XXXIX Inseguridad

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Nazarena cayó al piso, ahogada, muerta. Manuela desesperadamente apretó su panza, pero la sirena no respondía.

Las sirenas por fin dejaron salir sus lágrimas, esas que se venían aguantando desde aquellas pérdidas en el castillo del rey. Y luego hicieron notar su furia y sed de venganza.

-¿A quién matamos por Nazarena?-Preguntó la reina a Rumpelstiltskin.

-Creo que a los hechiceros azules.-Dijo el Darkone.-La muerte de Nazarena fue a través del trompo de la muerte y creo que esa es la razón por la que Mooneyes juntó a los hechiceros, para que lo protejan.

Una sirena llena de heridas en su cuerpo, llegó arrastrándose al castillo. Había sobrevivido al ataque de Lumen.

-Lumen me hizo esto.-Dijo dificultosamente.

-Esa rubia cada vez nos da más razones para matarla.-Dijo Manuela rabiosamente.

Las sirenas la envolvieron en gasa y la cargaron hasta la cúpula.

Rumpelstiltskin buscó a Almen, a quien no encontró. Su cara se puso pálida. Estaba muy asustado.

La desconfianza en sus esclavos hizo que los lleve a una misma habitación a todos ellos. Levantó alto su mano. Con la palma abierta, la bajó gritando Antirrakaka. Todos perdieron su vida y al poco tiempo desaparecieron. 

Ahora estaba sólo en su castillo y lo único que lo diferenciaba de Mooneyes era su nombre.

RumpelstiltskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora