MALAS COMPAÑÍAS
Khai no hace el intento de voltear a verme, simplemente se queda ahí con las manos sobre su regazo, una pierna colgando del árbol y su cabeza recargada en el tronco de éste. Verlo así causa una punzada de celos en mi ante el recuerdo de mi última desastrosa huida, para él parece lo más natural del mundo.
—Vigilando —responde.
—¿En mi árbol? —me inclino sobre el alféizar de la ventana para observarlo mejor ya que se encuentra aun inmóvil, solo entonces me percato del brillo del unsur que pasa a través de las heridas de su cuello—. ¿Paso algo?
—Nada de que preocuparse.
—Siempre dices lo mismo, pero aun así siempre estas herido.
—No tienes que preocuparte por mi.
No lo dice en un tono brusco, es más bien como si en realidad me implorara que no lo hiciera.
—Claro—digo molesta, recordar lo de esta tarde no me sienta bien y menos porque él es el que apareció en mi ventana, no al revés—. Bien, entonces...
Hago un intento por cerrar la ventana pero su voz me lo impide.
—Tal vez también vine a regresar esto.
Extiende su brazo en mi dirección aún lleva puesta mi bufanda alrededor de su mano a pesar de que estoy segura que sus heridas ya debieron sanar para este momento. No hago caso a su devolución y entonces voltea a verme.
—¿Qué haces aquí realmente, Khai?
Parpadea y sus ojos tienen un brillo azul generado por el unsur. Puedo notar que quiere decir algo, de verdad quiere hacerlo, pero entonces lo veo agachar la cabeza y no lo hace. Me quedo mirándolo y nos quedamos así en un silencio que lo dice todo para mi: Quiero ayudarte, pero eres demasiado. Te besé, pero me voy a ir. Confío en ti, pero no lo suficiente. No somos iguales. No somos iguales. No somos iguales.
Giro bruscamente sin soportarlo más y me dirijo hacia mi armario, tomo el hent en mi puño y regreso para extenderselo a Khai. Él mira en su dirección sin expresión alguna, tarda un momento hasta que por fin lo toma y yo extiendo mi mano aun más.
—Mi bufanda —digo cuando su gesto se frunce en confusión.
Khai la mira en su puño y puedo jurar que lo veo apretarla aun más, pero aun así la extiende hacia mi.
—Bien —digo cuando la tomo y retrocedo—. Supongo que es todo.
Le dedico una ultima mirada. Una ultima oportunidad, pero otra vez... nada. Y entonces cierro la ventana en su cara.
✧ ✧ ✧
Khai se marcho casi al instante, lo supe porque no me pude mover de la ventana por un largo rato. Mi bufanda estaba limpia y podía percibir el olor de Khai en ella, por lo cual también termino en el fondo de mi armario.
Por la mañana sali a correr un poco más temprano de lo usual para evitar toparme con él y ahora me encuentro en Flink's pagando por los daños. Justo como ayer, Carl nos tiene a todos en una fila horizontal mientras habla sobre algo de hacernos cargo de nuestros errores.
—El gerente fue muy amable al no presentar cargos, pero a mi me gusta la disciplina así que ninguno de ustedes se va a mover de aquí hasta que dejen este lugar implecable y reparen las mesas que dañaron ayer —su voz es dura como la de un militar y camina de un lado a otro tratando de intimidarnos—. Y no señor Harrison —dice cuando Tank va a intervenir por tercera vez ofreciendo pagar las mesas—, el dinero no lo arregla todo. Ahora a trabajar.
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DARKLIGHT
FantasyEmma Campbell tenía una vida tranquila que se veía empañada por los extraños sueños que la atormentaban por la noche. Pero esos sueños empiezan a parecer cada vez menos locos después de la llegada de los hermanos Julie y Khai al pueblo y la tranqu...