T r e i n t a y n u e v e

532 57 27
                                    

¿CUAL ES LA MAYOR PREOCUPACIÓN?

Una risa incrédula sale de mis labios.

—¿Una maldición? ¿Eso no es posible o sí?

—Tan posible como que existan los demonios —responde Khai—. Esto lo tuvo que hacer uno de ellos.

—Espera un segundo —lo interrumpo confundida—, los demonios no hablan.

—Existen muchas clases de demonios, Emma —informa Julie—. Y algunos definitivamente hablan e incluso pueden lucir como tu o yo.

—Pero con menos alma —coincide Khai.

—Y más escalofriantes, por supuesto.

Por alguna razón me entran náuseas y tengo que sostenerme del escritorio. Un demonio que luce como una persona, habla y tiene el razonamiento suficiente como para lanzar una maldición. Si creía que los demonios con los que me había topado hasta ahora eran un problema esto iba más allá de mí.

— ¿Te has topado con alguno? —pregunto a Khai que frunce el ceño.

—No, hemos corrido con suerte de que ninguno haya cruzado hasta ahora.

—No me refiero aquí.

—Un demonio que habla, sí. Muchas veces ya que son los que dan más problemas en Dakryos. Los más comunes son los Okrus que son grandes, destructivos y con más cerebro que los Neruk. Pero no lo suficientemente inteligentes o poderosos para lanzar una maldición y demasiado grotescos como para lucir como una persona.

— ¿Entonces quien si es lo suficientemente inteligente?

—Algún demonio mayor —asegura Khai cruzándose de brazos—, no son muy comunes.

— ¿Entonces no tienen idea de quien puso lanzar esa maldición?

Julie niega con la cabeza.

—Hace mucho tiempo que no se ve un demonio mayor en Dakryos.

—Entonces esto no es algo reciente, podría no tener nada que ver con mi abuela.

— ¿Pero entonces porque lo tendría? —cuestiona Khai—. ¿Porque correr el riesgo de sacarlo de la sala de pergaminos si no tiene nada que ver con ella? ¿Porque deshacerse de el a escondidas?

Guardo silencio.

—Necesitamos las partes faltantes —dice Julie de repente.

—No existen, la abuela las quemo.

—Pero encontraste esto —refuta señalando el pedazo de papel frente a nosotros—, tal vez haya sido descuidada con alguna otra cosa. Necesitas entrar a ese ático.

—Podría intentarlo de nuevo cuando se vaya a dormir.

—Emma, no podemos seguir perdiendo tiempo. Tienes que hacerlo ya.

—No puedo hacer que se sienta acorralada, la última vez que lo hice resulto en esto. Y algo me dice que si vuelve a suceder nos quedaremos sin nada porque lo va a destruir todo.

DARKLIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora