Q u i n c e

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Sentimientos 

Estaba aturdida y no entendía que acababa de pasar. Un extraño cosquilleo persistía en mis manos y se negaba a irse mientras caminaba hacia la cabaña. La noche casi había llegado y los chicos estaban terminando de organizar las cosas para marcharnos, así que pasaban apurados por todos lados.

Amir debería estar buscándome.

— ¿Has visto a Amir o Julie? —, pregunte a un chico que iba pasando.

— Julie fue con una chica por ahí — señalo un camino entre los árboles —, creo que estaban buscando algo.

El aturdimiento desvaneció para ponerme alerta. ¿Solas? Nos habían prohibido separarnos así . El chico se encogió de hombros cuando pregunté.

— Solo eran ellas.

Mire indecisa. Lo mejor seria encontrar a Amir e ir a buscarlas. Empecé a correr para encontrarlo pero un gritó estremecedor rompió en el aire. Me pare en seco. Todos lo hicimos. Se escuchaba lejano pero claro. Otro grito. Me gire con el corazón latiendo rápidamente en el pecho.

Julie...

Todos estabamos conteniendo el aliento e inmóviles. Nadie estaba haciendo jodidamente nada. Mire con detenimiento a cada uno. El miedo puede provocar sentimientos oscuros en las personas, o la ausencia de ellos. Pero yo no me podía quedar ahí, algo me lo impedía.

Corrí. Tal vez no en la dirección más inteligente, pero si en la dirección que creía correcta. Tenía gas pimienta en la mochila, unas piernas fuertes y un reciente terrible humor.

Esperaba que con algo de suerte alguien me siguiera. Tal vez un adulto, alguien mas fuerte que yo o alguien con un arma.

Unos fuertes brazos me rodearon atrapandome cuando estaba por adentrarme al bosque.

— Nunca debes correr hacia el lugar de los gritos. ¿Qué no lo sabes?

Me revolvi entre sus brazos.

— ¡No lo entiendes! Julie esta ahí — por un momento pareció confundido pero pronto su mirada cambio a una oscura, una que no había visto antes, y me soltó.

Sin decir nada Khai se dirigió con pasos firmes y rápidos a la dirección que yo había señalado pero Sam se interpuso en su camino.

— Hazte a un lado — gruño Khai.

— Nadie puede moverse de aquí, vuelvan a la cabaña los encargados se ocuparan de esto.

— Eres idiota si crees que me quedare aquí mientras mi hermana esta en peligro. Apartate.

La voz de Khai era fría como el hielo.

Sam no se movió.

— Sam tenemos hacer algo, podrían estar heridas y necesitar ayuda — dije acercandome y separándolos.

— O pueden resultar heridos ustedes también. Nadie hará nada hasta que los encargados llamen a la policía y nos digan que hacer.

Khai lo quito de un empujón del camino y cuando Sam iba a detenerlo me interpuse. Negué con la cabeza, detrás de él podía ver a los encargados hablar entre si y reunir a los alumnos, yo seguí a Khai.

— ¡Emma! — gritó Sam y Khai se giro con una mirada asesina.

No voltee. Llegue lado de Khai girándolo para continuar.

— Vamos no hay tiempo.

Agarré una rama que encontré en el camino y lo sostuve como una espada con una mano mientras que con la otra sostenía mi celular iluminando por donde iba. No se había escuchado ningún grito más desde que escuchamos el primero hace cuatro minutos pero  Khai se veía preparado para saltar sobre cualquier persona o cosa que se cruzara en su camino.

DARKLIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora