T r e i n t a y u n o

4K 274 112
                                    

UNSUR

—Por cuarta vez, no vendemos eso aquí.

Maddison dirige sus astutos ojos hacia mí para después negar desaprobatoriamente con la cabeza, su largo cabello lacio meciéndose de un lado a otro.

—Bien, entonces quiero... —se lleva una mano a la barbilla mirando pensativa el cartón enmicado que es el menú—, una hamburguesa. Poca mayonesa, no mostaza. Gracias.

Me sonríe maliciosamente mientras me regresa el menú, después observa su costoso reloj un segundo antes de sacar su celular ignorando mi rostro molesto.

—¿Sabes lo que es una cafetería? —respondo tratando de mantener una voz amable—. Cafés, malteadas, pasteles y muy milagrosamente sándwiches. Si querías una hamburguesa deberías haber ido a Flink's.

—Me apetecía venir aquí, este sitio es más... acogedor —dice inspeccionando todo el lugar—. Además, ya conoces la frase mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca.

Ruedo los ojos.

Mis sospechas de que solo está aquí para fastidiarme se confirman como por octava vez al ver la sonrisa que se forma en sus labios al saludar a la persona que acaba de hacer que la campana de la puerta tintinee.

Sam nos saluda al llegar hasta nosotras.

—Samuel, llevo más de quince minutos esperando —reprocha Maddison—. Si esto no te importa solo dilo, detesto la impuntualidad.

—De verdad lo siento tenía unos asuntos que arreglar y...

La mano de ella se alza indicando que escuchó suficiente y después me mira a mí.

—¿Podrías traernos dos tazas de café? —ordena, pero tan solo unos segundos después parece recordar que los demás también tienen opinión y agrega: ¿Café está bien verdad? —no es exactamente una pregunta así Sam se limita a asentir, pálido y un poco perdido. Maddison al ver su reacción suelta una risita y posa su mano sobre la de él—. No estoy molesta cariño, no te preocupes.

Los observo sin entender nada, pero cuando Sam esconde sus manos debajo de la mesa y me ofrece una sonrisa inocente yo aparto la mirada. Me alejo de la mesa echando humo por la cabeza hasta llegar a la barra. ¿Qué se traeran estos dos? Antes de hoy nunca los había visto juntos.

N-u-n-c-a.

Sin mencionar que ella tomo su mano y él ni se inmuto... ¡Maldición! no tenía derecho a molestarme, aunque ni siquiera estaba segura de estar molesta y eso me molestaba más.

—Dos tazas.

La abuela, al otro lado, me observa arrugando la frente por mi tono de voz pero por primera vez, desde que tengo memoria, no me pregunta que me pasa.

El ambiente entre nosotras había estado algo tenso desde hace dos días cuando trate de sacar el tema de mis padres y ella se limitó a darme evasivas para después huir. Aunque no hayamos discutido, el silencio que había predominado entre nosotras desde entonces nos había distanciado. Mi insistencia la habían puesto a la defensiva y ahora me evitaba constantemente cosa que no negare se siente como mil alfileres perforando mi pecho.

La alarma de mi celular me sobresalta indicándome que faltan solo diez minutos para las seis.

Hora de irse.

Me quito el delantal para después inclinarme sobre la barra y tomar mi mochila al otro lado.

—Iré a terminar mi proyecto en la biblioteca —le informo a la abuela que pone frente a mí las tazas de café—. Oh, casi lo olvido Mike me pidió que te diera esto.

DARKLIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora