T r e c e

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Compañeros del crimen

—Amir, ¿quieres parar de ignorarme?— pasando totalmente de mi se acerco a Lauren para susurrar en su oído y siguió limpiando la barra.

—Dice que agradecería que lo dejaras trabajar.

—Si no me ignoraras lo consideraría.

—Dice que te lo ganaste —responde Lauren después de que Amir volviera a susurrarle al oído.

—¡No podía hacer nada! —me defiendo impidiéndole el paso cuando trata de alejarse de mi, Lauren por su parte huye a servir más café a las personas de una mesa lejana cuando ve que vamos a empezar a discutir —No, ¡escuchame!

Amir me lanza una mirada asesina al ver que esta atrapado y explota muy tranquilamente.

—Me cambiaste... —dice con desprecio —,por él.

—Ya te explique porque lo hice.

—Y ya te dije que es una tontería, no te puede controlar con eso.

—Lo ataqué, Amir.

—Fue en defensa propia.

—Si pero el problema es que él no era del que tenía que defenderme.

Guarda silencio un momento.

—Ni siquiera creo que te pueda demandar.

—No lo se pero me siento mal por lo que le hice.

— Al diablo tu sentido de decencia Emma — avienta el trapo con el que estaba limpiando —, hablare con él.

— No, no lo harás.

Chasquea la lengua y me mira.

— No me agrada, no me gusta que se aproveche de ti — dice cruzándose de brazos —, tiene que saber que no estas sola.

— Creo que puedo manejarlo Amir — le digo tranquilizandolo, él sabía que podía además de que era terca.

No me gustaba todo este asunto tanto como a él pero por primera vez desde que hice el acuerdo con Khai siento que puedo sacar ventaja de el.

— Bien — dice no muy convencido y me da un pequeño empujón.

— Bien — lo arremedo ocasionando una infantil pelea de cosquillas.

— ¡Chicos! paren — dice Mike saliendo por la puerta de la cocina cargando una caja con lo que creo son pequeños sobres de azúcar y mirando a todos lados como si lo avergonzaramos —, ¿o tengo que separarlos yo?

— ¡Ja! Ya no creo que puedas con nosotros — dice Amir en tono altanero mientras Mike pasa los sobres a un frasco de vidrio —, si no lo has notado ya crecimos podemos...

Amir no lo vio venir, yo no lo vi venir, nadie lo vio venir. Mike en menos de dos segundos tomo la nariz de Amir entre sus nudillos y la apretó hasta que la cara de Amir combinó con el color de su cabello.

— ¿Quién dices que no puede niño?

Un quejido nada atractivo salio de la boca de Amir.

DARKLIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora