XLIV Camas

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Rumpelstiltskin apareció junto a Belle en su castillo. Belle lloraba y miraba al Darkone sin entender cómo podía no sentir ni un poco de pena por los demás.

Rumpelstiltskin estaba perdido en el cabello ondulado de Belle y en sus ojos marrones cristalinos que hacían juego con su cabellera castaña clara. El Darkone no podía apartar su mirada, pero cuando se dio cuenta de lo que hacía le dijo a Belle:

-Bien, lo que harás es limpiar mi ropa, la casa, atender la puerta, servirme lo que yo necesite. - 

-¿Por qué? ¿Por qué necesitas a alguien si puedes hacerlo todo con magia? – Le preguntó Belle secándose las lágrimas.

-No lo necesito, es más, maté a todos los que me servían. Pero es más lindo saber que alguien lo está haciendo, es más humano.

Belle no comprendía qué le cambiaba, quizás porque a ella le daría igual.

-¿Por qué yo? – Preguntó ella.

El Darkone no respondió y le pidió urgentemente una taza de té. Belle se la dio lo más rápido posible. Él, se sentó con la taza a mirar el paisaje por la ventana. Se sentía libre.

Cuando llegó la noche, Belle preguntó por una cama, pero Rumpelstiltskin la encerró en un cuarto vacío y pequeño.

Pero Rumpelstiltskin soñó que Belle dormía plácidamente en una cama rosada don un cubrecama verde de lana igual al que él tenía en su cama tejido por Milah.

Cuando despertó notó que Belle se levantaba de una cama igual a la que había visto en sueños.


RumpelstiltskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora