XLVII Cercanía

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Belle, se levantó una vez más de su cama en el pequeño cuarto que le había proporcionado Rumpelstiltskin. Calentó una pava. Sirvió un té, lo tomó fijándose muy cuidadosamente que el Darkone no se haya levantado. Sirvió otro té. Agarró cinco masitas de las que había preparado el día anterior, las untó con mantequilla y se las llevó a Rumpelstiltskin. Lo despertó.

-Señor.- Dijo temerosamente.- Señor, aquí están sus tostadas.

Rumpelstiltskin abrió los ojos, vio el rostro de Belle y sonrió. Pero rápidamente se dio cuenta de lo que había hecho. Se sentó en la cama, agarró la bandeja sin decir ni gracias. Y tomó el té.

Luego Rumpelstiltskin se levantó. Disfrutó viendo moverse el cabello de Belle para un lado y para el otro mientras barría

-Limpia una habitación para Almen.- Ordenó.

-¿Almen?- Belle sonrió. - ¿Lo has encontrado?

El Darkone no respondió, pero le gustó que a Belle le haya importado. Luego recordó cómo Julie le había quitado el reencuentro con su hijo y la manó le empezó a temblar.

-Almen nos dio esto.-Mostrándole una carta con la dirección de la vieja casa de Rumpelstiltskin.- No nos sigas a ningún lado. Sabes que Almen está con nosotras. Puedes matarnos, pero así nunca lo encontrarás. Cuando los hechiceros azules estén muertos, tendrás a tu hijo.

Rumpelstiltskin se sentó en la silla de la punta de una mesa muy larga. Dejó descansar a Belle quien se sentó en la silla más cercana a él.

-Gracias.- Dijo Belle sonriente.

RumpelstiltskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora