo iba a visitar casi todos los días a su casa pero no era lo mismo a tenerlo cerca todo el día, había sido así por once años.

— No voltees pero Samuel nos esta mirando justo ahora — susurró mientras miraba disimuladamente detrás de mi — ¿No han habido avances con él?

No preste atención a lo que Amir preguntó porque me giré buscándo a Sam y efectivamente estaba varios casilleros mas atrás con sus amigos pero su mirada estaba fija en nosotros.

No había podido dejar de pensar en lo que paso después del funeral de Owen y  a que podría haber llegado todo si Khai no hubiera aparecido.

Cuando se dio cuenta que lo estaba mirando se puso rojo como un tomate, acomodó sus gafas y disimulo buscar algo en su mochila. ¿Podía ser mas lindo? 

— Sutil Emma — soltó Amir agarrándome por los hombros y dirigiéndome a nuestra clase —, muy sutil.

Entre al salón pensando en que apenas acababa de llegar pero ya me quería ir. Estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener los ojos abiertos y agradecía que Amir con sus manos en mis hombros me guiara hacia nuestros lugares al fondo, si no tal vez ya estaría en el suelo.

—Oh, tu debes ser Khai — dijo Amir cuando llegamos a nuestra mesa.

Demonios, había olvidado esto.

Khai no contestó,  recostado en su asiento junto a la ventana con los brazos cruzados sobre su pecho se limitó a mirarlo con expresión aburrida y después desvío su mirada hacia mi.

Ayer después de la laguna  habíamos caminado en silencio hasta mi casa, pude distinguir el atisbo de una sonrisa en su cara cuando nos despedimos pero no lo volví a ver hasta hoy. 

Forcé una sonrisa. 

No sabia que pensar sobre lo de ayer, o lo del sábado, o cualquier día con Khai. Casi siempre desde que lo conocí lo quería golpear por su horrible actitud, pero ayer en verdad me había divertido con él y al parecer él también conmigo, cosa que había creído imposible.