XLIX Alma

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Las nubes eran más oscuras que el corazón de Rumpelstiltskin. El cielo estaba completamente tapado por ellas. Y el viento parecía querer llevarse el mundo.

Dexter y Lumen estaban en su habitación del castillo besándose.

-Tengo algo para ti.-Dijo Lumen. -Sólo espera.

-¿Qué vas a buscar?- Preguntó Dexter viendo que Lumen se vestía.

-Algo para divertirnos un poco más.- Respondió Lumen.

Ella salió del castillo y caminó en busca de una botella de ron que había dejado en la casa que Dexter le había prestado.

En la inmensa oscuridad, Lumen sólo se guiaba por piedras blancas que resaltaban el camino.

Al pasar cerca de un parque con juegos para niños, se asustó al escuchar el ruido de las hamacas. Pero continuó igual.

Llegando a su casa, sintió que algo se había cruzado en el camino.

-Iee- Dijo asustada.

Tenía la boca algo abierta, y muy tensa la parte debajo de la mandíbula. Pero siguió caminando. Casi en la puerta, desde atrás de unos árboles, logró ver que la casa estaba rodeada de sirenas.

Silenciosamente, Lumen fue a buscar la punta de alguna rama de árbol a la que llegase.

Y encontró una. La cortó tratando de no hacer ruido, pero el 'clic' agudo se escuchó igual.

Cuando se dio cuenta, Manuela estaba sosteniendo sus manos y tenía la boca sobre ella. La reina apareció por delante.

-Ya era hora.-Dijo la reina.- Por todo lo que hiciste, por Vita, por las otras sirenas, por apoyar a los hechiceros, por hacer que Dexter nos traicione, perdimos decenas de sirenas por eso. Por cagarte en todo. Por creerte mejor. El que ríe último, ríe mejor.

Lumen no paraba de llorar. Quería escapar, y por más que lo intentase una y otra vez, Manuela la sujetaba. Tenía la boca sobre el cuello de Lumen, y mordió. La mordió. La mordió tan fuerte que salían chorros de sangre de su cuello.

Manuela la soltó y la dejó caer.

La reina Rodolfa pasó una piedra transparente sobre el cuerpo de Lumen. Del cuerpo salieron luces doradas que fueron absorbidas por la piedra la cual tomó un color un poco más dorado.

Otras sirenas llevaban una tabla en la que estaba recostada Úrsula. Apoyaron la tabla al lado de Lumen y pusieron la piedra en su mano.

Las sirenas comenzaron a cantar a coro

Arima, zuretzat, zuretzat gaur dagoen.
Munduko beste batzuk, zure gain beste batzuk egiteko.
Baina gaur egungo duzu, dotorea soul, egiten gaitu Ohore handia.
Gaurko, sortu da, eta gure ohorea da.
Oh Oh Oh.
Orain hildakoak gogoratzen duen inork maitasun premicia urrunen arima simple bateta gaur egungo zure txanda egiteko ohorea digu zen.
Ah Ah Ah*

La piedra volvió a ser transparente de repente.

-Lo hemos hecho.- Dijo la reina.- Úrsula tiene el alma vengativa de Lumen. Lo hemos hecho- Repitió.- ¡Hemos creado una sirena!

Las demás sirenas gritaron y aplaudieron.

Luego de un rato de festejo, las sirenas volvieron a la cúpula dejando en el suelo el frío cuerpo de Lumen.

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*Vieja canción vasca en relación con las almas.

Se que me odiarán por este capítulo, pero era muy necesario ya verán.

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