LII La bella y la bestia

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Rumpelstiltskin apareció en la sala principal de su castillo con la daga en la mano. Necesitaba guardar la daga en un lugar seguro. Pensó y pensó. Se transportó a la cueva en la que Almen había encontrado a los hechiceros. En una de las tumbas colocó su daga. La cubrió de tierra. Hizo aparecer un cuchillo en su mano, con el que se cortó su dedo pulgar. Dibujó en la tierra una línea de sangre, luego cortó sus otros dedos y terminó quedando un cuadrado de sangre. Con la otra mano tocó el cuadrado diciendo unas raras palabras. Había logrado un hechizo de protección. Cualquiera que intentara algún contacto con la tierra sin tener vínculo sanguíneo con el Darkone, se desmayaría inmediatamente.

Luego de esto, buscó a Belle. La dama estaba limpiando la ventana por la que siempre miraba Rumpelstiltskin cuando se sentaba a descansar.

-¿Cómo han obtenido la daga?-Preguntó enojado el Darkone.- ¿Acaso alguien anda buscando más castigo que obedecer encerrada aquí?

-No tienes por qué tratarme así. Lo hice por mi familia. Tú hubieses hecho lo mismo. - Contestó Belle.

-Puede ser.- Dijo Rumpelstiltskin aun sabiendo que él no se hubiese animado. -Pero eso no cambia el hecho de que lo hiciste. Y no creo que haya beneficiado mucho a tu familia.

-¿Por qué lo dices? – Gritó preocupada.

-No importa.

Rumpelstiltskin agarró a Belle y la llevó hacia un pequeño cuarto vacío.

-Me asombra tu cobardía.- Dijo Belle.

-¿De qué hablas?

-Esto no es lo que quieres. Deseas besarme, lo sabes. Deseas que compartamos este castillo, deseas despertar al amanecer con mi cuerpo a tu lado, deseas...

-Eso no es cierto.- Gritó Rumpelstiltskin enojado.

Pero sabía que Belle tenía razón. Además, pensaba que si ella se lo había dicho es porque quería que intente.

Pasaron las horas, Rumpelstiltskin caminó pensando por todo el castillo. Hasta que se animó. Fue hasta ese cuarto, abrió la puerta y preguntó:

-¿Y qué es lo que deseas tú?

Belle se acercó a Rumpelstiltskin y sin siquiera mirarlo lo besó.

Rumpelstiltskin se sintió maravillado, disfrutó el beso al máximo. Pero pronto se notó debilitado, percibió que el amor le quitaba parte de su poder.

Entonces quitó su boca de los labios de Belle. La dama asintió, habiendo entendido lo que había pasado.

-Sigues siendo un cobarde.-Dijo.

Rumpelstiltskin dejó la puerta del cuarto abierta y se sentó a mirar por la ventana sin importarle lo que haría Belle.

-Tu padre murió, lo siento. Tu hermano lo mató.- Dijo el Darkone a escuchar a Belle entrar a la misma habitación que él.

Belle no contestó, tomó una silla y se puso al lado del Darkone a mirar por la ventana. Notaron que Cuspedo se acercaba caminando pero ninguno dijo nada.

Cuando escucharon el toc-toc de la puerta. Rumpelstiltskin dejó atender a Belle.

Cuando la dama atendió vio a su hermano usando un atuendo de su padre. No habló, lo miró haciéndole entender que ya lo sabía.

-Lo siento, Belle, tuve que hacerlo.

Belle no le contestó. Cuspedo, en silencio, extendió su mano dándole una invitación al velorio de su padre y a la coronación del nuevo rey, actos que se producirían en el mismo evento.

Cuspedo dio la vuelta y comenzó a alejarse. Belle cerró la puerta.

RumpelstiltskinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora