V e i n t i d o s

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VISITAS INESPERADAS

 —Te digo que fue horrible —exclama Amir angustiado contándome de su fatídica noche mientras nos dirigimos a la escuela—. El peor sueño que he tenido. Esa horrible ave no dejaba de burlarse de mi mientras se comía mi comida, yo trataba de alcanzarla pero no podía avanzar. 

Me reí.

—¿Esa fue razón suficiente para llamarme llorando a las cuatro de la mañana?—inquiero elevando mi vista al cielo.   

El día daba indicios de ser uno de esos bipolares y yo no había traído ningún suéter, solo la chamarra de Sam que descansaba sobre el manubrio de mi bicicleta. Desde ese día en el hospital no lo había vuelto a ver, pero había escuchado que había ido a una competencia de ciencias fuera del pueblo y hoy regresaba.  

Amir, que esta jugando a tratar de no caer de la orilla de la banqueta me mira indignado y hace un gesto negativo con la cabeza.

—La razón por la que te marque fue porque cuando desperté había una de esas en mi ventana y me miraba con odio, se veía con ganas de sacarme los ojos. 

Me detengo frente al bastidor de bicicletas frente a la escuela y Amir me ayuda a sacar la cadena de mi mochila.

—Fue solo un sueño —respondo mientras le pongo el candado.

—El ave fue muy real, todavía tengo escalofríos.

Me rió ante su imitación de un escalofrió y niego con la cabeza. 

—Quisiera tener esa clase de sueños —digo dejando escapar un suspiro.

—Sabes estuve leyendo sobre que los sueños se conectan con tu propia realidad —dice ahora serio—. ¿Qué pasa si tus pesadillas no son sobre tus padres? Si no sobre ti y lo que puedes hacer. 

 —¿Lo que puedo hacer? —pregunto con miedo, mis sueños son mayormente sobre destrucción y esa es la ultima cosa que quisiera estar relacionada.

La respuesta de Amir se ve interrumpida por sus compañeros de lacrosse que llegan gritando, festejando la victoria del viernes, uno de ellos toma la cabeza de amir con su brazo y revuelve sus rizos rojizos. Niego con la cabeza con una sonrisa mientras empiezan a actuar como locos y decido alejarme.

Pero entonces lo veo, Grant esta frente a la puerta de Hardford observándome. Cuando ve que me doy cuenta inconscientemente lleva su mano a su nariz y se mete a la escuela rápidamente.  

No lo pienso dos veces, agarro la chamarra de Sam y corro tras él esquivando, empujando y disculpándome con las personas que se me atravesaban.          

—¡Oye, espera! —grito, una vez adentro, tratando de alcanzar a Grant. 

De mala gana se detiene y me observa. De cerca su nariz se ve muy hinchada y amoratada. Pero no me siento para nada culpable al ver la mirada de odio que me dedica.

—¿Que quieres? —escupe enfadado.

—Tienes que dejar de seguirme —respondo molesta, yo soy la única que tiene derecho a estar enfadada aquí, no él—. Porque si no me dejas en paz te juro que no me importara ir a la policía. 

DARKLIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora