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Despertar

Parte III

Me desperté de golpe sintiendo el calor inundarme. Por un momento no pude ver nada porque algo me cegó, apreté mis ojos con fuerza por un minuto antes de tratar de adaptar mi vista. Miré a mi alrededor. Estaba en mi habitación, en mi cama, supongo que me había quedado dormida en algún punto mientras leía. 

Palpé la cama en busca del libro para acomodarlo en la mesita de noche aun lado de mi cama pero lo único que sentí fue un extraño polvo adherirse a mi piel. Encendí la lampara de la mesita para darme cuenta que el polvo era en realidad ceniza y esta estaba por toda mi cama y manos. Me levanté apresuradamente quitando las sabanas de encima de mi y sacudiéndome los brazos. 

¿De dónde había salido eso? 

Respiré hondo varias veces y mire a todos lados sin saber que estaba buscando. Caminé hacia la ventana pero esta se encontraba cerrada con seguro. El olor a quemado se percibía en la habitación. No sabia que hacer y no sabia que pensar, me agaché buscando el libro debajo de la cama, entre las sabanas, en mi pequeño escritorio pero no encontré nada. Me quedé viendo mi mano manchada por las cenizas... esto era imposible.

  ••• 

 —¿Tu libro? — pregunta la profesora impidiéndome el paso con su brazo cuando intento entrar desapercibida a su clase.

Le brindo mi mejor sonrisa mientras retrocedo un poco pensando que responderle.

Estaba segura que me había quedado dormida con él, pero cuando desperté se había desintegrado y yo me encontraba cubierta en sus cenizas. 

Si... no le diría eso.  Tal vez si le dijera que mi perro se lo comió...

— Fuera, Emma— me dice cuando se da cuenta que diré alguna estupidez. Asiento, giro sobre mi y salgo del salón. Con ella lo mejor era no discutir. 

Camino sin rumbo por un rato hasta que termino en el campo donde Amir entrena Lacrosse, claro que él no esta ahí en estos momentos. Me dirijo hacia las gradas poniéndome unos guantes para soportar el frió que empieza a haber y para mi sorpresa ahí esta Julie leyendo un libro rojo desgastado que descansa sobre sus piernas. 

  — Hola —  digo al acercarme. Ella sorprendida cierra el libro con fuerza mientras levanta su mirada hacia mi.

— Oh, hola—  me dice nerviosa disimulando una sonrisa —. Pensé que tenías clase.

Me encogí de hombros y me senté una grada mas abajo mirándola. 

— ¿Qué leías? — pregunté curiosa.

 — Un libro... — asiento para que continúe — solo son recetas viejas de mi abuela, me gusta leerlas de vez en cuando. 

 — ¿A tu abuela también le gusta cocinar? Se llevaría genial con la mía.

 — No..., ella ya murió—  respondé — . Pero estoy segura que se hubieran congeniado muy bien.

— Lo siento.

— No te preocupes fue hace mucho, y nuestra relación no era como la tuya con tu abuela — su sonrisa era triste — . Estábamos algo distanciadas por el trabajo de mis padres. 

— Al menos los tenias a todos ellos —  traté de consolarla —  Aunque amo a mi abuela con todo mi ser, me hubiera gustado tener también a mis padres conmigo.  

— No los conociste ¿verdad? 

— No, cuando ocurrió su accidente era muy pequeña.

— ¿Y desde entonces vives con tu abuela? — inquiere Julie.

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